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Un trader estadounidense ante un chart con la caída de la Bolsa el lunes. Afp

La guerra comercial entre China y EE UU desploma el Ibex

El gigante asiático se niega a que su moneda (renminbi) se devalúe en cada sesión de negociación con el país estadounidense

Jesús Centeno

Pekín

Miércoles, 7 de agosto 2019, 14:17

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China no cede: su designación como país «manipulador de divisas» por parte de EE UU es una infamia. El banco central ha calificado la medida de «injustificada» y la prensa se ha referido a una guerra comercial a largo plazo, que afecta ya al Ibex.

«Se trata una medida caprichosa, unilateral y proteccionista que menoscabará gravemente las reglas internacionales y que tendrá un impacto material en la economía y las finanzas mundiales», ha asegurado este miércoles el Banco Popular de China (BPC), que niega que exista un problema de manipulación de los tipos de cambio.

La jornada del martes, el Ibex-35 ha concluido con un descenso del 0,89%, lo que ha llevado al selectivo a marcar un nuevo mínimo anual en los 8.699,4 enteros, un nivel que no tocaba desde el pasado 10 de diciembre. La sesión de este miércoles no marca síntomas de aumentar las cotizaciones.

La institución financiera esgrime que en el mercado chino de divisas se permite que elrenminbi (nombre popular del yuan) aumente o disminuya en cada sesión de negociación en un 2 % desde la tasa fijada diariamente, por lo que la devaluación a niveles de abril de 2008 registrada el lunes no deja de ser una fluctuación que entra en los parámetros establecidos.

El BPC ha querido calmar los ánimos, después de que la prensa internacional haya hecho sonar las alarmas sobre una supuesta guerra de divisas. Además ha reiterado su capacidad para mantener el yuan estable en «un nivel de equilibrio y adaptación», así como su compromiso de hacerlo.

«China nunca ha usado y no usará el tipo de cambio del yuan como herramienta para lidiar con las fricciones comerciales», ha conlcuido en su comunicado la entidad financiera.

Crisis de confianza

La prensa oficial ha asegurado este miércoles que todo se debe a la búsqueda de un espía por parte del presidente estadounidense, Donald Trump. Se trata de una politzada medida para aumentar los aranceles a China, después de haberse anunciado tasas del 10% a 300.000 millones de dólares en productos importados del gigante asiático.

El hecho de que la situación avance depende de la decisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) de examinar o no la supuesta manipulación del yuan. «Pekín confía en que no lo hará y, de hecho, el organismo afirmó hace unos meses que no veía problemas en el funcionamiento de la divisa», ha comentado el economista Wu Jinduo.

«A corto plazo, los mercados globales se verán sumidos en el pánico por la posibilidad de que la guerra comercial se extienda al ámbito de las divisas», ha añadido. «Se producirá una calma gradual, los rendiminetos disminuirán y las fluctuaciones aumentarán», ha señalado.

El oficialista Diario del Pueblo sostiene que «China no puede confiar en Estados Unidos» tras los últimos movimientos en Washington, que, según Pekín, rompen la tregua firmada en junio por Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, y hacen que el país asiático confíe cada vez menos en poder llegar a un acuerdo.

Resistir a la 'mala fe'

En un simposio celebrado en la Universidad del Pueblo, una decena de eruditos del país asiático han tachado de inaceptable la subida arancelaria de Trump, reclamando que China no pasará por el aro.

En el seminario 'Respondiendo a la Mala Fe con Resistencia Estratégica', el experto Tong Jiadong, de la Universidad de Nankai, ha resumido la estrategia de Washington en un solo objetivo: evitar que la economía china supere a la estadounidense.

Según los académicos chinos, Trump no ha contado con la capacidad de resistencia de China, cuyos sus aranceles apenas han afectado al gigante asiático. «Los afectados de una nueva ronda de aranceles serían las empresas y consumidores estadounidenses, especialmente en la agricultura», ha indicado el analista Lang Lihua.

Sus palabras hacen referencia a la medida tomada este martes por Pekín de suspender las compras de productos agrícolas de EEUU después de que Trump les acusase de incumplir sus promesas de adquirir más, algo que seguramente molestará al mandatario norteamericano, a quien le había gustado oír el pasado mes de enero que China iba a comprar 5 millones de toneladas de soja al día.

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