Torre de refrigeración de la térmica de Soto de Ribera. P. LORENZANA
El carbón

Las centrales térmicas cuadruplican su producción en un año marcado por la guerra europea del gas

La generación eléctrica con carbón está en alza, pese a que la UE insiste en que recurrir al combustible fósil debe ser una medida temporal

PALOMA LAMADRID

GIJÓN.

Lunes, 1 de agosto 2022, 00:59

El carbón sigue ganando peso dentro del 'mix' nacional, el conjunto de fuentes de energía que abastecen a empresas y población. Los datos recogidos ... por Red Eléctrica, el operador del sistema, muestran que la generación con este combustible fósil se ha multiplicado por cuatro en un año, al pasar de ocho a 33 GWh, según el balance diario de esta semana en comparación con el mismo periodo del pasado año. Un incremento muy notable a pesar del cierre o desmantelamiento de la mayoría de las centrales térmicas españolas. De hecho, la única de la península para la que no se ha solicitado aún el cierre es para la de Aboño, en Asturias, propiedad de EdP. En territorio insular, en Mallorca, Es Murterar -de Endesa- también sigue funcionando.

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Asimismo, se mantienen disponibles para atender la demanda las centrales de Soto de Ribera (Ribera de Arriba) y Los Barrios (Cádiz), ambas propiedad de EdP -la segunda es un activo adquirido a Viesgo-. Hasta finales del pasado mes de junio, también estaba operativa As Pontes (La Coruña), pero Endesa decidió dar por finalizado el proceso de reactivación iniciado en noviembre tras agotar sus reservas de carbón. Precisamente, en los últimos meses de 2021, la conjunción de bajas temperaturas y la escalada del precio de la electricidad impulsada por los mercados internacionales del gas llevó a que la térmica gallega volviese a la actividad más de dos años después de su paralización.

El papel de las centrales térmicas ha vuelto a cobrar protagonismo a raíz de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ante el temor de que el Gobierno de Vladímir Putin corte el suministro. Tal es la preocupación que la Comisión Europea ha elaborado un plan para que los Estados miembros ahorren gas de cara al próximo invierno. No obstante, el ejecutivo comunitario recalca que la vuelta a la generación eléctrica con carbón mediante la reapertura de centrales, que defienden países como Alemania y Francia, debe ser una medida temporal. En ello insistió la comisaria de Energía, Kadri Simson, en su intervención en la jornada 'Diálogo político anual. Iniciativa para las regiones del carbón en transición', celebrada el 7 de julio en Oviedo. «Quiero ser clara, son respuestas de emergencia, y aunque nos ayudarán de cara al próximo invierno, no son soluciones a largo plazo», apuntó en referencia a la reactivación de las térmicas.

Por un lado, Europa no quiere desviarse de su hoja de ruta para lograr una economía más verde, pero, por otro, está dispuesta a relajar las exigencias medioambientales para incentivar la producción eléctrica con carbón ante la amenaza rusa. En España, el Gobierno ha solicitado un informe a Red Eléctrica para anticipar las necesidades del sistema. Sobre este análisis de posibles escenarios futuros, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha explicado que solo se estudia si es necesario retardar el cierre de As Pontes, pero no el del resto de térmicas que continúan activas.

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Más caro que el gas

En la reunión que mantuvo esta semana Ribera con representantes de los grupos políticos del Congreso para explicarles el plan de contingencia que prepara el Gobierno, la ministra aportó una serie de datos que consideró significativos. En concreto, explicó que el precio del carbón en los mercados internacionales está más alto que el del gas, a lo que hay que sumarle el del CO2, que se encarecería si las térmicas se reactivasen por la mayor demanda de derechos de emisión. Además, los plazos de suministro de este combustible fósil oscilan entre los ocho y los quince meses.

De modo que Ribera no es partidaria de regresar al carbón para producir electricidad debido, entre otras cuestiones, a estos condicionantes. «En nuestro caso no es una solución porque tenemos garantías de aprovisionamiento de gas y no tan claro qué ocurre con el carbón; las limitaciones son importantes», apuntó en dicha reunión. Precisamente, el mapa de regasificadoras -entre ellas, la de El Musel, que comenzará a operar en 2023- y el refuerzo de las interconexiones gasistas fueron los argumentos esgrimidos por Ribera para oponerse al plan europeo de ahorro de gas, que finalmente se modificó, para adaptarse a las singularidades de cada país.

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