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Estados Unidos y China cierran la primera fase del acuerdo comercial

Washington se compromete a reducir los aranceles a cambio de que Pekín adquiera productos agroalimentarios americanos por valor de 50.000 millones de dólares

zIGOR aLDAMA

Viernes, 13 de diciembre 2019, 17:26

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Muchos meses ha estado Donald Trump deshojando la margarita del acuerdo comercial con China en Twitter. Un día escribía que la paz arancelaria estaba al cabo de la esquina, y al día siguiente aseguraba que las condiciones que imponía China eran tan inaceptables que era necesario incrementar la presión sobre sus productos. Así que, como en la fábula de Pedro y el lobo, pocos se tomaron muy en serio los últimos mensajes exultantes del presidente estadounidense en su red social favorita. «Estamos MUY cerca de un GRAN ACUERDO con China. Ellos lo quieren, y nosotros también», tuiteó el pasado jueves. Pero esta vez va en serio: Estados Unidos y China cerraron este viernes el acuerdo de la primera fase de la paz comercial.

Lo confirmaron tanto el Ministerio de Comercio de Pekín como el Gobierno de Washington. «Hemos alcanzado un consenso sobre el texto del acuerdo y para retirar los aranceles de forma proporcional», informó el primero. «Hemos alcanzado un acuerdo histórico y vinculante en la primera fase del tratado comercial que propiciará reformas estructurales en los ámbitos económico y comercial de China, y en áreas como la propiedad intelectual, la transferencia de tecnología, la agricultura, los servicios financieros, y el sistema de cambio de la moneda», detalló el segundo.

Como había vaticinado el diario oficialista chino Global Times en un editorial publicado horas antes de la noticia del acuerdo, «Trump ha tomado una postura más positiva, y parece indicar que Estados Unidos y China se encontrarán a medio camino». No he vano, Washington ha cedido para lograr el acuerdo y reducirá los aranceles que impone a importaciones chinas por valor de 370.000 millones de dólares. Concretamente, 250.000 millones serán gravados con un impuesto del 25%, mientras que el resto tendrá que tributar un 7,5%. Además, Trump se compromete a no aprobar los nuevos gravámenes que tenía preparados para castigar otros bienes chinos por valor de 160.000 millones de dólares. China, por su parte, hará lo propio con los productos estadounidenses que tenía en la diana.

«Si finalmente se cierra la primera fase del acuerdo, creemos que la sociedad china adquirirá de forma más activa productos agroalimentarios estadounidenses», añadió el Global Times. Y, efectivamente, eso es parte del trato. China se compromete a incrementar las importaciones del sector alimentario americano hasta los 50.000 millones de dólares al año, el doble del volumen actual. Sin duda, esto supondrá un alivio para los agricultores americanos, que forman también un importante pilar del electorado de Trump. Según el Wall Street Journal, si el gigante asiático no cumpliese con las compras prometidas, los aranceles se reintroducirían.

En cualquier caso, hasta que la firma de Trump no esté sobre el texto del acuerdo -algo para lo que hace falta cerrar unos últimos trámites, según el Ministerio de Comercio chino-, Pekín prefiere mantener la cautela de la que ha hecho gala durante los 17 meses que dura ya la guerra comercial entre las dos superpotencias mundiales. Además, esta es solo la primera fase de un tratado que debe ir mucho más allá. «Las negociaciones se tienen que dar respetando los principios de igualdad y de respeto mutuo. Y el acuerdo debe ser beneficioso para ambos países, 'win-win'», señaló la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Hua Chunying.

Eso es lo que esperan también empresas e inversores, razón por la que este viernes los mercados de valores de Shanghái y de Hong Kong cerraron con fuertes subidas -el índice Hang Seng de la excolonia británica saltó un 2,6% y el de la capital económica de China un 1,78%- y la divisa china, el yuan, se revalorizó frente al dólar hasta máximos no vistos en más de cuatro meses. Otras bolsas asiáticas, como la de Tokio, también cerraron la jornada al alza.

Pero el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, se encargó de echar un jarro de agua fría durante su participación en un foro gubernamental celebrado en Pekín. Allí, Wang fue más allá del marco de la guerra comercial y acusó a Trump de «atacar de forma injustificada» a China en diferentes frentes: desde el diplomático, hasta el tecnológico. «Este comportamiento es casi paranoico, muy raro en las relaciones internacionales, y severamente dañino para la base sobre la que se sustenta la confianza mutua que tanto ha costado forjar entre China y Estados Unidos», afirmó Wang.

No en vano, la guerra comercial se analiza a menudo como el enfrentamiento entre las dos principales economías mundiales por la hegemonía en el siglo XXI. De ahí que trascienda el ámbito del comercio e impacte directamente en el político, el empresarial, e incluso el militar. «Esperamos que Estados Unidos se calme rápido, que mire a China y al mundo de forma racional, y que trabaje con China para alcanzar una coexistencia pacífica y mutuamente beneficiosa, fuera de la confrontación», añadió Wang durante un discurso en el que detalló los retos diplomáticos a los que se enfrenta el país más poblado del mundo.

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