Una entidad renacida de sus cenizas y con voraz apetito comprador

Abanca renació de sus cenizas entre 2013 y 2014. Con 650 oficinas en España, además de representación en Francia, Reino Unido, Alemania, Suiza, Portugal, México, Venezuela, Panamá, Brasil y Estados Unidos, el banco nació del rescate de Caixa Galicia y Caixanova. La operación llegaba después de más de 9.000 millones de ayudas públicas y supuso pérdidas para el Estado superiores a los 8.000. En este contexto, el venezolano de origen asturiano Juan Carlos Escotet se hizo en 2013 con él en una subasta pública y por apenas 1.000 millones.

Los resultados de la compra de la tercera reestructuración más costosa de la banca española lo situaron como octavo banco del país, con 51.000 millones en activos, pero con ansias de crecer. La compra de la filial portuguesa del Deutsche Bank y a finales de año de la filial española de Caixa Geral de Depósitos dieron un gran impulso a la entidad. Aportarán 151 oficinas y un volumen de negocio de 13.500 millones.

Abanca, que el pasado año declaró unos beneficios de 430 millones, es un banco con demostrado apetito comprador. No es la primera vez que se fija en Liberbank, la referencia competidora en la cercana Asturias, pero nunca había llegado a una apuesta con precios y plazos como la que opa que se conoció el viernes, dirigida a los principales accionistas antes que a los ejecutivos del banco asturiano y sin referencia alguna a Unicaja Banco, el otro actor en liza y con quien Liberbank negociaba su fusión.

Abanca pone sobre la mesa 1.300 millones en dinero contante y sonante. La contraprestación de la oferta es en efectivo para acciones de Liberbank que representen un máximo del 75% de su capital social y se ofrecería a sus accionistas titulares de entre el 25% y el 45% del capital la posibilidad de canjear su participación por acciones de Abanca.

Según los 0,56 euros por acción del precio de la opa, la entidad de Escotet valora el banco de origen asturiano en 1.717 millones de euros.

No obstante, la oferta tiene fecha de caducidad. El 1 de marzo, como máximo, tiene que haber una respuesta. En caso afirnativo, la toma de control se concretaría en tres meses, según la entidad gallega, tras el inicio del proceso de revisión de libros del banco que comenzaría el mes de marzo.