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GRADA

Un día de Reyes único: al fútbol con los niños

Tras el parón por Navidades, el fútbol español volverá en torno al Día de Reyes. Una festividad siempre especial para los más pequeños que cobrará una nueva dimensión con la posibilidad de ir al estadio para animar a su equipo favorito

Javier Brizuela

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Las vacaciones navideñas tienen un marcado sentido familiar. Son días que giran alrededor de la unión con los seres queridos, con continuos planes que ayudan a estrechar esa unión. Uno de esos planes es el fútbol. LaLiga Santander y LaLiga 1|2|3 son espectáculos de primer nivel mundial del que disfrutan padres e hijos. Las políticas de seguridad desarrolladas por LaLiga propician la asistencia masiva de los pequeños de cada casa. Cuesta imaginar un regalo de Reyes mejor para esos niños que un partido de su equipo favorito.

Un equipo que cuenta con una legión de incondicionales de todas las edades es el Málaga C.F. Uno de ellos, Jesús Ballesteros (39 años) va a La Rosaleda con su hija Emma, de seis. Ambos son abonados. En el caso de su hija, desde esta temporada. La creciente afición al fútbol de la pequeña le llevó a sacar un abono infantil para la presente campaña. 

“El año pasado fui con ella a algunos partidos, y se lo pasó muy bien, así que decidí hacerla socia abonada para esta temporada. Cuando le llegó la carta del Málaga a su nombre, con el abono, se puso como loca. Colgó la carta en la pared de su habitación”, comenta Jesús, que va al estadio en buena compañía. Dos amigos con sus respectivos hijos (Pablo y Adriana) conforman la comitiva de fieles que se ubica en el Fondo Norte de La Rosaleda. “El ambiente nos gusta mucho. Al campo van siempre cerca de 20.000 aficionados”, describe. 

La rápida evolución de Emma como seguidora del Málaga se entiende a través de las anécdotas que cuenta su progenitor. “Mi hija, cuando era muy pequeña, decía que la pantalla de nuestra televisión era verde, porque siempre estaba puesto un partido de fútbol”, relata con una sonrisa. “La primera vez que la llevé a La Rosaleda era un partido ante el Espanyol. La lástima es que se quedó dormida, pero es comprensible porque era al mediodía y estábamos bajo el sol malagueño”.

Jesus Ballesteros comenta lo siguiente sobre Emma: “Mi hija, cuando era muy pequeña, decía que la pantalla de nuestra televisión era verde, porque siempre estaba puesto un partido de fútbol”

De ver la pantalla verde y quedarse dormida en el campo pasó a ser la seguidora con más moral. “El año pasado, en un partido contra el Deportivo, íbamos perdiendo 1-2. Todo el mundo a nuestro alrededor estaba callado. Ella era la única que animaba y me preguntaba por qué nadie más lo hacía. La gente se reía con ella. El caso es que al final remontamos y ganamos 3-2”, recuerda Jesús, natural de la localidad de Torre de Benagalbón. Él también tiene su propia historia: “El primer partido que vi en vivo fue contra el Castellón, con 8 o 9 años. Me hice abonado la temporada 1999/00, con el Málaga recién ascendido a LaLiga Santander. Para sacarme el abono me gasté casi todo el dinero que había ganado trabajando en la Feria”. 

El 6 de enero, Málaga y Reus se medirán en La Rosaleda en la 20ª jornada de LaLiga 1|2|3. Jesús y Emma esperan asistir con sus acompañantes habituales. Una victoria sería otra pincelada de magia en el Día de Reyes de la ciudad andaluza. 

De La Rosaleda a Butarque

Más de 500 kilómetros en carretera separan Málaga y Leganés. En el Estadio Municipal de Butarque, Pilar Alonso y Juanma Flores llevan 12 años animando al equipo de su ciudad. En ocasiones, su implicación ha excedido los límites del aficionado convencional. “Por ejemplo, cuando el Leganés era mucho más modesto, ayudamos a quitar nieve de los asientos de Butarque en invierno”, destaca Pilar. Junto con su marido, ha transmitido la fiebre ‘pepinera’ a sus dos hijos: Diego (7 años) y Hugo (2). Los cuatro tienen sus localidades en la fila 3 debajo del marcador, la zona en la que se colocan los socios más antiguos del Leganés.

“El ambiente en Butarque siempre ha sido muy familiar y cercano. Junto a nosotros se sienta una persona mayor, que para mi hijo Diego es el ‘Abuelo del Leganés’. Es muy cariñoso con él. Y en el camino desde nuestra casa al estadio nos vamos uniendo a montones de aficionados. Es una sensación muy emocionante”, expone Pilar.

La comunión entre los seguidores del ‘Lega’, y de estos con el equipo, genera un torrente de emociones, sobre todo en estos años de sueños junto a los mejores clubes de España. “A mi hijo mayor le impactó mucho la fiesta que se montó en la Plaza Mayor de Leganés cuando subimos a LaLiga Santander. Más recientemente, los dos lloraron un montón cuando se despidieron del club Garitano y Mantovani”, dice. Los 7 años de Diego ya le permiten tener sus propios ídolos futbolísticos. Pilar lo explica con dos escenas: “El Día del Deporte de Leganés, en junio, se hizo una foto con Garitano. El entrenador fue muy simpático. Además, otro día coincidimos con los jugadores cuando fueron a donar sangre. Diego se quería hacer una foto con Mantovani, pero le daba mucha vergüenza acercarse a él. Estaba bloqueado. Fue Mantovani el que le preguntó, con mucha gracia, si quería hacerse una foto con él”.

Nuevo Anoeta, vieja pasión por la Real Sociedad

Anoeta es la nueva parada de esta particular travesía que, iniciada en el sur, alcanza el norte del país. Las costumbres, el carácter y la cultura son diferentes, pero la pasión por su equipo de LaLiga Santander lo iguala todo.   

“Mis hijos, Iñigo (22 años) y Xabi (15) son socios de la Real Sociedad desde que nacieron”, comienza Kike Marín, donostiarra afincado en Madrid. Circunstancia que no impide que se acerque al estadio de la Real con Iñigo y Xabi cuando tiene ocasión: “Al principio tenían localidades en uno de los fondos, pero en cuanto pude los llevé conmigo a tribuna, donde tengo un abono con otros amigos. Ahora, con la remodelación de Anoeta, nos hemos cambiado de localidad para estar más cerca del campo”. 

“Mis hijos, Iñigo (22 años) y Xabi (15) son socios de la Real Sociedad desde que nacieron”, comenta Kike Marín, donostiarra afincado en Madrid.

A Xabi le ha convencido la reforma en el estadio: “El público es mucho más cercano a los jugadores y el campo tiene mucho más ambiente. Los accesos son mejores también”. Iñigo completa las explicaciones: “Con la nueva grada de animación y sin las pistas de atletismo el ambiente es mucho mejor. También se nota al ver los partidos por televisión”. Dentro de sus vivencias como seguidores de la Real, los dos hermanos recuerdan con especial cariño el ascenso a LaLiga Santander del año 2010. Xabi destaca además la clasificación para la fase de grupos de la UEFA Champions League (contra el Olympique de Lyon, en agosto de 2013). Iñigo, por su parte, se queda con el partido en Riazor en el que la Real Sociedad certificó el cuarto puesto en LaLiga Santander (temporada 2012/13). También comparten el gusto por Vallecas, su estadio madrileño favorito: “Nos gusta mucho el buen rollo que hay entre las aficiones. Te tratan fenomenal, estés en la grada visitante o en la local”. 

De regreso a Anoeta, la comodidad y la seguridad de la instalación permiten una experiencia completa los días de partido. “Les gusta ir al campo con tiempo para ver el ambiente y hacerse fotos. Como no podemos ir todo lo que nos gustaría yo creo que lo disfrutan aún más. Cuando eran muy pequeños era curioso ver su cara de sorpresa con cada cosa que pasaba, por ejemplo cuando había goles y se tiraban los cohetes”, evoca Kike, que guarda en la memoria varias imágenes de los inicios de sus hijos como realistas. “El mayor salió una vez al campo con el equipo. Canal + le hizo un reportaje para El Día Después. En el reportaje aparecía chutando un balón y en brazos de Kovacevic. Al pequeño le llevé una vez a Vallecas y, como era el único niño que salió con la Real, se hizo la foto él solo con todo el equipo”. De nuevo Vallecas como punto de referencia en el álbum futbolístico de la familia.

El Sadar como regalo de Reyes

Tras Málaga, Leganés y San Sebastián, el recorrido acaba en Pamplona. Lucas Goñi (6 años) todavía no ha ido a El Sadar, pero su padre Carlos ha decidido que esa situación no puede durar mucho más tiempo. El Día de Reyes, contra el Cádiz, es la fecha marcada para el estreno de Lucas, con camiseta y bufanda incluidas. 

Lucas Goñi (6 años) todavía no ha ido a El Sadar, pero su padre Carlos ha decidido que esa situación no puede durar mucho más tiempo. El Día de Reyes, contra el Cádiz, es la fecha marcada para el estreno de Lucas, con camiseta y bufanda incluidas.

Carlos se hizo socio abonado de Osasuna cuando tenía 20 años. Mientras estudiaba en la Universidad, tuvo la bendita oportunidad de saborear en vivo varios de los mejores momentos de la historia del conjunto navarro: “Me tocaron los años gloriosos: cuarto puesto de LaLiga Santander, final de la Copa del Rey, previa de Champions League, semifinales de la Copa de la UEFA…”. Afirma que no ha tenido que hacer ningún esfuerzo especial para traspasar la pasión rojilla a su primogénito: “Al ‘peque’ no he tenido que inculcarle nada. Los únicos partidos que veo ahora son los de Osasuna, así que ha sido el plan que hemos hecho juntos varias veces”.

Los sentimientos del joven aficionado, unidos a la inocencia propia de la edad, generan situaciones divertidas con frecuencia. Carlos las narra entre risas: “Ahora juego en un torneo de fútbol sala. Él se piensa que juego en Osasuna, así que siempre, durante los partidos, me pregunta que por qué no salgo en la tele. Además, cuando se enfada conmigo, como su madre es madrileña, me dice ‘Hala Madrid, Hala Madrid’ para fastidiarme. O me dice que es del Athletic. Pero fuera de casa siempre dice que es de Osasuna, así que por ese lado me quedo tranquilo”.

El fútbol como uno de los hilos conductores en la relación entre padre e hijo, tiene, como en tantos otros casos, precedentes en el árbol genealógico: “Mi padre también ha sido socio muchos años”, concluye Carlos. Las temporadas y las personas pasan, pero el sentimiento de pertenencia permanece. O se intensifica generación tras generación.  

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