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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Martes, 21 de noviembre 2017, 01:04
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Es una película fruto de un taller de actores y no puede ser exhibida en salas comerciales, solo en festivales. 'En attendant les barbares', la última cinta del francés Eugène Green, ha vivido en Gijón su 'première' mundial y eso que era una novia muy codiciada por otros festivales. Pero la relación de Green con el equipo del FICX hizo posible el estreno de una película que reflexiona sobre la barbarie y que mira hacia el arte y la literatura, con imagen, sí, pero sobre todo, con palabras, con muchas palabras.
«La palabra juega un rol esencial, es algo casi existencial», apunta el director francés, que subraya que para él es la vía que le permite vehicular la relación con el pasado. Porque en sus trabajos, el pasado siempre es también un elemento imprescindible. «En mis películas empleo la fuerza viva del pasado como una fuerza viva del presente», asegura, en un intento de hacer comprender que mirar atrás es la manera de entender el hoy, que la enseñanza del tiempo queda ahí. «Quiero hacer comprender que hay un pasado que nos formó y que está presente a través de la memoria histórica», anota. Va aún más allá y concluye que en estos tiempos convulsos que nos ha tocado vivir, quizá las soluciones estén en los libros de Historia. «En el pasado podemos encontrar soluciones a los problemas presentes».
Eugène Green viajó a Gijón para defender su última obra acompañado por varios intérpretes de la película, resultado de un encargo para realizar un taller de actores de interpretación no psicológica. Venía ya de una exitosa experiencia previa el director galo en una línea parecida, pero en esta ocasión quiso que el trabajo se convirtiera en obra cinematográfica. Y a los participantes del taller les ha marcado la experiencia con Green. Choé Chevaliez lo tiene claro: «Desde el punto de vista del actor, lo que más me impresionó fue la idea de recibir el guion la víspera y al día siguiente comenzar a trabajar en la dicción y en la línea de musicalidad de la frase». Fue un trabajo duro pero que mereció la pena, que se ha destapado aún mejor de lo previsto al verlo en pantalla grande. Marine Chesnais, otra de las actrices, vio por vez primera el domingo en pantalla grande la pieza de la que fue partícipe. Entonces, decía ayer, entendió muchas cosas: «Al ver la película lo primero que pensé fue en la inteligencia de Green, al visionarla montada se observa la esencia del juego psicológico», afirma. Destaca que de su mano ha descubierto «la belleza de lo básico», la verdad que se destila del trabajo con planos muy cortos, de confiar en el cuerpo, en la presencia corporal y en el propio guion. «Nada perturba la palabra», concluye la actriz y bailarina francesa.
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