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Martes, 16 de marzo 2021, 07:49
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Junto con la ubicación, la superficie, el número de dormitorios o el estado de conservación, el de la orientación es uno de los factores que históricamente ha influido en el precio de venta de una vivienda. Se trata de un aspecto importante, si se tiene en cuenta que de él van a depender otras cuestiones como las horas de luz de que disfrute el inmueble o el gasto energético.
Tanto es así que la orientación de la vivienda puede hacer aumentar o disminuir el precio de un inmueble en más de un 10%. Especialmente si proporciona unas vistas atractivas o si provoca una climatización o iluminación deficientes. La adecuada orientación de una casa puede reducir hasta en un 70% el consumo energético. Sin contar con que va a influir de forma muy significativa en la habitabilidad del inmueble y la comodidad de sus inquilinos.
Para comprobar la orientación de la vivienda -lo que puede ser muy útil si se está planteando la compra o la venta del inmueble- se pueden utilizar herramientas convencionales como una brújula o Google Maps. Pero también se pueden solicitar en el Catastro los planos de la casa que se va a comprar o vender, en los que en muchas ocasiones se indica una brújula para poder interpretar la orientación. Si se baraja la adquisición de un inmueble, realizar esta comprobación puede resultar de gran importancia, ya que una incorrecta orientación puede convertir la permanencia en la vivienda en una mala experiencia.
La mejor orientación para una vivienda va a depender del clima del lugar en el que está ubicada. En función de esto, una determinada orientación puede hacer ahorrar dinero en calefacción en invierno, pero hacer necesario el uso del aire acondicionado en verano, o a la inversa. Por eso, en función de la ubicación, una u otra orientación podrán encarecer o abaratar el precio de una casa.
Los inmuebles con orientación norte están recomendados para los climas calurosos; por ejemplo, para el sur de la Península. Esto es así porque reciben muy poca luz solar a lo largo del día, solo en los meses de verano a primera y última hora del día. Por esta razón, aunque en un clima cálido esto puede no suponer un problema, o incluso puede ser beneficioso, en otro más frío se puede requerir de un mayor uso de la calefacción en invierno, con el gasto que eso conlleva. Además de contar con una peor iluminación natural.
Si una vivienda tiene orientación sur, el resultado es el contrario: dispondrá de luz natural durante todo el día en verano, otoño e invierno, y el sol incidirá en ella de forma directa en verano en las horas centrales del día, cuando hace más calor. En estos casos, el inmueble tendrá una mayor iluminación y el uso de la calefacción será menos necesario. Pero en climas calurosos la elevada temperatura de la casa puede suponer un inconveniente, lo que hará necesaria la utilización del aire acondicionado. Es por ello que esta orientación está más recomendada para lugares más fríos y con menos horas de sol.
La orientación este es la que en términos generales favorece una climatización más equilibrada, ya que el sol incide de forma directa todo el año en la fachada durante la mañana, pero deja de hacerlo a partir del mediodía, lo que impide que un excesivo calor se acumule en la vivienda durante la tarde. Esta orientación permite, por tanto, que no se produzca un gasto energético excesivo en ningún momento del año, que reciba luz solar en invierno y que las tardes y noches del verano no sean demasiado calurosas.
Cuando una vivienda está orientada al oeste la luz directa incidirá a partir del mediodía y durante toda la tarde, lo que en climas cálidos puede provocar un sobrecalentamiento del inmueble en las horas centrales del día que puede mantenerse por la tarde y por la noche, por lo que no está recomendada para localizaciones septentrionales.
Existe otro factor que también es tenido en cuenta en la tasación de una casa y que influye en las consecuencias de la orientación del inmueble: la altura. Cuanto más elevada sea la planta en que se encuentra situada la vivienda, mayor será la cantidad de luz solar que reciba.
Por este motivo, una mayor altura implica una temperatura más elevada en el inmueble y una mejor iluminación natural. Por el contrario, la existencia de edificios cercanos frente a la casa repercutirá negativamente en la cantidad de luz natural que reciba.
En algunas ubicaciones, como la costa, una determinada orientación puede además influir considerablemente en las vistas de la vivienda y por tanto en su precio.
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