Elías, en la barra del Bambara preparando su recomendación. ARNALDO GARCÍA

Anchoas y sidra en sangría para combatir la resaca

Elías Sánchez, encargado del Bambara, tiene su combinación perfecta de productos asturianos para las consecuencias del alcohol

MIGUEL LLANO

Sábado, 25 de febrero 2023

La vida, llevarla bien, es un estado de ánimo. Como pinchar música y que la gente se mueva. Claro, la vida también tiene momentos duros, como «poner una canción y que no se mueva nadie». Como irte a casa de madrugada pensando que no habías bebido mucho y que al levantarte por la tarde el espejo no sepa mentirte.

Publicidad

Y ahí, de sopetón, te escupa la verdad a la cara. No habías contado con los chupitos de tequila rosa -están de moda-, de whisky y de tequila reposado, que tomaste al grito de «tómate un chupito con nosotros».

«Tienes que estar preparado para eso», para que no vaya bien una canción y «para que los espejos te den la razón». Y saber los trucos. Para solventar lo segundo, a eso de las cinco, Elías Sánchez, a la sazón, Eli Bambara, se come «un bocadillo de chorizo del Alto Aller con pan recién tostado» y vuelta a la vida.

Reivindica Elías, encargado del Bambara de Gijón y quien pone un tema tras otro durante la madrugada desde que la noche tiene memoria, que deberían abrir más los bares para el desayuno. Temprano para ir tras la noche de fiesta o de curro, que a veces es lo mismo. A esas horas para Eli, que se ha pasado la noche pinchando música, nada mejor que «un bocata de calamares o un pincho de tortilla». Lo dice él, que nunca pondrá como última canción «una de reguetón». «Soy más clásico que un 4-4-2».

Aunque, el secreto que vale la pena, se lo dijo un amigo que es «maestro resaquero. Come cosas con mucha sal». Las anchoas de Hazas son la clave. Las que le pone su amigo el Parrochín, Jorge Ramos, en su sidrería Los Pomares. Ahí, tardea a menudo y, claro, pincha.

Publicidad

«La hostelería es un gueto, somos un mundo aparte. Yo no te recomiendo echarte una novia o un novio que trabaje en esto. Vivimos en días y horarios distintos».

Eli, en ese gueto que nombra, cuando va a ver a sus amigos a sus bares lleva consigo la lenteja, que es como le llama a su altavoz portátil. Tras el café y el chupito, «cuando llega el momento en que se acaba la tertulia, porque siempre llega ese momento», pincho música. Ahí arranca. A veces pone Eros Ramazzotti, y le preguntan si tiene mal de amores, y otras , en los Pomares, el Parrochín termina cantando.

Para lograr esa comunión con el público hay que ser «muy egoísta. Pincho desde el más absoluto egoísmo, en el bar y si estoy en una casa en una fiesta también».

Eso sí, como invitado asegura ser «cojonudo. No le hago ascos al culo de ninguna botella, soy totalmente adaptable a cualquier mueble bar que haya por ahí. Si queda cerveza caliente, echamos hielo...» Eso sí.. «al día siguiente todo es matador».

Publicidad

Desde hace un tiempo ha encontrado una buena solución para esas noches que se alargan y en las que pincha Ilegales, AC/DC o los Rolling. La Sangría de «Sidra Frutos, con Trina de Manzana, vermouth rojo y blanco, algo de azúcar, manzanas y piel de naranja». Lo dice él, para pinchar «hay que ser un disfrutón. Hay que hacer que tu estado de ánimo sea positivo y se contagie», como pasa con la sidra. Que también va y se termina. Como las noches, por más que el pinchadiscos haya conseguido poner a la peña de pie.

Un 4-4-2, muy de Sabina, y vuelta a los clásicos. Tras la sangría de sidra y antes de encontrar alguna cafetería abierta temprano, siempre hay otro momento de comunión con el público que escucha las canciones que va sintiendo el DJ. La despedida, la última, la canción que cierra y prende las luces. Es una de estas, conviene tomar nota: la versión de Raphael de 'My Way'; 'Se acabó', de María Jimenez; 'Y nos dieron las 10', de Joaquín Sabina, y, últimamente, algo de Leiva, 'Como si fuera a morir mañana'. Cualquiera de estas vale. Al fin y al cabo, este dj de los de antes, sabe bien que la vida y la música pueden ser maravillosas aunque «todos los finales sean el mismo repetido».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad