Guillaume Brac es el director de la película que ayer inauguró el Festival de Cine de Gijón. e

«En la pequeña pantalla, cine y series corren el riesgo de diluirse»

Guillaume Brac Director de 'Al abordaje'  ·

«El confinamiento ha sido estéril para mí, mis películas nacen de encuentros, de lugares, de la vida y he echado de menos todo eso»

m. f. antuña

Sábado, 21 de noviembre 2020, 01:47

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Es 'Al abordaje', la cinta que ayer inauguró el FICX, el cuarto largometraje de Guillaume Brac (París, 1977) y es un proyecto de personajes y de personas, de relaciones, con tono ligero y de comedia que tiene también algo de retrato social. Hecho con actores de la Escuela de Arte Dramático de París, el guion se escribió para ellos.

–¿Por qué un guion personalizado?

–No queríamos un elenco de actores en el sentido clásico de la palabra, era demasiado violento en el contexto de una escuela. Me tomé tiempo para conocer extensamente y de manera informal a cada uno de los 30 actores de la promoción, les hice a veces preguntas muy íntimas, pero ellos también me preguntaron sobre mi formación, mi forma de trabajar, compartí con ellos mis dudas... Estas discusiones fueron muy enriquecedoras y generosas. Con una docena de ellos, los que más me tocaron y los que más estimularon mi imaginación, monté un taller unos ocho meses antes del rodaje. Les pedí que narraran su primer beso o incluso un episodio vergonzoso de su vida frente a la cámara y también frente a sus compañeros, dándoles la posibilidad de mezclar realidad y ficción. Estas historias, así como las situaciones de improvisación que les propuse, nos ayudaron a Catherine Paillé, mi coguionista, y a mí a concretar el perfil de los personajes y a dislumbrar las líneas principales de la historia.

–Y eligió la comedia. ¿Es más fácil llegar que con el drama?

–Sin duda. Pero la elección de la comedia no es de ninguna manera una estrategia para llegar al público, sino más bien un gusto por la ligereza y una desconfianza con respecto a todo lo que es demasiado serio, frontal o didáctico. No me imagino a mí mismo haciendo una película sobre eso. Me gusta que mis películas, al menos en apariencia, no tengan otro tema que el encuentro entre algunos personajes de diversos orígenes y los pequeños o grandes trastornos en sus vidas que resultan de ello.

–Pero toda comedia tiene su drama. ¿Le gusta la mezcla?

–Lo que prefiero en el cine son las rupturas de tono. Creo que eso es lo más difícil de hacer. Es el sello distintivo de grandes cineastas: Ford, Ozu, Pialat, Rohmer, Cassavetes, Renoir, Risi, Fellini...

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–¿Cree que la película tiene también algo de documentar el hoy?

–Puede que no esté en la mejor posición para responder. Lo cierto es que Francia, como territorio del cine, me fascina. Siento que este es un campo de juego y de exploración infinitos para mí. Con la excepción de un proyecto abandonado que iba a tener lugar en Ginebra, nunca tuve el deseo de ir a filmar en otro lugar. No obstante, nunca tuve ganas de hacer una película abierta y frontalmente política. Estoy demasiado interesado en mantener una cierta forma de ligereza, incluso si es solo aparente. Me gusta abordar la cuestión política sesgadamente, sin convertirlo en un tema. A veces me pregunto si las películas que no se reconocen políticas son más políticas que las que declaran serlo.

–¿Qué será la próximo? ¿Ha salido algo del confinamiento?

–Este período ha sido bastante estéril para mí desde el punto de vista creativo. Mis películas nacen a partir de encuentros, de lugares, de la vida y últimamente he echado terriblemente de menos todo eso. He tomado muchas notas y he pensado en tres o cuatro proyectos, pero ninguno se ha concretado por el momento.

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–El hoy del cine es incierto. ¿Cómo ve usted el mañana?

–No tengo la menor idea. A decir verdad, mis preocupaciones por el futuro van mucho más allá del cine.

–¿Teme que las series acaben fagocitándolo?

–Veo tres diferencias fundamentales entre el cine y las series: la experiencia de la sala, que sigue siendo única para mí. La cuestión de la puesta en escena/dirección que, en las series, todavía con demasiada frecuencia pasa a un segundo plano por detrás de la historia y los personajes. Finalmente, la concentración de una historia y emociones en un lapso de 90 a 120 minutos, y la fuerza de la elipse, que me conmueve especialmente en el cine. En cuanto al futuro, es probable que la serie siga ganando terreno y que atraiga cada vez a más grandes nombres del cine, pero mientras las salas sigan siendo importantes, económica y simbólicamente, el cine conservará su prestigio. En televisión, los dos, cine y series, corren el riesgo de diluirse uno en el otro.

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–Aquí siempre hemos envidiado la política francesa de cine.

–Somos unos privilegiados. Tenemos una gran cantidad de películas producidas cada año y una diversidad real. Pero el virtuoso sistema de apoyo a la industria creado después de la guerra al amparo de la CNC está muy amenazado, como en todo el mundo, por el poder de las plataformas, y la pandemia no ha hecho más que acelerar este proceso. Es urgente que estas últimas contribuyan a la financiación del cine. Asimismo, hay mucho trabajo por hacer en relación a la vida de las películas en las salas de cine, para evitar que las producciones más grandes acaparen todas las pantallas y las más frágiles desaparezcan tras una semana. El sistema es cada vez más violento.

–Peli inaugural de un festival 100% 'online'. ¿Duele?

–Es muy halagador y muy abstracto al tiempo. Desgraciadamente, me estoy empezando a acostumbrar porque el recorrido de la película comenzó en febrero de 2020 en Berlín, y justo después de mi regreso a Francia estalló la pandemia y cerraron los cines en muchos países. Irónicamente, ninguna de mis películas anteriores había tenido tanto éxito en festivales, pero la gran mayoría de ellos se hicieron en línea o, en todo caso, sin invitados extranjeros. Mi participación en ellos se redujo, en el mejor de los casos, a una sesión de preguntas y respuestas 'online' o un vídeo. Es triste pensar en todos estos viajes, en todos estos encuentros que no se realizaron ... Pero tal vez algunos espectadores que no hubieran tenido la posibilidad de ir a festivales han tenido acceso a mi película desde casa. Me digo eso para consolarme.

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–¿Golpea muy duro la pandemia a la cultura en su país?

–La cultura está indudablemente más protegida aquí que en España y el Gobierno ha puesto en marcha medidas de emergencia para amortiguar el impacto. Sin embargo, sigue siendo una situación muy difícil para muchos artistas, técnicos, promotores de cines, teatros, librerías, etc. Y nunca es agradable que le digan a uno que es «no esencial» para el país. Esto atestigua, en el mejor de los casos, una cierta ignorancia y, en el peor, un cierto desprecio por el arte y la cultura.

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