Arcelor y sindicatos apuran la discusión sobre el ERTE sin acercamientos y con el horno parado

El ERTE que estuvo vigente hasta el 31 de diciembre del año pasado incluía un complemento del 90% para los salarios y del 100% en vacaciones y pagas extra. En total, se alcanzaba alrededor del 94%, que sin embargo Arcelor pretende rebajar. Los dos intentos anteriores, realizados de forma unilateral en 2020, en plena pandemia, no funcionaron, uno tumbado por la Dirección General de Trabajo y otro en los Tribunales. La diferencia es que entonces había un expediente activo, el que se fue prorrogando desde 2009, y ahora no, tras el rechazo de CC OO en diciembre, que exigía a la empresa que garantizara el uso correcto de esta herramienta de flexibilidad. Igualmente, los sindicatos no aceptarán una propuesta inferior a la que ya se tenía.

Y hay prisa por llegar a un acuerdo. La vía unilateral conllevaría una judicialización y una conflictividad laboral que nadie quiere mentar. La parada del horno alto 'A' de Gijón, que se detuvo ayer ya por completo, supone un punto de inflexión para las plantas asturianas y también para las satélites, como la de Sagunto (Valencia), las navarras de Lesaca, Legasa y Berrioplano o la vasca de Echévarri. Sin esta instalación, el arrabio disponible caerá en picado y se reducirá la producción de acero, que a su vez implicará menos actividad en los diferentes talleres.

El horno alto se ha ido preparando desde el inicio de semana para su total detención y ayer se produjo la conocida como salamandra, el vaciado total del crisol, que dura varias horas y que finalizó a las 21.30 horas. Con ella se extrajeron restos de arrabio y escorias. Esta semana, a excepción de alambrón -en parada del 23 de septiembre hasta el 3 de octubre para ajustar la producción a la demanda y para contener los costes-, el resto de instalaciones funcionan con relativa normalidad. No obstante, algunas como las de galvanizado, destinadas a la automoción, llevan ya meses al ralentí, puesto que la industria del automóvil no acaba de despegar, mientras que otras como chapa gruesa aguantan el tirón.

Los efectos de la parada del horno alto en el resto del proceso productivo, señalan en la empresa, se empezarán a notar realmente la semana que viene. Tras la reducción de la cantidad de arrabio, caerá la producción de la acería de Avilés y, después de ella, la del tren de bandas en caliente y laminación en frío. Parte de ella, se destina a las factorías satélite y otra va a hojalata, viaja a Gijón para chapa gruesa y también se destina a galvanizado. De momento, es esta última instalación la que tiene una situación más delicada, que alivia ligeramente la cartera de Magnelis, un acero con un recubrimiento resistente a la corrosión que se emplea para estructuras de fotovoltaica. De hecho, este tirón ha llevado a la compañía a invertir en la línea de galvanizado 1 para que también pueda producir este material y hacerlo, además, con una mayor gama de espesores. La finalización de las obras está prevista para fin de año.

Además, la inactividad del horno alto se notará también en el parque de minerales y en los sínter, que funcionarán de forma alterna, en ciclos que durarán varias semanas. La parada, que se prevé para tres meses, pero que ya se anuncia de «carácter indefinido», también afectará a las auxiliares y a numerosas compañías que colaboran con la multinacional.