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Avelino Suárez, con la bandera angoleña de fondo, en su despacho de Impulso, la empresa que preside.
«La apuesta del Gobierno por la industria, hoy por hoy, es demasiado tenue»

«La apuesta del Gobierno por la industria, hoy por hoy, es demasiado tenue»

«Se han reducido los estímulos a la investigación y la innovación. Si esto no se reconduce, afectará a la competitividad de nuestras empresas»

AIDA COLLADO

Domingo, 29 de junio 2014, 02:11

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Flamante cónsul de Angola, el empresario asturiano Avelino Suárez, maneja las riendas de Impulso, una compañía especializada en los campos de la ingeniería, la arquitectura y la consultoría. A dos días de abrir una nueva oficina en Bruselas, Suárez mantiene que su principal ocupación es «que los profesionales de Impulso se encuentren a gusto porque, sin eso, no hay nada». Un dar para recibir que le ha permitido sortear la recesión y analizar el presente y el futuro de Asturias desde una tranquilidad que pocos conocen.

Remontémonos unos años atrás, al día en que la crisis llamó a su puerta. ¿Lo recuerda?

Fue en 2009 cuando la crisis se nos manifestó con toda su crudeza. Nosotros no la habíamos previsto, pero sí veíamos que desde 2007 la empresa no crecía. Así que reunimos a todos los profesionales de Impulso para decirles que era necesario embridar los costes y realizar algunos ajustes. Fue un día difícil, una decisión dura, pero importantísima tal y como hemos podido comprobar en la evolución posterior de la empresa.

Así que no lo vieron venir.

Algunos nos dicen que supimos ver la crisis, por nuestro rápido proceso de internacionalización, pero no es verdad. No sabíamos nada más allá de que llevábamos dos años sin crecer cuando deberíamos haberlo hecho. Contábamos con todos los recursos, pero estábamos estancados. No entendíamos qué ocurría.

Aun así se empeñaron en crecer.

Yo llevaba desde 2006 dando la lata con que debíamos iniciar un proceso de internacionalización para crecer. Así que primero nos fuimos a Portugal y luego a África (Guinea Ecuatorial, Kenia, Costa de Marfil y Angola) y América (Colombia, Perú y Nicaragua). En Europa estamos en Milán y Ginebra y ahora abriremos la nueva oficina de Bruselas. Esta última tienen como objetivo acercarnos a lo que ocurre en Europa.

¿Fue esa internacionalización la clave del éxito?

En 2007, la empresa facturaba en torno a los 8 millones de euros y contaba con 80 profesionales. Hoy, la plantilla es de 150 personas y nuestra facturación sobrepasa los 20 millones. Durante la crisis, hemos multiplicado por 2,5 los ingresos de la compañía, que ahora es un grupo.

¿Pero hasta qué punto su cuenta de resultados se debe a su salto al exterior?

Los 8 millones de 2007 los facturamos en su totalidad en España. Hoy en día, solo obtenemos el 20% de nuestros ingresos en el mercado nacional. El resto, un 80%, lo facturamos en el exterior: el 45% en África y el 35% en América.

Impulso desarrollará el plan geológico de Angola. ¿Qué supone un proyecto así para su empresa?

Estamos iniciando el plan ahora. Para nosotros supone permanecer de una manera muy intensa en el sector de las materias primas. No olvidamos que el origen de Impulso está ligado a la minería y nunca hemos querido perder el contacto. Así que el proyecto nos permite reasentarnos en nuestro sector de origen. Desde el punto de vista económico también es importante: es un proyecto de 115 millones de dólares. África está virgen en este sentido y otros muchos países tienen que abordar y profundizar sus investigaciones en el sector geológico minero.

Pues las empresas asturias le escuchan. ¿Cómo se consigue un contrato así?

Los contratos nacen siempre con la información. Hay que tener mucha información, saber lo que ocurre en el mundo, porque eso supone un factor decisivo para poder presentar una propuesta. En Impulso tenemos un departamento de desarrollo de negocio, que se encarga de todo lo referido a la información, a la búsqueda de los concursos y las ofertas internacionales que podrían interesarnos. Y una vez que se conocen las oportunidades, hay que creer siempre que nada está dado de antemano. Siempre que tengas medios para desarrollar un proyecto, hay que pelearlo hasta el final. Unas veces sale y otras muchas no, pero hay que intentarlo.

Así llegó a Angola hace ocho años y hoy es cónsul honorario.

Como dice el embajador, yo soy cónsul de Angola porque soy amigo incondicional del país. Fue uno de los primeros sitios a los que nos dirigimos para especializarnos. Allí aprendimos algo muy importante: tienes que amar los países donde te implantas. Y para eso hay que conocer su historia y su idiosincrasia. Para hacer negocios es imprescindible conocer a la gente. A cada país que voy, compro un libro de historia, el que estudian los chavales el último año de bachillerato, y otro de los actores más populares del momento. Yo amo Angola. He intentado contribuir con su Gobierno a un mayor conocimiento de la realidad española y asturiana con mis modestos conocimientos de capacidad relacional. Que la oficina del consulado de Angola esté aquí en Impulso, en Llanera, en Asturias es todo un orgullo. No podemos olvidar que Asturias y España tienen mucho que aportar al desarrollo potente y creciente de Angola.

¿Tienen más planes de expansión?

No será este año, pero el que viene abordaremos el desembarco en Mozambique. Su economía se está moviendo muy bien y podemos desplegar nuestra acción desde Luanda.

Las asociaciones empresariales se quejan de la elevada carga fiscal en Asturias, ¿coincide?

Opino como ellos, claro. Lo que queremos todos los empresarios es que los impuestos graven lo menos posible la cuenta de resultados para poder crecer. Los tributos son necesarios e imprescindibles, pero cuanto más podamos crecer, mejor. Estoy de acuerdo con las medidas adoptadas por el Gobierno central en la reforma fiscal, con la reducción del Impuesto de Sociedades y del IRPF, que va a influir en la recuperación del consumo. Se va por buen camino.

¿Confía en la evolución de la situación económica de Asturias?

La pinta es buena. Los datos que estamos teniendo indican una recuperación de la economía. El comportamiento de las empresas ha sido rápido y dice mucho y bien de los empresarios asturianos y españoles. Nuestra presencia en proyectos muy importantes que se están desarrollando en el exterior dan cuenta de la reacción de las empresas ante la crisis, que fue extraordinariamente importante por lo rápido, por su capacidad de actuación y exportadora. Pienso que la situación mejorará. Ojalá sea rápido, aunque yo creo que llevará un tiempo. Asturias se ha mantenido bastante bien, dentro de lo que ha sido una crisis profunda. El desempleo está bajando y el nivel de vida de la gente se ha mantenido en la medida de lo posible.

¿Pasa el futuro por la industria?

Siempre. No es posible el crecimiento económico sin apostar por la industria, sin favorecer las inversiones. Es la industria la que puede comportar un mayor nivel tecnológico, que se notará en los salarios y en un mayor nivel de vida. El Gobierno tiene la obligación de seguir políticas industriales claras en cuanto a la implantación y el desarrollo de la industria.

¿Y no lo hace?

Hoy por hoy, lo hace de una manera demasiado tenue. La apuesta ha de ser mucho mayor.

Habla de invertir en I+D+i.

Seguimos por debajo de los niveles europeos y se han reducido los estímulos. Si esto no se reconduce se verá afectada la competitividad de nuestras empresas. De todas formas, creo que se va a reconducir, porque las últimas medidas del gobierno apuntan hacia la reindustrialización y la competitividad.

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