Las empresas asturianas del metal perdieron cerca de 4.000 trabajadores en dos años

Después de la marcha en coche que desembocó en una caravana de 2.000 vehículos en Oviedo el pasado 13 de marzo, los sindicatos convocan una concentración el 13 de mayo en Avilés. Porque las dificultades de la industria y del metal vienen de tiempo atrás. Las razones que han llevado a esta situación son de sobra conocidas: el elevado precio de la energía, la entrada masiva de productos importados, las tarifas de récord alcanzadas por el CO2... Son factores que afectan negativamente a la industria y repercuten en el metal, muchas de cuyas compañías trabajan como auxiliares para las de mayor envergadura.

De hecho, la caída de la población ocupada en el metal asturiano ya se percibe en 2019, con mermas progresivas a lo largo del año, según las cifras recogidas en los informes coyunturales de Femetal, la patronal asturiana del sector. De los 28.800 trabajadores del primer trimestre, se pasó a 28.200 en el segundo, a 25.500 en el tercero y a 23.500 en el último. Hubo un repunte en la primera mitad de 2020, incluso a pesar del inicio de la pandemia, pero en la segunda ya se registraron recortes, hasta los 22.200 trabajadores del cuarto trimestre, la cifra más baja en estos dos años.

Es cierto que este 2021 ha comenzado con una leve mejoría, que ha permitido subir a 24.900 ocupados, pero aun así esa dinamización de la actividad no permite recuperar los empleos perdidos. El sector del metal se nutre, en buena parte, de las empresas tractoras presentes en la región. El caso más evidente es el de Arcelor, que da trabajo a algo menos de 2.000 trabajadores de las auxiliares. Cifra que ha menguado en los últimos años, al tiempo que lo ha hecho la plantilla de la siderúrgica. De los 5.456 empleados registrados en 2013 se pasó a los 4.931 con los que cerró 2020. Es decir, casi un 10% de caída en siete años. Por primera vez, la multinacional de la familia Mittal bajó de los 5.000 trabajadores. Una destrucción de empleo que se ha acelerado en los ejercicios más recientes y que responde al objetivo de Arcelor de aumentar su productividad.

Esta mayor celeridad en recortar la plantilla también se debe a la coyuntura económica, al desplomarse la demanda y prescindir del grueso de eventuales. De hecho, el plan Acción 2020, anunciado en 2016 para todo el grupo siderúrgico, supone analizar planta a planta y taller por taller para ver dónde se puede recortar, qué automatizaciones se pueden llevar a cabo y qué puestos se amortizan.