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Los dos hornos altos que ArcelorMittal tiene en su planta de Gijón. P. CITOULA
Arcelor teme que tenga que apagar un horno alto en Asturias si persiste la caída del negocio

Arcelor teme que tenga que apagar un horno alto en Asturias si persiste la caída del negocio

Los sindicatos ven con preocupación la desaceleración del mercado que, de continuar, afectará a las líneas de cabecera

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Sábado, 26 de enero 2019, 04:22

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La situación de las factorías de Arcelor en Asturias es mucho más complicada de lo que podía parecer. Ya no se trata de una caída de pedidos coyuntural en la línea de hojalata o de las paradas de galvanizado, provocadas a su vez por las de plantas del sector de la automoción, sino de una crisis de mayores dimensiones que amenaza, incluso, a las instalaciones de cabecera, es decir, las baterías de cok, los hornos altos, las acerías y el tren de bandas en caliente. Así se lo trasladaron el jueves directivos de la multinacional en España a los sindicatos, en una reunión en Madrid en la que anunciaron nuevas paradas en hojalata, pero que también fue un auténtico jarro de agua fría sobre la situación de las factorías de Gijón y Avilés. Los máximos responsables de recursos humanos en España y del Clúster Asturias advirtieron de que no descartan tener que tomar medidas drásticas, como puede ser el apagado de uno de los hornos altos, si la situación de desaceleración continúa.

No se trata de una decisión inminente, ni siquiera de una amenaza, pero sí de un aviso a navegantes para aquellos que pudieran pensar que la multinacional traslada un escenario pesimista ante la negociación de un nuevo acuerdo marco, llamado a regir las relaciones laborales con la plantilla en los próximos años.

Los máximos responsables de Arcelor se ponen en lo peor si el negocio sigue a la baja y las perspectivas no son positivas. Las factorías asturianas, junto con la de Fos-sur-Mer (Francia), han ido perdiendo su posición competitiva en los últimos años y se encuentran, en la actualidad, entre las últimas del grupo de productividad en Europa. En este sentido, desde la dirección de Arcelor a nivel global se apremia a las instalaciones de Gijón y Avilés a mejorar sus ratios de tonelada por trabajador.

Galvanizado y hojalata son las dos líneas que más problemas están teniendo en la actualidad

Además, líneas como las de galvanizado y hojalata están sufriendo importantes caídas de pedidos. La primera por el retroceso del sector de la automoción, en parte por la crisis del diésel, aunque también por un descenso global en las compras de vehículos. En el caso de hojalata, con tres paradas en tres meses -en febrero estarán detenidas varias líneas más de diez días-, el problema radica en una caída de pedidos consolidados, provocada por la elección como materia prima del aluminio frente al acero por parte de algunos productores de latas. De hecho, a pesar de las paradas, no se está logrando vender toda la producción y se está almacenando parte de ella, con la previsión también de que haya paradas a final de año por las obras que se producirán en la factoría avilesina.

Los problemas se enmarcan, en la actualidad, en estas líneas acabadoras, pero si la situación continúa afectará aguas arriba a las de cabecera, ya que se necesitará menos materia prima. La situación es preocupante, reconocen los sindicatos. Ayer mismo se desarrolló la segunda jornada de regulación de 1.624 trabajadores de Arcelor en Asturias. Habrá un total de siete en el primer trimestre.

La mala situación no es exclusiva de las plantas de la región, aunque sí parten de esa debilidad en su competitividad. Esta misma semana se celebró un comité en Luxemburgo en el que representantes de trabajadores de factorías de otros países también advirtieron del retroceso en el negocio. Así, en Francia se va a aplicar un expediente de regulación y, en Alemania, la caída de las ventas también se está dejando notar provocada por las malas previsiones del sector del automóvil.

Además, el escenario que dibujó el pasado mes de diciembre el presidente y director general de la compañía en Europa, Aditya Mittal, no augura una mejoría. En un encuentro con los medios en París apuntó como principales amenazas la desaceleración de la demanda a nivel global, el incremento del precio de los derechos de emisión y la guerra comercial.

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