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agencias / n. A. E.
Martes, 14 de julio 2020, 09:55
EdP ha anunciado este martes que anticipará el cierre de sus centrales de carbón en Portugal y España a 2021 y 2022, en línea con su estrategia de descarbonización. Esto significa que solicitará en «próximas fechas» el cierre del grupo 3 de Soto de Ribera, que mantendrá sin embargo sus ciclos combinados de gas (Soto 4 y Soto 5). En el caso de Aboño, para el grupo 1 mantiene sus planes de transformación, que llevarán a la instalación a quemar exclusivamente gases siderúrgicos de Arcelor a partir de 2022, en consonancia con los objetivos de economía circular de la Unión Europea y España. Esto, según afirmó este mismo mes el consejero delegado de EdP en España, Rui Teixeira, podrá darle unos siete años más de vida útil. Aboño 2, que es multicombustible -se enciende con gas natural y quema carbón y gases siderúrgicos- se mantendrá como apoyo «ante cualquier indisponibilidad». Por tanto, quedará como el único grupo de carbón en España, ya que el resto de compañías energéticas han ido anunciando en los últimos meses el cierre de todas las centrales que emplean este combustible fósil. EdP aclara que estos cambios no supondrán pérdida de empleo.
Esta medida se adopta después de que la compañía invirtiera 90 millones de euros en actualizar el grupo de Soto, que inició su actividad en 1984, y el 2 de Aboño, que se puso en marcha en 1985, para poder continuar activos más allá del pasado 30 de junio, cuando entraba una normativa más restrictiva en materia de emisiones de la Unión Europea. Sin embargo, el consejero delegado de EdP, Miguel Stilwell de Andrade, que sustituye de forma temporal a António Mexia, suspendido de forma cautelar por la justicia lusa, ha justificado la decisión de anticipar el cierre de las centrales de carbón en los bajos precios del gas y los elevados precios del CO2, así como de la estrategia enfocada en renovables, alineada con las metas europeas de neutralidad de carbono, «además de la voluntad política de anticipar esos plazos».
La central de Soto de Ribera (con 346 MW de potencia), han explicado, «no produce energía desde hace más de un año» y la empresa está actualmente «validando proyectos» con el objetivo de desarrollar «un proyecto innovador de almacenamiento de energía». Esta instalación cuenta con un grupo de carbón que hace tiempo quedó al margen del mix energético y dos ciclos combinados.
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Para la central de Aboño, EdP ya ha pedido la licencia para la transformación de su grupo 1 en una central que utilice solo gases siderúrgicos a partir de 2022. Aboño 2 se mantendrá como apoyo a cualquier indisponibilidad contribuyendo así a una economía más circular. «Este es el primer proyecto de transición justa que se desarrolla en una central de carbón en España», aseguran, al tiempo que afirman que «los cambios en las centrales de Aboño y Soto no supondrán pérdida de empleo». No obstante, fuentes de la multinacional aclaran que esa función de apoyo del grupo 2 no tiene por qué ser residual. De hecho, este grupo funciona con normalidad y entra prácticamente a diario en el sistema para abastecer a la gran industria asturiana y para quemar gases de Arcelor.
En el caso de la central lusa de Sines, EdP ya ha entregado a la Dirección General de Energía y Geología su declaración de renuncia a la licencia de producción para que pueda concluir su actividad en enero de 2021. La instalación está parada desde el 25 de enero. En esta misma localización de Sines, EdP está validando el desarrollo de un proyecto de producción de hidrógeno verde, en consorcio con otras empresas.
En sus diferentes emplazamientos, EdP espera llevar a cabo una serie de proyectos que estén alineados con la transición energética. Estas potenciales inversiones «podrán aún ser incluidas en el fondo para la Transición Justa con el objetivo de ayudar a las regiones a reconvertir su economía, cuidado del medioambiente y promover la actividad económica».
«EdP mantiene una posición de liderazgo en la transición energética, con una estrategia enfocada en la descarbonización y en el crecimiento sostenido en renovables. Con la aceleración de ese proceso, sobre todo en el último año, asistimos a una inevitable reducción de las perspectivas de rentabilidad de las centrales de carbón y la pérdida de competitividad de ese mercado», ha señalado el consejero delegado de EDP, Miguel Stilwell de Andrade.
Frente a este escenario, ha agregado, EdP «se refuerza con las elevadas inversiones en energía eólica y solar definidas en el plan estratégico». «Estamos en el camino acertado para cumplir nuestros objetivos de sostenibilidad para 2030: tener el 90% de la producción con origen renovable y reducir en un 90% las emisiones específicas con respecto a 2005», ha explicado.
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