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Arcelor avanza en los planes de productividad de las factorías asturianas, que pasan por amortizar empleos ante el mayor despliegue de la automatización de ... la actividad en los próximos años. En este escenario, la empresa planteó este jueves a los sindicatos su intención de suprimir 51 puestos de trabajo en el departamento de Energías entre las fábricas de Gijón y Avilés. Según explicaron fuentes sindicales, este recorte implicaría un aumento significativo de las funciones a realizar por parte de la plantilla resultante –pasaría de 236 a 185 trabajadores–, movilidad entre ambas factorías y cambios en el régimen de trabajo, entre otros aspectos.
La mayor merma se produciría en el área de fluidos, donde la empresa plantea amortizar 19 en Gijón y otros 14 Avilés. La dirección argumentó a los sindicatos que algunos de los puestos a suprimir no están cubiertos en la actualidad, por lo que el impacto de la reorganización de tareas será menor que la aparente. No obstante, no ha especificado si esas salidas serán traumáticas o se realizarán prejubilaciones o bajas incentivadas.
Estas amortizaciones, que comenzarán a negociarse formalmente en próximas fechas, se suman a las 70 anunciadas en la acería de Gijón, motivadas por la construcción del horno eléctrico, que requerirá de menos personal en las instalaciones. Y todavía quedan por negociar planes de productividad en otras dependencias, como el correspondiente a hornos altos y sínter. Además, está el más de un centenar de empleos del área de servicios que se externalizarán a India y Polonia, cuya cifra exacta se desconoce, así como la forma en la que se producirán esas salidas.
Recientemente, la multinacional anunció la eliminación de 600 puestos en Francia por la caída del mercado siderúrgico. Pero, pese al incierto panorama que impacta en las economías del Viejo Continente y a los problemas que atraviesa el sector y que llevaron a la Comisión Europa a elaborar el Plan de Acción del Acero y el Metal, Arcelor confirmó ayer su intención de invertir 1.200 millones de euros para descarbonizar la planta francesa de Dunkerque. En concreto, para construir un horno de arco eléctrico (EAF), similar en cuanto a sus características al que se está construyendo en la acería de Gijón, aunque la diferencia del montante entre uno y otro –el asturiano supone una inversión de 213 millones– se debe a la capacidad productiva, que será muy superior.
La siderúrgica destacó que colabora «estrechamente con el Gobierno francés, cuyo liderazgo ha sido clave en la defensa de la industria siderúrgica en Francia y Europa». Arcelor justifica su decisión de retrasar sus proyectos de descarbonización en Europa por la situación del sector, que atraviesa «su peor crisis desde la crisis financiera de 2009». Sin embargo, el Plan del Acero anunciado en marzo «genera optimismo respecto a la próxima implementación de mecanismos eficientes de defensa comercial y de ajuste en frontera de las emisiones de carbono (mediante el CBAM)».
A juicio de la multinacional, la revisión de las medidas de salvaguardia para el acero que entró en vigor el pasado 1 de abril representa «un primer paso en la dirección correcta». Tras este avance, la industria siderúrgica europea «requiere ahora de una limitación efectiva de las importaciones al 15% de la demanda del mercado, así como un mecanismo de gestión de la cadena de suministro eficaz que evite, en particular, la redistribución de recursos», añadió. En este contexto, Arcelor confía en que, poco después del verano, se reunirán «todas las condiciones para relanzar su plan de descarbonización» en Dunkerque.
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