Alexandre Passaga
La historia es lo que hace única a esta región francesa, que está virando hacia vinos más ligeros, ácidos y elegantes para cumplir las demandas del mercado
José M. Requena
Sábado, 1 de noviembre 2025, 09:23
Si hay una región vitivinícola mítica en el mundo, esa es, sin duda, Burdeos. Esos vinos Grand Cru, elaborados en fantásticos châteaux, llevan siglos encandilando ... a los aficionados al vino, desde los romanos que empezaron a elaborar allí hasta los ingleses, que les dieron fama y mercado. Eso lo sabe la familia Passaga, que lleva años importando sus vinos a España. Ahora es Alexandre, segunda generación, quien visitó Asturias para presentar lo mejor de su porfolio a profesionales.
–¿Qué hace especial a los vinos de Burdeos?
–Yo creo que su historia. Es una de las principales zonas donde se ha hecho vino de calidad, ya desde la época romana, en el siglo I. Son muchos siglos de historia, con bodegas que pertenecen a las mismas familias desde cientos de años. Las bodegas son realmente palacios, castillos, esos châteaux. Esos años de historia y esa experiencia hace que sus vinos sean únicos. Y Burdeos también debe mucho a los ingleses, que lo han sabido comercializar, como hicieron con Jerez u Oporto, posicionándolo en ese mercado de vinos de calidad.
–¿Se puede llegar a tambalear esa hegemonía de los vinos de Burdeos con la aparición de nuevas zonas vitivinícolas en el mundo: cono sur, centro de Europa…?
–En el plano comercial, en España ahora mismo se habla mucho de Borgoña, donde hay vinos increíbles. Burdeos tiene una imagen por la que todo el mundo se cree que son vinos de mucha extracción, mucha potencia… Pero desde la retirada de Robert Parker, que fue durante muchos años el crítico número 1 en el mundo del vino, las bodegas han dejado de buscar lo que a él le gustaba, y volver a hacer los vinos que se hacían antes, basados en la elegancia, la acidez, mucho más accesibles desde el principio.
–Al final, es lo que está demandando el mercado: nuevos perfiles de vino, más ligeros, más frescos, con más acidez…
–Eso es. Las nuevas generaciones no quieren esperar 20 años a abrir una botella y Burdeos lo sabe y lo está haciendo. Están cambiando mucho los estilos. La gente piensa que van a ser vinos muy potentes, que secan la boca y cansan, y para nada. Las nuevas añadas sorprenden con la frescura, la fruta que aparece en esos vinos y lo accesibles que son. Yo creo que Burdeos sabe que no se puede quedar atrás, y tienen los medios para hacer todo con la máxima calidad, manteniendo no obstante esa capacidad de envejecimiento. Los vinos envejecen gracias a los taninos, la acidez y el alcohol; ahora, en vez de basarse en los taninos, lo están haciendo en la acidez, y van a envejecer igual o mejor.
–¿Los vinos de Burdeos son accesibles para todos o tienes que haber probado ya mucho para saber valorarlos?
–Para nada. Dentro de Burdeos hay 52 denominaciones, y hay estilos y precios para todo el mundo, desde el que no ha probado una copa de vino en su vida hasta el que ha bebido mucho y quiere probar cosas nuevas.
–La tendencia marca una caída de consumo, ¿cómo se puede adaptar el mundo del vino?
–Yo creo que Burdeos es la única zona que se está adaptando realmente, porque es la única que puede ajustar sus precios. Las grandes bodegas de Burdeos se venden en avanzada, cuando el vino aún está en barrica; ahora mismo se está vendiendo la añada 2024, y hemos visto grandes bajadas, de hasta el 30%, en grandes vinos. Esto es algo único de Burdeos, saber ajustarse al mercado y sus demandas.
–¿Hacia dónde va el futuro del vino de Burdeos?
–Lo estamos viendo: hacia ese nuevo estilo de vinos más accesibles desde el inicio. Creo que son ciclos, igual en unos años volvemos a la potencia, pero ahora mismo estamos yendo hacia vinos frescos y descubrir nuevas zonas. Ya se hacen grandes vinos en todos los lados, y son mucho más accesibles. Lo importante es sacar partido del terroir, vender historias y darle sentido a los vinos.
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