Chupar la cabeza de las gambas es peligroso para tu salud: ¿mito o realidad?
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición se ha pronunciado al respecto
A. S. GONZÁLEZ
Oviedo
Domingo, 25 de diciembre 2022, 11:26
Gambas, langostinos, cigalas y demás crustáceos tomarán estas navidades la mesa envueltas en la tradición de las fiestas. Son días de festines en los que el marisco y las grandes carnes saltan de los fogones al plato. No es casualidad que el Día Mundial de la Gamba se haya celebrado estos días, concretamente el pasado miércoles 21 de diciembre.
Para disfrutar de este bocado marino, no hacen falta demasiados ingredientes. A la plancha o hervidas son siempre una buena opción pero también lucen integradas en infinidad de recetas: desde el tartar de gamba roja y mayonesa de kimchi , a la ensalada blanca o convertidos en corazón de los delicados 'dimsums' del siempre inspirado Rodrigo Roza. El triestrellado Quique Dacosta ofrece este truco para limpiar las gambas sin abrirlas.
¿Y qué pasa con sus cabezas? Seguro que alguna vez has escuchado que rechupetearlas para absorber todo su sabor es perjudicial. ¿Mito o realidad?
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda limitar «en la medida de lo posible» el consumo de carne oscura que hay en la cabeza de los crustáceos ya que contiene cadmio, un metal pesado tóxico para el riñón que puede causar insuficiencia renal, demineralización osea y , además, tiene potencial cancerígeno.
El compuesto se encuentra presente, fundamentalmente es las vísceras de los animales, aunque también en cereales, verduras, frutos secos y legumbre, patatas, y productos cárnicos. La presencia de cadmio en los productos alimenticios no es uniforme y varía en función de la ubicación geográfica.
Quien chupa una cabeza de gamba ingiere cuatro veces más cadmio que quien disfruta únicamente del cuerpo. La cantidad por si sola, no sería preocupante, el problema radica en el efecto acumulativo. Su presencia en el hígado o el riñón se prolonga entre 10 y 30 años.
«El consumo de estas partes puede conducir a una exposición inaceptable de cadmio», en especial cuando se ingiere habitualmente, sugiere la AESAN. Chupar la cabeza de los crustáceos podría, pues, hacerse como algo puntual pero el hábito exige moderación.