«¿A quién se va a vender el carbón si no hay térmicas?»
Los yacimientos activos que quedan en Palencia y Teruel están ligados a centrales para las que ya se ha solicitado el cierre
NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Viernes, 28 de diciembre 2018, 02:54
José Luis Fernández lo ha sido todo en la mina. Nacido en Mieres y criado en Palencia, empezó con 15 años como aprendiz y ha sido ayudante de picador, barrenista, vigilante... Y ahora, con 60, es empresario, uno de los socios de Carbones del Alto Carrión, la única explotación que queda abierta en la montaña palentina, un territorio que dejó atrás hace mucho su época de esplendor y que pierde la esperanza de recuperación al mismo ritmo que población, un 18% en la última década.
El anuncio de que Iberdrola quiere cerrar la térmica de Velilla, al igual que la de Lada, supone la puntilla a una zona que, lejos de grandes localidades y con escasa comunicación, poco le queda ya. Y lo mismo sucede con la cuenca minera de Teruel, con dos explotaciones abiertas y la intención de Endesa de cerrar la central de Andorra. Sus pueblos se han quedado sin un 15% de habitantes en el último lustro.
Y, sin embargo, subsisten soñadores. Porque la de José Luis es una aventura mezcla de nostalgia y convencimiento. «Quiero apostar y sigo apostando por la minería. Tiene que voler a resurgir», asegura. En 2015, junto a otros dos socios, ahora desligados del proyecto, adquirió los bienes de la antigua explotación San Isidro y María, de la que había sido trabajador y que estaba inmersa en un proceso concursal. Fue el Juzgado de lo Mercantil número 3 de Gijón quien finalmente la adjudicó por 110.000 euros, aunque la factura para ponerla en marcha ahora se eleva a 860.000. Los ahorros de toda una vida de los tres y más.
Tras muchas trabas administrativas para devolver la actividad al pozo y tener que despedir a toda la plantilla, en la actualidad trabajan en él ocho personas, asturianos y palentinos pertenecientes a una subcontrata de Cangas del Narcea. Pero el carbón que sacan, unas mil toneladas mensuales, no se destina a la cercana térmica de Velilla, sino a la de La Robla. Iberdrola se niega a comprar y con ello este pozo pierde en transporte hasta León cualquier atisbo de rentabilidad.
Y sobre la mesa tiene otra amenaza, para seguir más allá del 31 de diciembre le piden que deposite un millón de euros de las ayudas recibidas por los anteriores propietarios, «pero no lo vamos a hacer», adelanta José Luis, porque el pozo se adjudicó «libre de cargas». Así que la semana que viene prevé seguir trabajando.
Quienes ya no lo harán serán los cinco mineros que Uminsa aún mantenía restaurando un desmonte. Uno de ellos acabará en el paro, mientras que cuatro podrán prejubilarse, gracias al acuerdo de la minería que rebaja la edad hasta los 48 años, entre ellos Orán José Espiniella. «Ya pensaba que me tenía que buscar la vida como pudiera, pero es como si me hubiera tocado la lotería», señala este minero de 49 años con casi 30 de experiencia.
Él ha tenido suerte, pero reconoce que la zona está en caída libre. «Como no hagan algo en serio esto se muere», augura, y recorre mentalmente las localidades del entorno. «Lo más cercano con futuro es Aguilar de Campoo, por las galletas», señala. Está a más de 60 kilómetros por una carretera nacional. «Esto es ya un pueblo de jubilados y prejubilados. La gente joven se va», se lamenta.
En la cuenca minera de Teruel sucede lo mismo. Los 200 trabajadores de la central de Andorra y el centenar de las explotaciones que mantienen el grupo Samca y la Compañía General Minera son su único motor económico. «Estamos en una zona mala», reconoce el secretario general de minería de UGT-Aragón, Francisco Montull, que cuantifica la pérdida de población en la localidad de Andorra en 1.300 personas en 5 años. Ya apenas supera los 7.000. Sus lamentos se parecen a los que se escuchan en Asturias: el Plan Miner no ha tenido resultados, hay que mejorar las comunicaciones para que se asienten empresas... Zaragoza y Teruel están a casi hora y media y por en medio, casi nada.
Lo curioso en este caso es que Samca está dispuesta a continuar con la actividad extractiva a partir del 31 de diciembre, que no tiene que devolver las ayudas, pero sin central en la zona, «¿a quién va a vender el carbón?», se pregunta Roberto Miguel Gil, presidente de la Asociación Empresarial de Andorra. «Hay una empresa que puede y quiere extraer carbón, pero no tiene sitio donde quemarlo», denuncia.
Endesa acaba de anunciar su plan de cierre de la térmica de esta localidad y apenas ofrece entre 40 y 50 puestos en parques eólicos y plantas solares y trabajo para desmantelar la planta. «No nos lo creemos», advierte Montull, que se pregunta «y después, ¿qué?».
«De una población de 10.000 personas, 1.000 dependen de esto y no hay otra industria que lo pueda suplir, imaginad el impacto», señala Gil, que traslada «una sensación de abandono» por parte de los políticos y Endesa. «Lo veo todo negro», reconoce.