Thyssen promete «buenas perspectivas a largo plazo» para las plantas asturianas

El negocio de ascensores de ThyssenKrupp se separará de su matriz de una forma u otra. El consejero delegado de la multinacional, Guido Kerkhoff, reconoció ayer que escuchan ofertas por esta línea, a la que pertenecen sus dos plantas de Mieres y el centro de innovación tecnológica de Gijón, mientras que continúan con la preparación de su salida a Bolsa. A través de la venta o de la segregación para cotizar en los mercados, la sección de 'Elevator' dejará de estar bajo el paraguas de Thyssen, aunque su máximo responsable ha señalado que, al tomar su decisión, «nos aseguraremos de que ofrezca tanto al negocio de ascensores y a sus empleados como a sus clientes buenas perspectivas a largo plazo. Esa es nuestra reivindicación y estamos convencidos de ello». Eso sí, espera una transacción «rápida, segura y con valor».

'Elevator'es la joya de la corona de Thyssen, todopoderosa multinacional que ahora pasa por horas bajas y que ha anunciado un recorte de 6.000 empleos y tiene que salir del selectivo alemán, el DAX 30, por la caída de su cotización. Tras el fracaso de la fusión de su negocio de acero con Tata, apostó por segregar 'Elevator', en el que están sus instalaciones asturianas, y sacarlo a Bolsa, ya que sus máximos accionistas consideraban que tendría una mejor progresión.

Ahora, todo apunta a que su dirección tiene más interés en hacer caja con 'Elevator', para lo que cuenta con varios postores, entre ellos la finlandesa Kone, aunque su unión podría plantear problemas para las autoridades de competencia de la UE. «Nos complace que haya tanto interés. Tener muchas opciones demuestra lo atractivo que es nuestro negocio de ascensores», afirmó también Kerkhoff, que añadió que han puesto en marcha «un proceso estructurado para garantizar que nuestra decisión para ThyssenKrupp y sus grupos de interés sea sostenible y la mejor».