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Ernesto Madera y Pascual Cabaño, de la quesería Rey SIlo, situada en Pravia. PALOMA UCHA
Los aranceles de Trump golpean de nuevo a la industria agroalimentaria asturiana

Los aranceles de Trump golpean de nuevo a la industria agroalimentaria asturiana

La decisión de EE UU de mantener un gravamen a los productos españoles supone una traba más para la exportación en plena crisis

P. ALONSO

oviedo.

Viernes, 14 de agosto 2020, 02:09

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Todos esperaban que Donald Trump levantase la mano y suprimiese los aranceles a los productos españoles impuestos el otoño pasado. Pero, lejos de hacerlo, ha optado por continuar apretando y mantener las tasas, una decisión que supone otro golpe más a la industria agroalimentaria asturiana. El sector acoge la decisión con preocupación, aunque bien es cierto es podría haber sido peor porque la Administración estadounidense había planteado elevar al 100% los impuestos a estas importaciones. «Si llega a subir los aranceles aún más del tipo actual, las pequeñas industrias agroalimentarias que exportan a Estados Unidos lo hubieran tenido bastante difícil para seguir haciéndolo», coinciden en Asturias.

Así lo advierten desde el Consorcio de Alimentos Tradicionales de Asturias (CATA), una entidad que agrupa a media decena de pequeñas empresas del sector, algunas de las cuales mantienen, desde 1992, relaciones comerciales con el país norteamericano, al que exportan quesos y miel. Si ya en su momento la imposición de tasas de entre el 10% y el 25% a los productos españoles como el queso, el vino o el aceite acordada por Trump -en respuesta a las subvenciones europeas al fabricante aeronáutico Airbus- ya «afectó bastante a la exportación», una subida de las tasas en plena crisis por la pandemia hubiera supuesto para muchos un duro revés.

«Durante un tiempo, los productores asumimos parte del coste de los aranceles y, cuando estaba previsto consolidar los precios, llegó el coronavirus», señala el presidente de CATA, Marino González, con lo que ahora venden al mismo precio, pero menos mercancía. La COVID-19 ha mermado las ventas y los aranceles no contribuyen en nada a amortiguar esa caída. Todo lo contrario. «Son una traba económica más y suponen un problema para la exportación», apuntan desde la quesería Rey Silo, de Pravia. Más aún en un mercado que «no es fácil», según CATA, y en el que los requisitos y condiciones para acceder a él son muy exigentes.

No obstante, no todos los productores han notado el impacto de los aranceles en las ventas. En la Quesería Maín, propiedad de la presidenta de la DOP del Queso Cabrales, Jéssica López, han seguido exportando «con normalidad». Como se trata de un producto gourmet y caro en Estados Unidos, la diferencia en el precio no es mucha, asegura. En su caso, es el exportador quien asume el coste del arancel, explica esta productora que desde hace una década envía entre un 25% y un 30% de su producción a dicho país.

Los aranceles de Trump no solo perjudican de forma directa a quienes exportan a Estados Unidos. De manera indirecta, también puede perjudicar a otras compañías. «Cualquier barrera arancelaria supone una alteración de los flujos y, en consecuencia, del resto de los mercados y de los precios, que tenderían a reajustarse a la baja», explican desde Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA), una de las grandes industrias agroalimentarias de la región y que «defiende el libre comercio».

Aunque Trump no ha elevado el arancel, la posibilidad continúa sobre la mesa, ya que dentro de seis meses la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) volverá a estudiar el caso y podría llegar a implantar esa tasa. Desde que comenzó 2020 Asturias exportó productos agroalimentarios a EE UU por un valor de algo más de un millón de euros, 1,7 millones menos que el pasado año.

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