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I. REY
Miércoles, 28 de octubre 2015, 00:15
Ya lo advirtió al comienzo de su intervención el empresario Francisco Rodríguez García, fundador de Reny Picot y presidente de Industrias Lácteas Asturianas S. A.: «Mis opiniones son polémicas. Espero que no tengan tomates para lanzarme tras mi intervención», expresó ante un repleto salón de actos del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). El empresario acudió para recibir su nombramiento como miembro de honor de la institución, tras un acuerdo adoptado por unanimidad el pasado junio, y durante su discurso lanzó un mensaje de esos que pueden generar discrepancias: «El trabajo es lo único que importa, es donde están de verdad los intereses del país».
Rodríguez García eligió para su intervención el tema 'Grecia, ¿y ahora qué?', en un intento de abordar con sosiego lo acontecido en el país. «No es que estemos viviendo una época de prisas, es que vivimos tiempos en los que todo va deprisa y tenemos necesidad de sosiego», introdujo durante su intervención. Esa reflexión, que el empresario suele aplicar en todos los campos de su vida, le ha llevado a un conclusión «evidente», la de que Europa «no se ha portado del todo bien». A su juicio, hacer pensar a los griegos que eran ricos es un ejercicio de «irresponsabilidad y de codicia. Irresponsabilidad porque se debería saber de antemano que no se puede prestar sin garantías; y codicia porque se les dio dinero para que comprasen lo que vendían sus vecinos del norte». La suerte del país, vaticina el empresario asturiano, «no puede depender de una economía que ha dejado de existir».
Otra cosa es la posición estratégica de Grecia. Con una base de la OTAN en Creta, Grecia se convierte «en el gran vigía de occidente. Además, en un momento en que Rusia parece cada vez más inquieta en sus límites, con un estado islámico avanzando y con la trifulca de los Balcanes aún reciente». Con todo eso y con que «vivir es antes que competir», sentenció Rodríguez García.
Además si algo tiene claro es que el fracaso de Grecia es también el de la Unión Europea. «Hacia la Europa federal no ha de irse por la vía del mercado. La construcción de Europa se ha empezado al revés, se ha comenzado la casa por el tejado y sin cimientos firmes». Nadie habla, recalca, de una unidad fiscal y entonces la competencia sigue siendo en escenarios diferentes. El Impuesto de Sociedades, por ejemplo, varía sustancialmente de un país a otro de la Unión Europea. Y entre esas desigualdades, una que él conoce de cerca: «Para nadie es un secreto el problema que existe con el sector de la leche en la cornisa cantábrica. Ese falso libre mercado que conduce a los más débiles al abandono del trabajo».
El empresario resaltó que «cuando se compite en el interior de las fronteras el que no da la talla es porque no es eficaz, pero cuando es supranacional los problemas son de naturaleza completamente diferente». Por su experiencia competir en el mercado no es como en los deportes, tiene tintes dramáticos, dijo, y es una forma más de conquista. Pero si hay algo importante en ese proceso es el trabajo. «Los políticos olvidan que el trabajo es lo único importante, es donde están de verdad los intereses del país». Trabajo en una crisis que aún «no ha sido superada».
Informe de la OMS
Como empresario del sector agroalimentario que es, Rodríguez García valoró ayer el informe de la Organización Mundial de la Salud que advierte de la incidencia del consumo de carne procesada en el desarrollo de enfermedades cancerígenas. «Creo que todo el mundo tienen derecho a opinar, pero opinar es una cosa; desacreditar, otra, y poner en riesgo a sectores enteros es otra. Soy contrario absolutamente a este tipo de cosas que no vienen refrendadas por ninguna garantía de orden científico», concluyó.
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