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El mierense Saúl Torrado, ganador del concurso Mejor Joven Talento by Abril 2024. E. C.

Saúl Torrado, Mejor Joven Talento de Cocina 2024

«Saber cocinar no es coger una receta y replicarla»

El mierense que estudia en el IES Valle de Aller ve su futuro inmediato en la docencia: «Las escuelas enseñan las bases de todo y a entender por qué pasan las cosas»

Viernes, 29 de marzo 2024, 01:00

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El Mejor Joven Talento de Cocina 2024 es asturiano. Saúl Torrado (Mieres, 1994), que estudia segundo curso del ciclo superior en el IES Valle de Aller, en Moreda, ganó el concurso –organizado por Aceites Abril– con un postre que llamó 'Mousse de Abril' y llevaba queso gamonéu y miel. Participaron 23 alumnos de 13 centros y en la final cocinaron siete: cuatro gallegos, una vasca –que quedó segunda–, un leonés y el mierense, que es también pastelero y músico. Y una semana después, alcanzó la semifinal de Protur Chef 2024, como su compañero Sergio Donaire. No para.

–Lo primero, enhorabuena. ¿Cómo fue la final?

–Fui más tranquilo de lo que pensaba, sobre todo porque no iba para ganar, y más viendo el nivel del resto de participantes. Sabía que mi plato era bueno y quería probarme. Llevé pan de maíz de la panadería La Vienesa de Mieres y empecé haciendo el bizcocho financier y el crumble de frambuesa porque tenía que meterlo al horno y que enfriase. Los tiempos de cocinado eran muy justos; el principal problema que tuve por eso fue con la congelación y la descongelación, pero sabía que iba a ser así y en la final lo pude solventar bien, aunque desmoldase a cinco minutos de tener que presentar.

–¿Por qué escogió hacer un postre?

–Porque fui a lo seguro, a lo que sé hacer. Estudié pastelería en el Gremio de Confiteros, el Iteppa, y trabajé un año en Rialto y dos con Jonathan [González] en Cabo Busto. Las bases de este concurso establecían que había que hacer un plato utilizando, mínimo, dos aceites de oliva de la marca Abril; yo utilicé tres. Y había que incluir dos ingredientes que estén amparados por una denominación de origen o una indicación geográfica protegida; yo utilicé queso Gamonéu del valle y miel de Asturias, de La Puela.

–¿Estudiar cocina ahora es un complemento?

–Me quiero dedicar a la docencia, así que decidí cursar cocina porque va muy de la mano de la pastelería y para aprender más y formarme mejor. Es que mientras trabajaba en Rialto fui profesor auxiliar en el Gremio, me gustó mucho y empecé a mirar las opciones que tenía de trabajar de ello.

–El suyo es un perfil diferente. ¿Tuvo claro su futuro en la enseñanza el primer día de clase?

–Es que iba feliz a enseñar a los chavales. De ver que consigues que otros saquen cosas y de cómo cada alumno es totalmente diferente. Además, también soy músico –parte del grupo de rock Maverick–, por lo que disponer de los fines de semana es goloso. Yo quiero hacer al contrario que la mayoría: primero sacarme lo de profesor y, con la vida encarrilada y un colchón, abrir algo propio.

–¿Profesor de qué, en concreto?

–Una vez que entras, puedes serlo de todo. Yo tiraría por la pastelería, seguramente.

–El IES Valle de Aller es muy proactivo. ¿Desde dentro, perciben esa motivación extra que les dan para participar en concursos?

–Sí, mucho. Víctor [Pérez], nuestro tutor y profesor, siempre nos avisa de los concursos que hay y no como una sugerencia, sino que insiste para que nos apuntemos (Ríe). Es lógico porque, al final, el IES Valle de Aller es muy pequeñito (tiene 280 alumnos entre E.S.O, Bachiller y Formación Profesional). Cuando la gente piensa en estudiar cocina se decanta por Oviedo, Gijón e incluso Pravia y muy pocos piensan en Moreda, así que los concursos son una forma de decir 'estamos aquí, no hace falta irte para aprender, destacar y participar en estas cosas'.

–¿Qué aportan los concursos a quienes participan?

–Los concursos motivan y te dan la oportunidad de desarrollar la imaginación, que es de las partes que a mí me parecen más guapas, saber que hay unas bases y tienes que pensar qué puedes hacer que las cumpla y esté rico. Es muy divertido, yo me lo paso genial y me encanta el proceso desde que lees los requisitos hasta que sacas lo que quieres presentar.

–¿Qué da una escuela?

–Las bases de todo y entender por qué pasan las cosas y las razones para trabajar de una forma y no de otra. Es que esto no es coger una receta y replicarla, hay que pensar qué lleva, por qué y las razones para que sea así. En pastelería, que es todo más exacto, yo al menos lo percibo mucho más. ¿Por qué una pieza de carne se usa para guisar y otra vuelta y vuelta, qué son los fondos y cómo se preparan...? Una vez que sabes las bases, simplificándolo mucho, es todo igual. Y la escuela también enseña a trabajar con orden y limpieza.

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