Las dudas sobre el plan verde de Arcelor contagian la negociación con los sindicatos
La empresa reconoce que no están confirmadas las inversiones y que sin su concreción no puede garantizar algunas de las peticiones de la plantilla
NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Domingo, 7 de mayo 2023, 03:08
La negociación del acuerdo marco, el pacto que rige buena parte de las relaciones laborales de Arcelor en sus plantas españolas, ha dado esta semana ... un salto de gigante con el acercamiento de posturas en materia salarial. De hecho, aunque no ha habido firma, tampoco ha habido ruptura, como se había consensuado en el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (SASEC). La clave ha sido que Arcelor haya aceptado un aumento anual que iguala el del Índice de Precios de Consumo (IPC) para 2022, 2023, 2024 y 2025. A ello se suma un variable de un 0,75% para los últimos tres años de vigencia, cuyos objetivos aún habría que definir.
La garantía del mantenimiento de poder adquisitivo era una de las líneas rojas fijadas por los sindicatos. Pedían mejoras adicionales, pero ahora reconocen que el principal escollo ya no está en el sueldo. El problema es de mayor calado porque afecta de lleno al futuro de las factorías de la región. Las dudas sobre la ejecución del plan verde de la multinacional, del que depende a largo plazo la continuidad de la siderurgia integral en Asturias, han contagiado la negociación.
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Julio de 2021 Pedro Sánchez y Lakshmi y Aditya Mittal anuncian el proyecto de descarbonización en Gijón.
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Febrero de 2023 La Comisión Europea aprueba la concesión de 460 millones de subvenciones para el plan verde asturiano.
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Abril de 2023 El Consejo de Ministros aprueba la ayuda, que se queda en 450 millones. Para ello publica un real decreto que plantea también numerosos condicionantes. Da tres meses para que se soliciten formalmente los fondos.
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Julio de 2023 Al inicio del mes vence el plazo para que Arcelor confirme si sigue adelante o no con el proyecto de descarbonización asturiano. Para entonces tiene que haber solicitado la ayuda. En caso contrario, la perdería.
Hay aún numerosos puntos de fricción para llegar a un acuerdo, pero hay tres que afectan sobremanera: la falta de garantía de contrato relevo para el personal nacido en 1962, la conversión de eventuales en fijos y que el documento recoja las inversiones que el grupo prevé acometer, como lo ha hecho en las ocasiones anteriores. Los tres están relacionados. Todo lleva de nuevo a la falta de confirmación del plan de descarbonización.
La dirección de recursos humanos de Arcelor no puede garantizar cómo podrán salir los trabajadores de más edad ni en qué momento sin tener claro cómo se desarrollará el trabajo en las plantas en los próximos meses, tampoco la cifra de temporales que pueden pasar a indefinidos y aún menos las inversiones que se van a realizar. Realmente, no se tienen claras las necesidades de personal de aquí a unos meses vista.
De inicio, aún no se sabe el estado en el que está el horno alto 'A', siniestrado en marzo, y que la compañía espera reparar y reactivar en junio, pero cuya puesta en marcha no está asegurada. Si entra en funcionamiento y con un mercado en evolución favorable, la producción aumentará y crecerán las necesidades de personal en el corto plazo. Si no se puede reparar o su coste no es asumible, estas se desplomarán.
Tampoco se tiene del todo claro que el proyecto de la acería eléctrica y la planta de reducción directa del mineral de hierro siga adelante. Es la dirección de la empresa a nivel global la que tiene la última palabra y el plan sigue sin recibir el visto bueno del comité de inversiones. A pesar del compromiso de la familia Mittal, que fue ratificado al presidente del Gobierno en el foro de Davos en enero, sigue habiendo dudas sobre su viabilidad económica en las condiciones actuales.
Ante esta situación, los responsables de la multinacional en España piden uno o dos meses a los sindicatos para definir cómo podría diseñarse la salida del personal nacido en 1962. Sin embargo, estos no se fían, después de que Arcelor bloqueara el contrato relevo a partir de 2020, a pesar de que estaba firmado con los representantes de los trabajadores. «Ahora ya habría un decalaje, hay gente que tendría que haber salido en enero», denuncian. De ahí que no admitan la promesa de que se encontrará un mecanismo para que puedan abandonar la empresa de forma anticipada y ni se asegure que sea el mismo de siempre. Piden confirmar el cómo y el cuándo e incluirlo en el acuerdo marco.
Si ni siquiera se puede definir cómo saldrá el personal de más edad, resulta imposible también cerrar la cifra de eventuales que se puedan hacer fijos, sobre todo, cuando el plan de descarbonización plantea la amortización de cerca de un millar de empleos, el 20% del total. Y la dirección española puede aún menos confirmar un proyecto que tiene que ratificarse en un órgano muy superior, el llamado Comité de Asignaciones de Inversión, que no acaba de pronunciarse. La clave del acuerdo marco y del futuro de las plantas está en su decisión.
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