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Loreto Ordóñez (Oviedo, 1971), consejera delegada de Engie España, vuelve por Navidad al Principado, una región en la que aprecia muchas oportunidades para liderar ... la reindustrialización, en este caso verde, siempre y cuando se pongan los mimbres para ello, en forma de inversiones adecuadas que permitan transformar el tejido productivo en un modelo más sostenible.
–Regresa a Asturias para recoger la distinción de Socia de Honor de Compromiso Asturias XXI. ¿Cómo lleva lo de ser profeta en su tierra?
–Es un honor para mí. Asturias siempre ha sido una fuente de inspiración y es gratificante recibir el reconocimiento de mi casa y de mi gente. Al mismo tiempo, es una gran responsabilidad por lo que implica de redoblar esfuerzos para construir nuevos proyectos de futuro de Asturias, en mi caso desde Madrid y desde el entorno multinacional.
–¿Qué imagen hay de la región desde el exterior? ¿Cómo ve a Asturias posicionada para modernizar su modelo productivo?
–Asturias es vista como una región trabajadora, implicada y comprometida, que lucha por ganar su futuro. Contamos con una base productiva sólida tanto ganadera como industrial, con un pilar turístico importante en las últimas décadas. Con las inversiones adecuadas en infraestructura, tecnología y formación, puede ponerse en vanguardia de la actual revolución industrial que estamos viviendo en torno a una energía más verde, más competitiva y sostenible.
–¿Qué necesita la región para impulsar su descarbonización?
–Necesitamos acelerar de manera muy significativa en infraestructuras de red que permitan hacer llegar esa electrificación a más municipios y más comarcas. Adicionalmente es necesario generar condiciones atractivas para atraer inversiones: estabilidad y claridad en las normas, incentivos económicos y una colaboración estrecha entre el sector público y privado que incentive la transformación industrial y de muchos sectores de actividad hacia procesos menos intensivos en emisiones de CO2.
–Engie tiene un parque eólico en la región, ¿hay planes para construir más?
–Engie España ha crecido masivamente en renovables en los últimos años. Estamos evaluando nuevas oportunidades para expandir nuestra capacidad eólica en Asturias.
–Su compañía se ha unido a EDP para liderar la eólica marina, ¿se plantean desarrollar parques en la costa asturiana?
–Engie creó en 2020 la empresa Ocean Winds, una 'joint venture' con EDP que centraliza todas las decisiones de ambos grupos respecto al desarrollo eólico marino y que define nuestra estrategia a ese respecto. Engie considera que España es una geografía clave para hacer realidad la descarbonización, si bien las condiciones naturales del país y la menor complejidad de las inversiones hacen a priori más atractiva la eólica terrestre o la fotovoltaica. Además, el marco normativo actual en España para la eólica marina está en fase de desarrollo y concreción en cuanto a procedimientos de operación, subastas, etcétera. Es pronto todavía para medir el atractivo de esas oportunidades ya no solo en Asturias, también a nivel nacional.
–¿La burocracia lastra los proyectos más de lo que parece?
–La burocracia es uno de los grandes desafíos a superar. La velocidad que pide la transición energética requiere una enorme agilización en trámites, procesos y plazos para poder poner en marcha proyectos. El hecho de tener tanta diversidad entre las diferentes comunidades autónomas y ayuntamientos no ayuda a agilizar precisamente. Es necesario simplificar la norma de manera que ganemos dinamismo todos: promotores renovables e industrias que lanzan proyectos para descarbonizar sus procesos. No hablo solo de permisos para nueva oferta, sino también de permisos para conectar nueva demanda. Si hay un reto urgente ahora mismo es acelerar el crecimiento de la demanda eléctrica para poner en valor todas las inversiones renovables realizadas en España en los últimos años.
–En esta recta final del año los precios de la electricidad han vuelto a dispararse. ¿Se prevé un alivio pronto?
–Tuvimos enorme alivio y preocupación ya la pasada primavera, con precios muy bajos. Son volatilidades puntuales propias del mix de generación al que nos encaminamos. El año 2024 refleja una bajada muy significativa de los precios mayoristas. 2022 tuvo precios de unos 170 euros/MWh, 2023 de unos 90 euros/MWh y vamos a cerrar este 2024 en unos 60 euros/MWh. Poco a poco los mercados energéticos se van corrigiendo hacia escenarios previos a la pandemia. Avanzar en descarbonización debería llevarnos, poco a poco, a precios más ajustados y más atractivos para el consumidor… que deben serlo también para los productores, de manera que haya un circulo virtuoso y dinamizador del mercado.
–¿Qué opina de la reforma del mercado eléctrico europeo?
–La reforma era necesaria en un contexto muy excepcional de los mercados. Se negoció en tiempo récord durante buena parte de 2022 y 2023 para lo que son los estándares de la Unión. Toca ahora aterrizar esos principios de diseño e implementarla. Considero que se trata de una evolución natural de los mercados eléctricos para que estén mejor preparados ante situaciones de tensión y para que se muestren más útiles a la hora de gestionar riesgos de los agentes. Por eso se busca mayor liquidez y contratación a plazo y mayor estabilidad para consumidores. Se trata ahora de ejecutarla para que, en línea de lo que apuntan los informes Draghi y Letta, se dote de una mayor competitividad a los precios energéticos en Europa. Y que, en consecuencia, la industria europea pueda competir mejor a nivel global. La reforma es un primer paso positivo que debe aterrizarse en este nuevo periodo legislativo de la Unión 2025-2029.
–Aún hay incertidumbre sobre el impuesto a las eléctricas. ¿Qué impacto ha tenido?
–Hay mucho debate político al respecto estos días, vamos a ver cómo se cierra el año porque no hay noticias 100% claras que confirmen la no prórroga. El Gobierno tiene un compromiso con algunos de sus socios para mantenerlo, aunque sea vía real decreto ley; a día de hoy parece que hay una mayoría para no convalidar ese potencial real decreto. Hay que esperar para valorar en qué queda la norma y sus impactos. El sector ya se ha posicionado al respecto. Simplificar cargas impositivas facilita la materialización de las inversiones necesarias para llevar a cabo el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) y, por tanto, el objetivo país de la descarbonización.
–¿Europa está en riesgo de llegar a la desindustrialización?
–Europa enfrenta desafíos muy grandes, pero con las políticas adecuadas podemos mantener nuestra competitividad industrial. Los informes Draghi y Letta son muy claros a este respecto. Se trata de acertar en la ejecución de todas las políticas desarrolladas en la legislatura anterior en la UE. Soy prudentemente optimista de cara a que, en este nuevo ciclo político, Europa encuentre su espacio y no pierda terreno frente a una China que gana pujanza económica siendo la fábrica del mundo, y unos Estados Unidos que tienen enorme independencia energética, que innovan y crean condiciones continuamente para esa innovación. Veremos el impulso que imprime la Administración Trump, probablemente mirando más hacia América y menos hacia Europa.
–¿Qué medidas le pide a la nueva Comisión Europea?
–Esta Comisión Europea renovada debe ejecutar y actuar, aprovechando todo lo regulado desde 2019 en muy diversas materias a partir de las prioridades que ya ha fijado la presidenta Von der Leyen: toca acelerar, simplificar trámites y normas, acercar energía e industria, incentivar nuevos procesos más eficientes camino de una industria descarbonizada...
–¿Cree que facilitará las cosas para España tener a Teresa Ribera en el Ejecutivo europeo?
–Tener a Teresa Ribera como vicepresidenta primera de la Comisión Europea a cargo de una transición justa, limpia y competitiva es, sin duda, positivo para reforzar ese liderazgo de España a la vanguardia de Europa, ya que ella conoce bien nuestras fortalezas y capacidades de crear vínculos con otros estados para construir un futuro mejor.
–¿Qué le parece el nombramiento de Sara Aagesen?
–Es una elección natural y sensata, ya que representa continuidad en los trabajos realizados por el Ministerio para la Transición Ecológica desde 2018. Su experiencia y conocimiento previo como secretaria de Estado de Energía serán muy valiosos para avanzar en la transición, puesto que ya está al corriente de los retos y los problemas. Se trata ahora de ejecutar y de acelerar tras muchos meses de espera.
–Arcelor ha paralizado sus inversiones en plantas de DRI, entre ellas la de Asturias, por dudas sobre su viabilidad. ¿Es posible tener un precio competitivo del hidrógeno renovable en el medio plazo?
–El hidrógeno verde es un vector energético clave para el futuro, si bien la tecnología de producción, los costes y la demanda parecen ir a un ritmo menor del previsto de cara a constituir una alternativa de corto plazo a los combustibles fósiles actuales. Es necesario dejar madurar al hidrógeno verde de manera que dicho mercado se desarrolle de manera amplia, probablemente ya bien entrada la siguiente década.
–La siderúrgica afirma que inició la construcción de la acería eléctrica de Gijón ante la previsión de que el precio de la electricidad se rebaje por la fotovoltaica. ¿Cree que será así?
–Los actuales precios de los mercados de futuros de electricidad y de gas apuntan a esa reducción de precios, pero ya no solo por la fotovoltaica, sino también por otros muchos factores combinados: penetración de eólica, mayor eficiencia energética y de procesos industriales, etcétera. Las firmas de modelado de mercados energéticos también apuntan a esas rebajas.
–¿Se ha fiado demasiado la transición energética al hidrógeno verde?
–El PNIEC apunta a un conjunto de tecnologías diversificadas para asegurar competitividad y equilibrio a largo plazo, no habla solo de hidrógeno verde. Hay enormes objetivos clave para materializar la descarbonización como penetración eólica y fotovoltaica y de electrificación de la economía. El éxito de la transición dependerá, en gran medida, de esa electrificación.
–¿Qué alternativas son más factibles hasta poder contar con un precio del hidrógeno renovable más ajustado?
–Poner foco en la diversidad tecnológica de cara a conseguir un hidrógeno libre de CO2 y competitivo. Eso se puede conseguir desde energía renovable, o desde eliminar el CO2 del actual proceso de obtención de hidrógeno, capturándolo, o de otras maneras. Todas las tecnologías suman para viabilizar la transición. Se trata de reducir emisiones sin lastrar la competitividad.
–La gran industria argumenta que los PPA (contratos de energía a largo plazo) tienen precios demasiado elevados. ¿Se espera una rebaja que facilite la descarbonización?
–Los precios de los contratos PPA responden a la mínima rentabilidad que buscan los promotores renovables que asumen riesgo en un negocio de tramitación, construcción y operación de infraestructuras. Es necesario un diálogo franco, abierto y sincero entre promotores e industria para hacer los PPA más accesibles y competitivos para todos los implicados.
–¿Se puede lograr una reducción significativa de la factura eléctrica con los costes añadidos que en otros países no asumen los consumidores industriales?
–Con una regulación adaptada a los retos de la descarbonización que acerque el precio final del megavatio hora a los costes de producción cada vez más bajos debido a la gran penetración renovable, es posible esa reducción. Es necesario eliminar del precio final de la electricidad cargas fiscales y decisiones de política energética de Estado que hacen los precios finales menos competitivos.
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