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Adiós a Juan Velarde, el economista sabio
Premio Príncipe de Ciencias Sociales en 1992, impulsor y presidente de honor de los Cursos de La Granda, deja un legado incalculable de sabiduría
SUSANA D. TEJEDOR
GIJÓN.
Sábado, 4 de febrero 2023, 01:37
El economista asturiano Juan Velarde, figura clave intelectual desde hace décadas, artífice e impulsor de los Cursos de La Granda, falleció ayer a los 95 años, en Madrid, tras sufrir una caída en su domicilio y permanecer varios días en el hospital. Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1992, premio Jaime I de Economía en 1996, Medalla al Mérito en el Trabajo en 2013, y Doctor Honoris Causa por las universidades de Oviedo, Sevilla, Comillas, Alicante, Valladolid, Francisco de Vitoria y de Educación a Distancia, la lista de reconocimientos y premios que se le otorgó es tan extensa como intensa fue su trayectoria profesional.
Velarde vino al mundo en junio de 1927 en Salas, municipio que le nombró Hijo Predilecto. En Madrid estudió Ciencias Económicas, en la que fue la primera promoción, doctorándose con premio extraordinario. Ejerció la enseñanza, su gran vocación, como confesó en más de una ocasión, en distintas universidades. Fue catedrático de Estructura e Instituciones Económicas en la Universidad de Barcelona, y de Economía Aplicada en la Complutense de Madrid -era catedrático emérito-, e Ingeniero Agrónomo Honorario. Y siempre compaginó su labor docente con la redacción de artículos en periódicos y revistas especializadas, donde plasmó sus inquietudes y los resultados de sus continuos estudios.
Asimismo, era presidente de la Real Sociedad Geográfica, vicepresidente de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País y académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, que presidió de 2014 a 2018, donde también ostentó su presidencia de honor. Además, fue académico correspondiente de numerosas academias hispanoamericanas, así como de la Academia da Historia Portuguesa. Fue fundador de Unión del Pueblo Español (UPE), que se fusionó con Alianza Popular (precursora del PP). Durante años, compatibilizó su labor de catedrático y miembro del Consejo Superior de Estadística del Ministerio de Economía y Hacienda en representación del Consejo de Universidades, y en 1991 fue elegido consejero del Tribunal de Cuentas a propuesta del PP. También era miembro del Consejo de Ciencias Sociales de la Fundación Ramón Areces.
Trabajador incansable y apasionado de la economía, continuó trabajando hasta el final. Ni siquiera el coronavirus le impidió aparcar sus estudios y trabajos. Siguió escribiendo, muy atento a la actualidad y preocupado por la organización de los Cursos de La Granda, como presidente de honor.
Eso sí, se mostró muy crítico con la gestión de la crisis y «preocupadísimo» por la coyuntura económica, «una de las peores situaciones que he visto, salvo la prolongación de la Guerra Civil», comentó en una entrevista al diario EL COMERCIO.
Debate intelectual
Fue el alma y el gran impulsor de los Cursos de La Granda, sucediendo a Teodoro López-Cuesta y trabajando de forma infatigable por el éxito de la institución. En una de las muchas charlas que mantuvo con este periódico, cuando pasó el testigo a su sucesor, aseguró que las satisfacciones que le dieron los cursos fueron tantas «que es difícil elegir una».
También confesó que solo le había quedado una espinita en toda la andadura de La Granda: «Cuando alguno no supo interpretar adecuadamente nuestro espíritu», aunque, para su satisfacción, añadió que «también esto se resolvió». Y es que este espíritu se mantiene porque él lo dejó muy claro siempre: «La Granda es un sitio de debate intelectual para quien quiera escucharlo del más alto nivel, en el que se exponen puntos de vista diferentes».
Aunque su implicación nunca cejó, en el verano de 2022 le pasó el testigo al catedrático de Ciencia Política Benigno Pendás, presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y miembro del Consejo de Estado y del Instituto de España. Velarde pasó entonces a ser presidente de honor. De Pendás dijo que era «un fichaje espléndido; tiene buenas relaciones con el mundo intelectual, político y con las Cortes, y se lleva muy bien con el Rectorado de Oviedo».
Siempre pendiente de su tierra, creía que «Asturias tiene grandes cualidades para desarrollarse en el terreno económico». Para despejar el camino, su apuesta pasaba, dijo, «por mejorar las conexiones y las infraestructuras, lo que permitiría a la región extender su ámbito de influencia».
En su opinión, la mayor virtud de la economía española es «haber sabido que es imposible alcanzar un desarrollo aceptable sin abrirse al exterior». Por contra, su mayor pecado, «haberse dejado seducir por el romanticismo y crear, en el mapa nacional, adhesiones a planteamientos locales basados en proteccionismos y rupturas de la unidad del mercado interior español».
Cuando en una ocasión le preguntaron qué consideraba que habían hecho bien y mal, en economía, Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez, respondió tajante: «En lo único bueno que coincidieron todos fue en aceptar la vinculación con la Unión Europea. Con el 'milagro Aznar-Rato', la economía creció y la inflación fue mínima, recuperando a España de la tremenda crisis dejada por el Gobierno de González». Con Zapatero fue muy crítico: «Lo hizo pésimamente mal; hubieran sido positivas sus conexiones con Iberoamérica si, automáticamente, no las hubiera utilizado para relacionarse, ahí, con tesis populistas, indigenistas y antiespañolas».
En cambio, consideraba que Rajoy «lo hizo francamente bien, superando la brutal crisis de 2008»; y Sánchez, hasta ell momento, «no ha hecho más que empeorar los errores cometidos por Rodríguez Zapatero, con uno máximo, a mi juicio, que es la sumisión a los planteamientos de separatistas».
Mente privilegiada
La inflación ha vuelto, ¿debemos asustarnos?, se le preguntó recientemente. Su respuesta fue firme: «Sí, porque se une a una lamentable política económica, por ejemplo, en el aspecto de un considerable déficit del sector público; de una equivocada política laboral; de las consecuencias de una pésima política exterior respecto a Estados Unidos y, también, a la propia Unión Europea, con añadidos tan lamentables como los de los intereses españoles en África; por causa de populismos, que rompen los lazos económicos con Iberoamérica; y, también, una especie de abandono de posibilidades en Asia, porque los enlaces derivados de Filipinas, en relación a Estados Unidos y a Japón, se nos han esfumado en una región mundial -no solo encabezada por China- que hubiera podido impulsar a España».
Conversador, con una mente privilegiada, Velarde deja un legado incalculable de sabiduría, de trabajos económicos y de implicación en numerosas materias. Asturias permaneció siempre en su corazón y esta tierra, a la que regresaba siempre que podía, le admiró y le agradeció que desde La Granda atrajese a personalidades de primer nivel para compartir sus conocimientos en el Principado.
Juan Velarde será trasladado hoy al tanatorio de Las Rozas. A las 12, se celebrará una misa y luego será enterrado.