Ence fía su viabilidad al recorte de empleo, la automatización y la celulosa especial
La compañía papelera espera reducir su coste de producción en 22 euros por tonelada al año para mejorar su competitividad
Ence afrontará una profunda reorganización en los próximos dos años, que incluye un duro recorte de empleo mediante un despido colectivo. Las primeras cifras ... pues sobre la mesa son demoledoras: 90 afectados en la fábrica de Navia –donde trabajan actualmente 400 personas–, 39 en la de Pontevedra y 19 en el área de oficinas centrales y Forestal (estos últimos también podrían afectar a la plantilla asturiana). La negociación oficial comenzará la próxima semana, cuando empresa y sindicatos se sentarán para intentar llegar a puntos en común, lo que no será fácil. Este ajuste de la plantilla es uno de los dos grandes ejes sobre los que gira el Plan de Eficiencia y Competitividad presentado por Ence.
El otro lo constituyen las soluciones de inteligencia artificial y de reingeniería y automatización de procesos, que se aplicarán en servicios de contratas, suministro, mantenimiento y operaciones industriales, Forestal y Logística y Seguridad y Calidad. Con estas actuaciones y el recorte de empleo, Ence prevé que, a partir de 2027, reducirá su coste de producción en 22 euros por tonelada al año. Para conseguir estos ahorros, tendrá que invertir 23 millones de euros en los próximos dos años, con el objetivo de lograr un Valor Actual Neto (VAN) de 200 millones de euros.
Dentro de la hoja de ruta de la papelera se plantea que, en 2028, el negocio de celulosa, centrado en productos especiales, multiplicará por 1,5 el ebitda medio de ciclo actual (la estimación de las ganancias operativas de una empresa antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización). En concreto, según la predicción de la compañía, las celulosas de alto valor añadido representarán el 62% del volumen de ventas.
Ence anunció estas medidas tras comunicar las pérdidas registradas entre enero y septiembre, que alcanzaron los 22 millones de euros –frente a los 40,8 de beneficio del año anterior– y que la empresa justifica por el desplome del precio internacional de la celulosa y la depreciación del dólar. Los sindicatos, por su parte, muestran una lógica preocupación por el futuro de la plantilla y no comparten las razones ofrecidas por la firma para acometer un ajuste de tal envergadura.
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