Asturias en clave vegana
Los restaurantes reinterpretan a través de la innovación y la creatividad platos tradicionales, del pote asturiano a la fabada o el arroz con leche
Que en Asturias se come bien no es un secreto; que los veganos pueden descubrir la región y acercarse a sus platos tradicionales sin renunciar a su estilo de alimentación es menos conocido. Platos tan icónicos como el pote asturiano, el arroz con leche o la fabada se reintrepretan en algunos restaurantes asturianos.
El Cordial Casa Chema es punta de lanza de esa apuesta por reinterpretar la tradición y hacerla accesible a todos los paladeares, incluso de aquellos que han renunciado al consumo animal. La guisandera Joaquina Rodríguez borda las recetas más clásicas —ganó en dos ocasiones el título de Mejor fabada del Mundo— pero también se atreve a innovar para acercar los sabores de siempre a quienes reniegan de la morcilla, el chorizo o la panceta.
Creatividad e innovación son capitales para lograr tal propósito y así surge el pote vegano, que incorpora un caldo de verduras con setas shiitake alga y baby, además de embutidos veganos, también capitales en su versión vegetal de la fabada.
Nada es lo que parece. La morcilla, por ejemplo, engaña al ojo y al gusto. Lo que parece un producto cárnico es, en realidad, arroz, remolacha, cebolla, calabacín y polvo de humo. El 'chorizo' se elabora a partir de cebolla, calabacín, ajo, aceite, pimentón y seitán, también presente en el lacón.
Campeones también del mejor cachopo elaborado con ternera asturiano, elaboran uno con seitán, calabaza, calabacín, puerro, shiitake, queso rallado y zanahoria e incluso se atraven con los 'callos', que alumbran con melena de león, shiitake, Maitane, soja texturizada ,seitan y chorizo.
En El Manglar, también en Oviedo, sirven deliciosos tortos con picadillo de soja y se atreven también con las versiones de la fabada y el pote e incluso versionaron el Desarme, incorporando arroz con leche de soja y sustituyendo el bacalao de los garbanzos por alga wakame con sabor a mar y setas shitake. En Las Tablas del Campillín se atreven con los 'calamares veganos'.
