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José y Carlos Argüelles, frente a un tonel hecho por ellos a partir de madera de castaño asturiano. CAROLINA SANTOS
«De diez toneles iguales pueden salir diez bebidas diferentes»

«De diez toneles iguales pueden salir diez bebidas diferentes»

De su nave de Breceña (Villaviciosa) salen barricas hechas en Asturias con destino a Argentina, Estados Unidos, México y Rusia

POR JESSICA M. PUGA

Jueves, 9 de mayo 2019, 17:40

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José y Carlos Argüelles presumen de ser los últimos maestros toneleros del mundo. En su Breceña natal tienen su nave, Carpintería y Tonelería Hermanos Argüelles, en la que reciben llamadas demandando sus servicios procedentes de toda España y también del extranjero. La labor de esta cuarta generación de artesanos comienza en el bosque, donde hacen un seguimiento detallado de la madera que quieren trabajar, y, a veces, concluye en la bodega que solicitó su servicios. A ella se desplazan para terminar de montar y 'curar' los toneles que salen de sus laboriosas manos. La bebida que requiere pasar un tiempo en barrica depende, en buena parte, de su tarea. Aquí detallan cuánto y explican cómo trabajan.

Dos años para un tonel. «Fabricar un tonel no nos lleva más de tres días, pero antes de llegar a este paso ha habido un proceso larguísimo, el cual comienza en el bosque, donde seleccionamos los árboles. Estos pasan una media de 20 meses secando. Hacemos todo el proceso de forma natural, nada de pasar la madera por secaderos, lo que nos obliga a ser muy cautos. Para empezar, debemos tener en cuenta en qué zona está creciendo el árbol y en qué suelo. Después, controlamos cómo se está aserrando la madera y la dejamos secar. Llegado el momento de la fabricación, hacemos otra selección de madera, pues pueden haber aparecido imperfecciones. Tenemos que mirar que los poros sean cerrados y que no haya grietas antes de ponernos manos a la obra».

No todos los árboles sirven. «Trabajamos, generalmente, con madera de castaño y roble. Después, hacemos alguna prueba con cerezo, pero, ojo, que todos los árboles del bosque no sirven. Intentamos que toda la madera que trabajamos sea asturiana. Con esta hacemos toneles para vino, sidra, whisky, cerveza... Lo que nos pidan. En Asturias trabajamos más con sidra porque hay más cantidad, pero más que la elaboración de nuevas piezas se trata de conservar las que ya hay. Con el vino pasa al revés, pues rotan más los depósitos: una bodega los cambia cada seis u ocho años de media, si bien los nuestros tienen una durabilidad mayor».

Cada árbol es único. «No hay ninguna fórmula matemática que adelante cómo saldrá una bebida tras pasar determinado tiempo en una u otra madera. Es que este paso es mucho más complejo de lo que parece, porque entran en juego, por un lado, las características propias de la bebida y, por otro, las del tonel, el cual lleva madera de muchos árboles, cada uno con sus particularidades. Podemos hacer diez toneles con la misma madera y sacar de ellos diez bebidas diferentes aun utilizando la misma materia prima. Serán similares, sí, pero tendrán matices.

El vino permite dejar volar la imaginación. «Aunque no haya reglas establecidas, sí que hay algunas directrices generales que se pueden tener en cuenta. En el vino, por ejemplo, podemos cerrar un poco el abanico de posibilidades en función de la variedad de uva a trabajar, pero aún así habrá sorpresas. El vino admite más juego que la sidra, la cual no utiliza tostados ni requiere de aportes especiales. La mejor norma para intentar llevarlo todo lo más controlado posible es que existe un trabajo en equipo entre los toneleros y la otra parte, sea bodega, lagar o lo que sea».

Asturias, líder maderera. «Tenemos la mejor madera y el mejor suelo de Europa para árbol autóctono, liderazgo compartido con el norte de León y Galicia, y en cambio, la producción se ha ido perdiendo. Por suerte, ahora parece que se empieza a recuperar, pero no al ritmo que nosotros quisiéramos, ni mucho menos. Si ahora mismo nos llamasen para un gran proyecto no podríamos aceptarlo porque no tenemos materia prima. En Asturias se está abandonando todo, empezando a contar por el sector primario, y eso es un gran error. Nos llevamos dedicando a la madera desde muy niños y cuando empezamos a enfocar el negocio todos aquí nos decían que estábamos locos, mientras que en el País Vasco nos animaban a trasladarnos. No lo hicimos solo porque la 'tierrina' nos tira».

Asturias, al teléfono. «Nosotros no nos tenemos que fijar en lo que hacen las fábricas para mejorar, sino que debemos estar en contacto con las bebidas que hacemos y hablar con la gente con la que trabajamos para que nos digan qué quieren. Recibimos encargos de todas las zonas vitivinícolas de España y de Estados Unidos, México, Dinamarca, Francia, Italia, Rusia y Argentina. Lo que demandan es nuestra labor artesana, la cual se está perdiendo».

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