Lucha por la igualdad desde la empresa

Las mujeres se mueven entre el suelo pegajoso y el techo de cristal. El primero, las ata a trabajos precarios, con mayor temporalidad y peor sueldo. El segundo, les impide alcanzar los puestos más altos de la jerarquía empresarial. Un problema añadido en Asturias es que la región mantiene la brecha salarial más elevada del país, con un 25,2% de diferencia en las retribuciones brutas anuales. Así las cosas, luchar por la igualdad en el terreno laboral no es fácil. Nueve mujeres, líderes patronales y sindicales y ejecutivas, cuentan cómo lo hacen.

El pasado mes de julio, María Calvo se convirtió en la primera presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade). Hecho del que está «orgullosa» y que espera que se extienda a ámbitos como «los sindicatos, la Universidad o el propio Gobierno, y deje de ser noticia». Destaca que, pese a que en Asturias tenían gran peso actividades especialmente masculinizadas, «en los últimos veinte años la incorporación de la mujer a todos los sectores y responsabilidades es una realidad creciente». Calvo considera que las empresas asturianas «son cada vez más conscientes de que la igualdad es un factor estratégico para su competitividad», pero hace hincapié en que no puede recaer en ellas «la solución de desigualdades que se deben más bien a cuestiones sociales o de falta de apoyo público». Potenciar las vocaciones STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas) y profundizar en las medidas de conciliación son prioridades para mejorar la posición de la mujer en el tejido productivo.

El estudio GEM, publicado la semana pasada, confirma que el 70% de las asturianas que emprenden tiene miedo. «Tenemos grabado a fuego ese síndrome del impostor», asegura la presidenta de la Federación de Empresarias y Directivas de Asturias (FEDA), Begoña Fernández-Costales, quien subraya que, pese a sus temores, las mujeres están «sobradamente preparadas» para acceder a los puestos de responsabilidad. Para avanzar hacia la igualdad considera imprescindible «poner el foco en la educación, evitando perpetuar los diferentes roles de chicos y chicas» y visibilizar a las mujeres profesionales a través de los medios de comunicación «porque, ya sabemos, que lo que no se ve no existe».

A Patricia Oreña, sus padres le inculcaron la importancia de ganarse la vida por sí misma, «de ser independiente económicamente porque esto te abre la independencia en otros campos». La presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en Asturias pone el acento en la importancia de la educación en valores, puesto que percibe un «retroceso». «Cuando iba a la Universidad, nos tratábamos de igual a igual y ahora no es así», señala. Por ello, insiste a los jóvenes en «el valor de tirar para adelante y no dejarse amedrentar». Así, Oreña llama a huir de la cultura de la confrontación y a fomentar el respeto, «no por ser una mujer, sino por ser una persona».

«Cuando empecé a ser emprendedora, recuerdo que me decían: 'si quieres, puedes', pero es difícil plantearte trabajar si tu hijo tiene 40 grados de fiebre». Almudena Cueto, responsable de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) en Asturias, subraya, además, que «las mujeres tenemos más dificultades para que se nos valore, se crean nuestros proyectos y podamos acceder a financiación». A ello se une que los cuidados recaen en su mayor parte en las mujeres. Por eso, este 8-M «tenemos que reivindicar que los hombres también estén en casa porque dedicamos casi el doble de horas que ellos a las tareas domésticas». Ante todo, Cueto incide en que «no hay que dar por sentado lo conseguido en igualdad y debemos rechazar el ninguneo al feminismo».

Augura Nerea Monroy que mañana los hombres y las mujeres de la región van a visibilizar su compromiso con la igualdad y «el feminismo va a demostrar que es el elemento fundamental para sostener la democracia en este país». La vicesecretaria general de UGT Asturias advierte de que «los retrocesos son posibles y el reto es estar vigilantes para que no se produzcan». Acostumbrada a moverse en sectores muy masculinizados dentro del sindicato al que lleva ligada desde los 19 años, apunta que, en ocasiones, se ha sentido «más observada que escuchada» al confluir la circunstancia de ser mujer y, además, joven. Para Monroy, es irrenunciable seguir avanzando en acabar con la violencia machista -«hay que desarrollar el pacto de estado contra la violencia de género»-, así como con la brecha salarial y de las pensiones. Para lograr la meta, es necesario caminar acompañadas de «los hombres demócratas».

Verónica González es la secretaria general de CC OO del Hábitat de Asturias, que engloba con enorme predominio masculino, la construcción, y otro eminentemente femenino, los servicios. Empezó como limpiadora en la Universidad Laboral y precisamente este sector centra ahora buena parte de sus esfuerzos, ante la falta de sintonía entre las partes para actualizar el convenio colectivo en Asturias. De hecho, apunta que los empleos más feminizados son también los más precarios, «en los que no hay manera de subir los salarios». Respecto a los planes de igualdad, González lamenta que muchas empresas «los tienen más por el interés, para poder acceder a concursos públicos, que por que sientan que deben tenerlos para beneficio de sus trabajadores». En este sentido, hace un llamamiento a las administraciones para que liciten contratos relacionados con sectores feminizados «poniéndolos a subasta pura y dura porque esto nos frena».

Julia López está acostumbrada a tratar con mujeres que participan en la toma de decisiones, ya que es la directora de la Asociación Asturiana de Empresa Familiar (Aefas). De hecho, «el papel de la mujer en estas compañías pequeñas y medianas es muy destacado en Asturias y también a nivel nacional». Por ello, no tiene la menor duda de que la empresa familiar asturiana apoya la diversidad». Pero considera importante «animar a las mujeres a jugar el rol de liderazgo». Un cambio de mentalidad que, a su juicio, ya se está produciendo con la incorporación en las compañías de «jóvenes con mucho talento, muy bien preparadas y con muchas ganas de continuar y hacer crecer el negocio de la familia». Pero es necesario, añade, seguir trabajando para que la sociedad valore y respete la corresponsabilidad porque no hay que llamarse a engaño y las mujeres «seguimos conciliando más que los hombres».

«No hay límite de horarios, no se acaba nunca el trabajo relacionado con la moda». La presidenta de la Asociación de Diseño y Moda de Asturias (Adymo), Teresa Laso, señala las dificultades de las profesionales que se dedican a este sector para conciliar la vida familiar y la laboral. Un encaje de bolillos que se ha enrevesado aún más con el despliegue de las herramientas digitales porque, «aunque con ellas desarrollas más el negocio, te dan el doble de trabajo, ya que, si tienes una tienda físicadebes compatibilizarlo con la 'online'». Además, las mujeres que se dedican a la moda encuentran otros obstáculos, como «los acantilados de cristal a los que hace referencia Nuria Chinchilla», que aluden a la situación que sufren las mujeres que llegan a la cima «y entonces se las pone en tela de juicio».

Recuerda Teresa Vigón que cuando trabajaba en la empresa privada y viajaba a Latinoamérica «siempre que iba con un hombre, daba igual que fuera un becario o el presidente de una compañía, se dirigían a él». Una tendencia machista que aún persiste en muchos lugares. «Cuesta que te consideren, tienes que ser una profesional casi casi extraordinaria», señala la directora general de la Sociedad de Promoción Exterior Principado (Asturex). La exigencia a las mujeres es mucho mayor, «no puedes ser mediocre» para alcanzar un reconocimiento profesional que a los hombres se les da casi por supuesto. Ahora, el panorama, sobre todo en Europa, es distinto y ya es significativa la presencia de mujeres en el comercio exterior, añade. Aunque lamenta Vigón que es más complicado llegar a puestos directivos.

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