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Interrumpibilidad, un servicio para aligerar la factura anual

Las empresas de la industria básica recurren a una herramienta que les permite ahorros de hasta un 40%

J. M. URBANO

Miércoles, 26 de noviembre 2014, 00:26

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Todas las grandes compañías pertenecientes a la industria básica, la dedicada a la producción de bienes primarios, son por definición consumidores de una gran cantidad de energía al basar sus fases principales de producción en hornos eléctricos que han de alcanzar elevadas temperaturas. En ese grupo hay que encuadrar las compañías dedicadas a la fabricación de acero, aluminio, cobre, zinc, ferroaleaciones, cemento, productos cerámicos, químicos y petroquímicos. Para todas ellas el suministro eléctrico es clave, ya que supone un parte importante en su estructura de costes, en ocasiones hasta tres veces el coste de la mano de obra.

Por este motivo, en España ha estado regulada hasta ahora la posibilidad de la interrumpibilidad, un servicio que esos grandes consumidores pueden ofrecer al sistema eléctrico en caso de emergencia y cuando así se lo demande el operador, en este caso Red Eléctrica (REE). Está regulado por la Orden ITC/2370/2007, de 26 de julio, y se retribuye a las empresas en base a un porcentaje de descuento sobre la facturación anual, con un límite máximo de 20 euros por MWh.

Alcoa figura entre esas empresas que están autorizadas como interrumpibles, dispuesta a modificar su demanda de energía ante una petición del operador del sistema. Existen cinco modalidades de interrupción, según el tiempo de preaviso mínimo necesario entre el instante de emisión de la orden de reducción de potencia y el inicio del primer periodo de aplicación; y por otro lado, por la suma de la duración máxima de todos los periodos que compongan la orden de reducción de potencia. Los tipos van numerados del 1 al 5, con una duración máxima, por ese orden, de 12 horas, 8, 3, 2 y 1 hora, y un preaviso mínimo, también por ese orden, de 2 horas, 2, 1 hora, 5 minutos y 0 minutos. Cada consumidor podrá contratar el servicio para los cinco tipos o sólo para los tres últimos.

En este momento no hay datos sobre lo que le supone a cada empresa, y a Alcoa en concreto, el ahorro por tener contratado un suministro interrumpible, pero en su día las tarifas que les eran de aplicación suponían un precio medio en torno al 40% del precio medio del sistema. De ahí la importancia de mantener ese contrato de interrumpibilidad que Alcoa no ha conseguido ahora para sus fábricas de Avilés y Coruña, y sí parcialmente para la de San Ciprián.

En la subasta que tuvo lugar hace unos días en Madrid, Alcoa quiso acceder a seis bloques de energía susceptible de parar en caso de petición de la REE, cuatro para la planta de San Ciprián y uno para cada una de las instalaciones de Avilés y Coruña. Sólo consiguió tres para San Ciprián, y aunque nadie ha explicado todavía si la multinacional norteamericana fue a la puja y cuánto ofreció, o si desistió directamente ante el precio fijado de antemano al considerarlo muy bajo y lejos de sus expectativas para poder compensar su factura eléctrica, Alcoa sí se apresuró a plantear, a través de los medios de comunicación, dos mensajes: uno, sin esos contratos de interrumpibilidad Avilés y Coruña corren peligro. Y dos: la empresa está dispuesta a que el Gobierno mueva ficha. «Estamos abiertos a estudiar todas las opciones si las autoridades ofrecen alternativas».

De momento Alcoa no ha reaccionado ante la primera respuesta del ministro de Industria: «Alcoa fue a una subasta y la perdió ante otros competidores. El problema es interno».

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