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HUGO ÁLVAREZ
Antonio Garamendi reclama en Oviedo que los políticos «dejen vivir a las empresas»

Antonio Garamendi reclama en Oviedo que los políticos «dejen vivir a las empresas»

El presidente de la CEOE espera un gobierno «estable y moderado» y rechaza que el problema demográfico tenga que ver con la precariedad laboral

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Viernes, 12 de abril 2019, 13:57

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Llegó a Asturias el día que comienza la campaña electoral, pero se encargó de dejar claro que los empresarios «no están en campaña ni van a las elecciones». Sin embargo, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en un acto organizado por Fade en el Hotel de la Reconquista, sí dejó claras cuáles son las necesidades del colectivo que preside y, entre ellas, que de los comicios pueda salir «un gobierno estable y moderado». También que la Administración permita a las compañías crecer y desarrollarse, sin trabas fiscales, burocráticas u normativas en un contexto de desaceleración que ya se está dejando notar. «Zapatero a tus zapatos», señaló, recurriendo al refranero para defender el diálogo social con sindicatos, sin interferencias de quien no vive en primera persona las relaciones laborales. «Si nos dejan a las mesas (de la negociación colectiva) eso lo arreglamos, pero si la política entra tendremos un problema», aseguró.

Por un día, el presidente de Fade, Belarmino Feito, ejerció de entrevistador y, ante un numeroso público formado por empresarios y directivos asturianos, fue preguntando a Garamendi por los problemas que más preocupan al colectivo que preside. El máximo responsable de la CEOE reclamó que se dé más valor a los empresarios, hasta propuso crear «un día del orgullo empresarial», y defendió que son responsables del 90% del empleo. «Nosotros creamos riqueza, cuando otros crean gasto», aseguró en referencia al sector público, para mostrarse muy crítico con las trabas a su actividad, desde las que llegan vía impuestos -alertó de que puede dejar de merecer la pena tener una empresa- a las burocráticas, con demasiado tiempo dedicado al papeleo o una falta de unidad de mercado que ha provocado que «multinacionales no se quieran instalar en España». «A las empresas hay que dejarlas vivir para generar riqueza», afirmó, idea que fue desperdigando en todas en sus intervenciones.

Pero, además, Garamendi se mostró «preocupado» por el incremento de la deuda pública y del déficit, de los 'viernes sociales' «sin partida presupuestaria» o de la «contrarreforma laboral». También criticó la Subida del Salario Mínimo Interprofesional, que no ha afectado tanto en las grandes capitales, subrayó, como en la periferia y puso como ejemplo los efectos que ha tenido en las familias que tienen contratada a una persona para trabajar en casa. «Los que no se creían empresarios», describió, de los que dijo que muchos han tenido que bajar las horas de sus empleadas domésticas. Por ello defendió también flexibilidad, como la que ofrece el AENC, que «es orientativo», recalcó ante Feito, que criticó duramente en su día a subida salarial que proponía de entre un 2 y un 3%.

Además, Garamendi reclamó un mayor esfuerzo ante los retos de la digitalización y la globalización y una reforma de la formación, «porque es un desastre». «Nosotros no queremos dar clases, pero sí decir lo que necesitamos», manifestó, ante la falta de profesionales cualificados para puestos relacionados con ese mundo digital, pero también «con el analógico».

Por otro lado, en línea con las demandas que se realizan desde el Principado, el presidente de los empresarios defendió una transición energética que no afecte a la competitividad de la industria. Como vasco, no ser «tan de Bilbao» como para querer acelerar los plazos de descarbonización que fija la UE y censuró que gran parte de la factura eléctrica poco tenga que ver con la generación.

Justo antes del acto, ante los periodistas, y al ser preguntado por los posibles efectos de la precariedad laboral en la caída demográfica, Garamendi fue tajante y desligó ambos asuntos. «Se habla siempre del trabajo precario pero la mayoría del empleo no es precario», defendió, para añadir que «el problema demográfico tiene poco que ver con un puesto de trabajo», sino de «un problema triste de la sociedad moderna» pero no derivado del empleo y que habrá que ver cómo atajar.

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