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Félix Fernández junto a sus dos hijas. MARIETA

«Vivimos con un nudo en la garganta»

Las familias de los trabajadores de Alcoa afirman sentirse «cojas» y temen verse obligadas a tener que emigrar

S. GONZÁLEZ

AVILÉS.

Jueves, 1 de enero 1970

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La fábrica de Alcoa en Avilés está llena de historias y de familias que desde el pasado miércoles pasan los días en vilo. Aunque llevan a pies juntillas el refrán que dice que la esperanza es lo último que se pierde, no pueden evitar dejarse llevar por la tristeza y la incertidumbre de cómo será su futuro más próximo. La decisión de la multinacional de cerrar su planta en la comarca afecta a lo que ellos denominan como «cadena».

Familias que han visto cómo su rutina se ponía patas arriba y cómo gestos cotidianos como salir a cenar con los amigos quedan relegados a un segundo puesto hasta saber qué pasará con sus empleos. «Vives con un nudo en la garganta. Apenas hemos dormido en condiciones estos días porque no sabes qué pasará. No parece que esto pinte muy bien», lamentaba Ana Sánchez. Ella y su marido, Alberto Grijalbo, secretario del comité de empresa, tienen dos hijos, una pequeña de seis años y un bebé de meses.

«Es empezar de cero con la vida ya montada e hipotecas que hay que seguir pagando»

«Yo tengo un trabajo eventual y si él se queda sin trabajo todo se viene abajo. Compramos el piso en junio y es una incertidumbre tan grande que no sabes cómo afrontarla», comenta Ana, mientras que el propio Alberto reconoce que «todo pinta muy mal». A su hija le han contado lo que está pasando después de que viera los sucedido en la televisión, «el pequeño no se entera de nada, pero ella es más mayor y se entera de todo. Ahora en el cole están con las profesiones de los padres y tuve que contárselo todo. Te hace preguntas y no sabes bien cómo explicárselo porque es una situación muy complicada para nosotros», explican.

Su historia no es un caso aislado, entre los cientos de trabajadores de la planta de Alcoa en Avilés, hay muchas familias jóvenes con niños pequeños, hipotecas recién firmadas y un futuro por delante que depende de un despido colectivo. «Su sueldo es el que sustenta nuestra casa. Tenemos un niño pequeño y una hipoteca que pagar, además se acercan fechas especiales y no sabemos cómo les haremos frente», reconoce María Valella. Su marido, Luis Fernando Blanco, es uno de los trabajadores cuyo puesto pende de un hilo.

«Ya luchamos en 2014 y ahora toca hacer lo mismo, aunque parece que es una situación más complicada. Toca reponerse porque será difícil empezar de cero», comentaba ayer a la puerta de la fábrica Luis Fernando Blanco, que hacía hincapié en que «esto no nos afecta solo a nosotros como familia, también a nuestro entorno más cercano. Lo hablábamos con el chófer del bus que nos trae a trabajar. Este cierre también hará que ellos tengan menos ingresos, es una cadena que nos daña a todos».

Unas consecuencias que Félix Fernández analizaba ayer junto a sus dos hijas, que no dudaron en acercarse a la fábrica para clamar contra la decisión de Alcoa. «Ellas me dicen que ahora habrá un zoológico porque no son del todo conscientes de la importancia que tiene lo que está pasando. No somos mecánicos que podamos ir a otro taller, este es un trabajo muy concreto que no tiene salida en otras empresas», lamentó Fernández.

Javier García y Vanesa Verdes también querían reflejar ayer la situación de «incertidumbre» que viven con «gran preocupación». Ambos echan cuentas de lo que supone perder el puesto de trabajo. «Es empezar de cero con la vida ya montada e hipotecas que seguir pagando. Sabes que después no hay nada de nada porque el trabajo está fatal», comentó Javier García, mientras que su mujer apuntaba en otra dirección, quizá más dura, «probablemente este cierre nos obligue a tener que emigrar».

A pesar de la adversidad todos ellos, igual que el resto de la plantilla de Alcoa en Avilés, se mostraban fuertes ante los golpes que les ha dado la multinacional e insistían en que «aunque todo esté mal y que no parezca que haya solución tenemos que seguir todos fuertes luchando por lo que creemos», recalcó Luis Fernando Blanco. Ayer se vivían escenas similares en todos los grupos de trabajadores. Abrazos y+ palabras de ánimo y fuerza.

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