Borrar
Los representantes de las ocho formaciones, durante el acto organizado por la Plataforma Tabacalera en la Casa del Chino de Cimavilla. JORGE PETEIRO
El futuro de Tabacalera: usos culturales, equipamiento de barrio o residencia

El futuro de Tabacalera: usos culturales, equipamiento de barrio o residencia

La plataforma ciudadana creada en Cimavilla para reclamar un destino claro para el edificio organizó un encuentro en que los partidos presentaron sus proyectos

IVÁN VILLAR

GIJÓN.

Domingo, 12 de mayo 2019, 06:54

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Definir un destino para la antigua fábrica de tabacos es una de las grandes cuentas pendientes de la actual Corporación, que no ha logrado llegar a un acuerdo sobre el plan de usos pese a los estudios y procesos participativos desarrollados durante el actual mandato, en paralelo a unas obras de consolidación del edificio que están llegando ya a su final. Para intentar despejar incógnitas, la Plataforma Tabacalera organizó ayer un encuentro en la Casa del Chino de Cimavilla para conocer las propuestas concretas de cada partido. Ocho formaciones que concurren a las elecciones municipales acudieron a la cita, de la que el PSOE excusó su ausencia, justificada por la suspensión de todos sus actos de campaña tras la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba. Durante el acto, que se prolongó casi dos horas, cuatro candidatos a la Alcaldía y representantes de otras cuatro listas plantearon soluciones que van desde un uso meramente museístico a otros que incluyan también espacios para la industria creativa y cultural o los servicios propios de un centro municipal integrado. Hubo además propuestas más alejadas de las que se han venido escuchando los últimos años en torno a este proyecto, como su uso con fines residenciales.

El director del Centro Municipal de Empresas y número cuatro de la candidatura de Foro, Rubén González Hidalgo, defendió frente a las críticas de otros intervinientes y del propio público el proceso de consulta y participación desarrollado por el actual gobierno municipal y en el que él mismo jugó un papel clave.

«Lo pusimos en marcha con el convencimiento de que no había que hacer un Calatrava, ni algo opaco, sino que el edificio debía mantener un diálogo con su entorno y entender la lógica de su barrio y de la ciudad». Añadió que se trabajó «a partir de la base del plan de usos de 2009, que plantea un complejo museístico formal, para construir sobre él y trascender más allá de la visión clásica de museo».

Tras señalar que aún quedan siete meses para que concluyan las obras de consolidación, apuntó que la Fundación Municipal de Cultura «sigue teniendo unas necesidades muy específicas» en lo que respecta al almacenamiento de sus colecciones, hoy en las antiguas naves de Piti. «Mantenemos la idea de ponerlas en el sótano y ahí darles un mantenimiento adecuado». También para la planta «rige el proyecto original, con un uso arqueológico y de servicios asociados al espacio». Ya en las plantas superiores, González Hidalgo habló de «una parte expositiva, pero donde cabe una evolución del concepto de museo para que además de mostrar sirva de elemento para el desarrollo de la industria creativa». Puso como ejemplo «la residencia de proyectos o la dotación de un 'centro maker'. También las familias pueden acudir a interactuar y, a través de procesos creativos y tecnología, lograr un desarrollo cultural. Ahora estamos educando a la gente para hacer las mismas tareas que pueden hacer las máquinas y debemos impulsar proyectos basados en la creatividad, que den trabajo a los humanos».

En paralelo, apuntó que el programa de Foro contempla «una línea de incentivos para rehabilitar locales adyacentes a Tabacalera a los que puedan ir los proyectos que se consoliden dentro». En lo que respecta al inmueble de nueva planta que hay proyectado junto al edificio histórico, y que se desarrollaría en una fase posterior, apuntó que una vez descartada la posibilidad de trasladar allí el Museo Piñole «cabe una parte más cívica, de equipamiento de barrio», aprovechando su sala polivalente con capacidad para 400 personas. También se llevarían allí las oficinas del Festival Internacional de Cine.

La número 3 de Podemos-Equo, Alba González, criticó la falta de claridad que ha habido estos años en torno al edificio, «que primero era para un museo, a mitad de camino se giró a otro lugar, de repente se abrió a la participación ciudadana y luego volvía a ser un museo otra vez». Recordó que su formación «nunca ha defendido que sea exactamente un museo de la ciudad». Aunque remarcó que en algunos casos las obras ya realizadas condicionan su uso en ese sentido y además «existe una realidad patrimonial que debe ponerse en valor y deberá mostrarse», como los restos arqueológicos de época romana o las partes que reflejan sus diferentes etapas históricas como convento y fábrica de tabacos. Se haría «especial énfasis en el papel de las cigarreras, la industrialización y el movimiento obrero, porque no todas las ciudades tienen una historia de las mujeres obreras como la que tiene Gijón con este edificio».

Miedo a la gentrificación

Añadió en cualquier caso que junto a ese uso museístico «hay que dar cabida a esa dimensión cultural, ciudadana y participada que permita que Tabacalera sea un centro relacionado con lo que tanto la plataforma, como las consultas ciudadanas han arrojado. No debería ser tan difícil hallar una fórmula que nos permita aunar todas las necesidades planteadas por el barrio. Todo es compatible, y cuando decimos eso no es solo para regalar los oídos de nadie». La representante de la formación morada manifestó la necesidad de «hacer frente al monstruo de la gentrificación de Cimavilla, que está ahí».

Para Alberto López-Asenjo, candidato del PP a la Alcaldía, un ejemplo a seguir con Tabacalera es el Disseny Hub de Barcelona, que está transformando el histórico barrio del Poblenou en un Distrito de la Innovación. «Nosotros también pensamos que todo es compatible. Y hay muchas ideas, como radicar ahí el Museo de la Ciudad, que es importante, pero dada la capacidad que tiene el edificio también podemos abrirlo a centros de innovación, de desarrollo y de potenciación de la cultura», citó. Destacó la necesidad de que las asociaciones «también puedan decidir lo que se hace» y de que desde la administración «se haga un estudio previo que defina cuáles son las posibilidades en las que se puede trabajar, para que luego la ciudadanía pueda elegir». Planteó, por otra parte, la transformación de la Casa Natal de Jovellanos en un Museo de la Ilustración.

La concejala Ana Castaño, número dos de la coalición IU-Izquierda Asturiana, lamentó «la falta de liderazgo» que ha habido este tiempo desde el Ayuntamiento y «los vaivenes» del proceso participativo, para mostrarse después partidaria de su uso como Museo de Gijón, «porque ahora tenemos dos edificios que albergan colecciones de bellas artes, el Piñole y la Casa Natal Jovellanos, que no reúnen las condiciones ni para mantener, ni para exhibir, ni para ampliar toda la obra artística que tiene la ciudad perdida en sus almacenes». Destacó, en respuesta a las críticas de la Plataforma Tabacalera a este uso, que «los museos no son algo polvoriento y obsoleto, sino que estén llenos de vida y en ellos caben charlas, visitas, conciertos... No imagino que este no fuera a tener una estrecha relación con el barrio». Se preguntó si todos los proyectos de los que se habla en relación con las industrias culturales y creativas «no podrían ir a Cristasa» y si el Piñole «no podría ser la sede que irradie todos los procesos de participación de la ciudad».

La número 3 de Ciudadanos, Ana Isabel Menéndez, señaló que en la idea de su partido tienen cabida al mismo tiempo un centro cultural de proximidad para el barrio, un espacio expositivo «que con la ayuda del propio inmueble cuente el pasado, el presente y el futuro de la ciudad», otro dedicado a la creación cultural, un centro de producción especializado en la industria artesanal y los oficios tradicionales y un espacio para la comisión de festejos de Cimavilla.

El candidato de Vox, Eladio de la Concha, presentó una propuesta muy alejada de las del resto de partidos, apostando por convertir el edificio en «una residencia intergeneracional» en la que tengan cabida estudiantes y personas mayores que se valgan por sí mismas «y tengan aún grandes capacidades y ambiciones en la vida». Contaría entre otros servicios con cocina y piscina. Junto a ello, una biblioteca especializada en investigación y 'salas de lucidez' que sirvan «para el emprendimiento». Defendió que así se evitarían además nuevos gastos para la ciudad.

David Alonso, candidato de Por Gijón, también abogó por conjugar un equipamiento «ciudadano y de proximidad» con la recuperación del patrimonio arqueológico, industrial y social y «una factoría de producción artística para profesionales y aficionados», huyendo de concepciones como la del museo tradicional. Llucía Fernández, de Andecha, abogó por «un museo de la ciudad, pero no algo estático sino tan vivo como los que hay en Europa», y combinarlo con espacios autogestionados, uno de ellos orientado a la juventud, y locales de ensayo y de creación.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios