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EL MUSEL, PUERTO DE GIJÓN: Objetivo verde

Objetivo verde

La sostenibilidad del medio ambiente se ha convertido en referente en las instalaciones

Susana Neira y Fotos: Damián arienza

Oviedo

Martes, 6 de abril 2021

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Al frente el mar Cantábrico, con una flora y una fauna marina de gran riqueza; y a sus espaldas Gijón, ciudad de la que forma parte indisoluble desde sus orígenes, a la que ha traído un tejido industrial y empresarial que le ha imprimido esa relevancia nacional e internacional y le ha permitido convertirse en la urbe de 271.000 habitantes. Con este privilegiado enclave, para El Musel la preservación del medio ambiente es una filosofía más que una serie de medidas específicas. «Tenemos un puerto moderno desde el punto de vista de las instalaciones y de tecnología, y todo con criterios de sostenibilidad medioambiental. No es una actividad más, es un concepto de trabajo», destaca Miguel Vallina, director de Planificación y Sostenibilidad.

Limpieza diaria de superficies. La renovación del pavimento de El Musel favorece la labor de limpieza de superficies realizada de lunes a domingo. Un trabajo continuo, con cubas y barredores, que incluso se extiende más allá de la propia zona portuaria

Una filosofía basada en estándares internacionales para preservar la calidad del agua, el aire y limitar el ruido, y una apuesta por la economía circular, que la Autoridad Portuaria de Gijón aplica desde la propia 'casa' e inculca a todos los operadores para garantizar el cumplimiento, vigilando estrechamente que todas las actividades se desarrollan conforme a la normativa y aplicando, si es necesario, sanciones de carácter económico.

En los últimos seis años, este organismo público ha invertido 10,5 millones de euros en actuaciones, como la adecuación de espacios y la pavimentación para facilitar la limpieza de las superficies, la instalación de lavaruedas en todas las salidas de los muelles graneleros para la higienización de los camiones antes de incorporarse a viales compartidos o la instalación de barreras vegetales. En concreto dos, una en la avenida Eduardo Castro, de un kilómetro de extensión, y otra en la trasera del muelle Marcelino León, de quinientos metros, para proteger la zona de acopio de los fuertes vientos que sobrevuelan el Cantábrico. Medidas que sirven para reducir «esa nube que con la actividad que desarrollamos a veces es complicado evitar».

Lavado de ruedas. Todos los camiones atraviesan estas instalaciones a la salida de los muelles graneleros para la higienización de las ruedas antes de incorporarse a viales compartidos. Además, es obligatorio el entoldado y la velocidad máxima es de 50 kilómetros por hora.

Con máquinas barredoras y cubas, una empresa externa se encarga de la limpieza y de minimizar la polvareda por el paso de los camiones. Un trabajo diario, de lunes a domingo, que incluso en ocasiones abarca más del propio perímetro portuario, extendiéndose hasta la zona de Candás. Labores complementadas con otras más específicas en cada operación de carga, descarga, depósito o levante de la mercancía por parte de las empresas estibadoras.

10,5

millones de inversión en los últimos seis años en medidas medioambientales

7

días a la semana trabajan las máquinas limpiadoras de baldeo y las cubas

1,5

kilómetros es la extensión de las dos barreras vegetales para reducir la contaminación

100%

de los muelles granelerostienen lavaruedas para higienizar los camiones

Un Musel verde, del siglo XXI, comprometido con el Cantábrico y la ciudad que reduce los impactos negativos de su voluminosa e imprescindible actividad con una vigilancia adicional en el control de las partículas en el aire, incluso «sin tener una obligación legal» por su condición de puerto, pero reflejando así su conciencia social. Dos estaciones miden las partículas PM10, una ubicada dentro del propio recinto portuario y otra en el puerto deportivo. Se encuentran conectadas a la red regional y su consulta está abierta al público en general. «Nuestro control, tanto de PM10 como de sedimentables –aquellas que no se respiran, pero que generan esa nube de polvo que en ocasiones se vislumbra en el entorno– es a efectos de ofrecer a la población el estado la calidad del aire en el puerto y cumplimos. Siempre estamos dentro de los límites que establece la normativa para una actividad como la nuestra», valora Sonia Llaneza, técnica de Sostenibilidad Ambiental.Todos los operadores, de manera adicional, están obligados a disponer de una autorización de actividad contaminadora de la atmósfera que emite el Principado.

Los controles físico-químicos, de los sedimentos y de la biota permiten el análisis constante de la calidad de las aguas de El Musel, «el puerto con las aguas más limpias del norte de España, según un estudio sobre las especies invasoras de la Universidad de Oviedo», destaca el presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón, Laureano Lourido.

Barrera vegetal. El Musel cuenta con dos pantallas anticontaminación, una de un kilómetro en la avenida de Eduardo Castro, y otra de 500 metros en la trasera del muelle Marcelino León para proteger la zona de acopio de carbón de los fuertes vientos.

Ese objetivo de ser un puerto de referencia ambiental se plasma, además, en la adecuada gestión de los residuos y la eficiencia energética. También en diferentes planes y proyectos, como un código de buenas prácticas para el manejo de graneles sólidos, y material divulgativo y didáctico que El Musel difunde entre la ciudadanía sobre los valores naturales del entorno. Encontrar ese equilibrio entre la actividad portuaria, que genera riqueza y empleo, la vida de los gijoneses, y la sostenibilidad son los pilares de esa filosofía de trabajo.

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