Abascal, en Covadonga: «Los ganaderos no pueden ser víctimas de políticas impulsadas por urbanitas»

El líder de Vox se ha comprometido en Asturias a ayudar al sector ganadero si llega al gobierno y a impulsar un plan de gestión y de control del lobo. «Los ganaderos no pueden ser víctimas de políticas impulsadas por urbanitas que no han pisado jamás el campo y que se piensan que estas montañas son un parque temático». En estos términos se ha referido Abascal a la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre).

El presidente de Vox ha dicho que la posición de su formación en este asunto será la de ayudar a todos aquellos que viven en el campo y que conocen los montes. «Nosotros creemos que tiene que convivir la naturaleza, la biodiversidad, pero también la ganadería y vamos a hacer todo lo posible para que eso sea así y para que haya un plan de gestión y de control del lobo», ha insistido.

Santiago Abascal comenzó su recorrido con una ofrenda floral a la Virgen de Covadonga en la Santa Cueva, donde recibió la bienvenida de Adolfo Mariño, abad de Covadonga, y acto seguido se desplazó, entre gritos de «¡presidente!» y un sinfín de fotos y 'selfies', hasta las puertas de la basílica, donde precisamente iniciaron hace cuatro años su campaña electoral con el objetivo de ofrecer una alternativa «frente a una izquierda que se estaba entregando al pacto con todos los enemigos de España». «No fuimos escuchados entonces», ha recordado Abascal, «y hoy estamos mucho peor. Hoy vemos que el PSOE no sólo va a pactar con los amigos de los terroristas, sino que va a hacerlo directamente con los terroristas. Con esos 44 criminales que están en las listas de Bildu, a quien 'se ha incorporado a la dirección del Estado' en palabras del anterior vicepresidente (Pablo Iglesias)», remarcó.

A su juicio, no hay duda de que Pedro Sánchez «ha comprado su sillón en la Moncloa pactando con todos los enemigos de España». «Los de dentro y los de fuera; los separatistas, los terroristas, los que quieren invadir Ceuta y Melilla, los que nos lanzan la inmigración ilegal y los que insultan la historia de España en América pero luego son recibidos aquí con alfombra roja y se les entrega el collar de Isabel la Católica», recriminó, asegurando que, frente a eso, Vox sigue ofreciendo una alternativa a todos los españoles. Eso sí, esta vez, lo hacen con una «gigantesca preocupación». ¿El motivo? Que el PP, el otro partido que podría participar de esa alternativa de la derecha, «parece que sólo tiene la propuesta de que gobierne el partido más votado», haciendo referencia a las palabras que el líder del Partido Popular, Alberto Núñez-Feijóo, pronunció el pasado viernes en Valencia: «Nosotros no vamos a gobernar perdiendo. Nosotros sólo vamos a gobernar ganando».

Para Vox, eso se traduce en «que gobierne el PSOE con Bildu» pese a las mayorías alternativas que pudiera haber. En ese sentido, Abascal aseguró que se van a «mantener firmes, tendiendo la mano, apelando al sentido común y pidiendo una rectificación» ante lo que consideran una «postura suicida» por parte del Partido Popular. «Creemos que los españoles tienen que tener esperanza y no pueden ser abandonados ante la posibilidad que se pueda descabalgar al socialismo de las instituciones con la suma de otras fuerzas políticas», aseveró Abascal.

Asimismo, denunció que en algunos lugares el PP les está imponiendo «líneas rojas socialistas para poder pactar con nosotros». A la espera de ver «con qué Partido Popular hablamos», el líder de Vox ha augura que «probablemente nos podamos entender mejor con algunos líderes regionales antes que con la dirección nacional, que está, ciertamente, muy confusa».

En lo que a su estrategia política se refiere de cara a establecer alianzas, indicó que «nosotros vamos a someternos al veredicto de las urnas y vamos a hacer que nuestros votos sean respetados. La experiencia que hemos tenido hasta ahora es que, cuando estamos fuera de los gobiernos, los pactos no son cumplidos», como ha ocurrido, por ejemplo, en Andalucía y Madrid, y reivindicó el modelo de Castilla y León como ejemplo de gobierno de coalición que, pese a tener desacuerdos y dificultades, «está funcionando».