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R.P.
Miércoles, 1 de julio 2020, 08:48
No es lo más habitual, pero está claro que alquilar una casa entraña ciertos riesgos para propietarios e inquilinos. Sin embargo, suelen ser los primeros quienes, llegado el momento, se llevan la peor parte. En muchos casos esto se traduce en desperfectos en la vivienda, impagos reiterados o similares. ¿Significa esto que hay que renunciar a obtener una rentabilidad por ese inmueble que acabas de heredar, has dejado de necesitar o te ha seducido como opción para invertir? Nada más lejos de la realidad.
Si bien es cierto que existen pueden darse ciertos inconvenientes, también hay otros tantos mecanismos que puedes poner en práctica para afrontar situaciones inesperadas, resolver malentendidos o atajar comportamientos que no beneficiarán en absoluto a tu condición de propietario ni a tu casa en alquiler.
- Impago en el alquiler
De entre los muchos quebraderos de cabeza que puede ocasionar un inquilino conflictivo, el impago del alquiler al propietario suele ser un miedo recurrente. Aunque desde el primer mes de retraso pueden comenzar las reclamaciones, lo cierto es que resolver la situación puede llevar meses.
- Adiós a la fianza
Con independencia de si son uno, dos o tres los meses acordados de fianza, este es otro punto que a la larga puede resultar conflictivo. Hay que recordar que esta cantidad es una garantía para que, en caso de daños a la finalización del contrato de alquiler, el propietario pueda llevar a cabo las reparaciones oportunas. Sin embargo, hay inquilinos que, una vez comunicada la decisión de abandonar el inmueble, aprovechan para dejar de pagar el alquiler a cuenta de la fianza.
- Actividades ilícitas o molestas
Convertir la vivienda en el centro de operaciones de una empresa clandestina, hacer fiestas hasta altas horas de la madrugada, ser escenario de problemas de limpieza y salubridad… ¿Te imaginas? Sí, estas y otras muchas situaciones pueden presentarse con unos inquilinos conflictivos, aunque para tu tranquilidad, debes saber que la Ley de Arrendamientos Urbanos señala estos comportamientos como motivos para rescindir el contrato de alquiler.
- Problemas de convivencia
Además de en el interior de la propiedad, los inquilinos pueden ocasionar problemas de convivencia en el bloque de viviendas. Ruidos, comportamientos inapropiados, falta de respeto a las normas de convivencia… En estos casos, la propia comunidad de propietarios puede exigir al propietario del inmueble la resolución del conflicto ocasionado por sus arrendatarios.
- Daños en la vivienda
Otro de los temores habituales de cualquier propietario es el estado de su vivienda una vez resuelto el contrato de arrendamiento. Cerraduras rotas, puertas destrozadas, muebles deteriorados, instalaciones dañadas… En los casos más extremos, un inquilino conflictivo puede ocasionar daños que sumen varios miles de euros en reparaciones.
- Obras inesperadas
Las obras realizadas sin el consentimiento expreso y por escrito del propietario tampoco están permitidas en una vivienda de alquiler. Sin embargo, es otro de los problemas que pueden ocasionar los inquilinos que, en todo caso, una vez abandonen la vivienda, deberían retornar la misma al estado anterior a las obras.
- Subarrendamiento de la vivienda
Estudiantes y trabajadores son público habitual del mercado de los pisos compartidos, pero España es el país de la picaresca. Al margen de estos inmuebles compartidos 'en origen' y de manera legal, subarrendar una vivienda es la fórmula elegida por algunos inquilinos para aliviar su inversión en el alquiler. Sin embargo, salvo que exista consentimiento explícito del arrendatario por escrito (incluido en el contrato de arrendamiento), este puede ser otro motivo para rescindir el acuerdo con el inquilino.
-Incumplimiento de cláusulas del contrato
El contrato de alquiler hace de marco legal para el desarrollo de la relación entre arrendatario y arrendador en el tiempo que dure el acuerdo. El documento suscrito entre las partes establece los derechos y obligaciones de cada uno de ellos, aunque de puertas para dentro, algunos inquilinos se saltan a la torera ciertas cláusulas. Desde animales no permitidos hasta visitas más largas de lo habitual, son muchas las especificaciones que puede recoger el contrato. Obviarlas, sin embargo, es algo más frecuente de lo que cabría esperar.
-Entrega de llaves
Una vez finalizada la relación contractual entre arrendatario y arrendador, el escenario ideal es que el primero devuelva las llaves al segundo. Todo ello se prevé en un acto en el que ambos suscriban un documento indicando las condiciones en las que se entrega y recibe la vivienda, el estado del pago de las cantidades pendientes o no por parte del inquilino, lo que ocurre con la fianza y si existen o no daños en el inmueble. Para evitar sorpresas, conviene contar con testigos imparciales, porque si la cosa no transcurre con normalidad y el inquilino decide no firmar el documento de mínimos, es posible que haya que emprender acciones legales en las que el testimonio de los presentes será clave.
Aunque la puntualidad en el pago del alquiler es uno de los deseos de cualquier propietario, son muchas las situaciones comprometidas a las que habrás de enfrentarte si das con unos inquilinos conflictivos. ¿Hay que resignarse? ¿Iniciar una batalla legal? ¿Buscar el asesoramiento de un experto? Lo cierto es que no existe una única vía. De hecho, conviene ir agotando las opciones antes de embarcarse en procesos que pueden tardar meses en resolverse.
En la mayoría de los casos, la vía del diálogo es el primer paso. En ocasiones, una llamada de atención sobre los comportamientos inadecuados de tu inquilino, las quejas trasladadas por los vecinos o el recuerdo de las cláusulas firmadas en el contrato pueden ser suficiente para encauzar la relación. Sin embargo, para cuestiones más graves como impagos, desperfectos u obras no autorizadas, entre otras, es posible que debas recurrir a métodos más contundentes. El envío de un burofax poniendo sobre aviso al inquilino al respecto de tus reclamaciones será el paso previo al inicio de las acciones legales oportunas para resolver la situación.
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