Fernando Farpón. Speltastur Escanda Asturiana
«Estamos muy cerca de tener una IGP de harina de escanda asturiana»El proyecto que salvó una variedad de trigo que «quitó mucha fame en Asturias» cumple 25 años con más de 600 hectáreas cultivadas en España y presencia internacional
Hace 25 años, Fernando Farpón se propuso «rescatar» la escanda, pues «el primer trigo panificable que se conoce, autóctono de Asturias, se estaba perdiendo». En 2001 se constituye su empresa, Speltastur, un proyecto familiar fundado con su hermano Amador, su compañera María y la hermana de esta, Carmen. Hoy, trabajan 11 personas, casi la mitad son de la misma familia, incluida ya la segunda generación, y no paran de crecer.
–¿Qué hacía hace 25 años?
–Presidía la sociedad mixta de Promoción Turística de Lena. Cada vez que iba al Núcleo de Turismo Rural Valle Zureda, me fijaba en una huertina de escanda que había. Me llamó la atención porque la recordaba de crío, pero ya no se veía ni se hablaba de ello. Ahí, en 1998, nos concienciamos de que se estaba extinguiendo una variedad única en el mundo, un trigo autóctono del que proceden los trigos actuales.
–¿Y qué hace?
–Había que estudiarlo bien, así que me desvié del tema turístico y me centré en este. Empezamos a hacer estudios técnicos, de producción y de mercado. No fue fácil porque no había referencias nacionales y tuvimos que salir a buscarlas a Suiza y Alemania. Ahí ya tuvimos todas las certezas de que se trataba de algo muy importante, un alimento fundamental, un cereal que lleva documentado en lo que hoy es Asturias más de 2.000 años y que quitó mucha fame. A fin de cuentas, es el único trigo que se da debido a nuestras condiciones climáticas.
–¿Cuánta escanda podía haber sembradas entonces?
–En toda Asturias no había ni tres hectáreas, estábamos en un punto muy crítico. Empezamos a multiplicar las semillas, tarea larga porque había muy pocas, y a los tres años empezamos a comercializar.
–Con los años pasaron a asumir todo el proceso, incluso los productos elaborados y su distribución.
–Todo ha sido por necesidad. Empezamos con la siembra y recolección, y tuvimos que dedicarnos al descascarillado y selección de grano para la fabricación de harina. La escanda es una línea pura de trigo, una variedad antigua que no se descascarilla con cosechadora como las actuales, que están muy cruzadas para lograr altos rendimientos y facilitar el trabajo. Hay que hacerlo con máquinas específicas.
–¿Cuántas hectáreas tienen actualmente?
–Es un cultivo anual; de lo que cogemos en julio y agosto dependemos todo el año. Tenemos 30 y pico hectáreas propias, fundamentalmente en vegas de Pravia, y hace años nos vimos en la obligación de sacar la semilla fuera de Asturias porque no se puede depender solo de una zona geográfica, que viene un mal año y nos hunde. Llegamos a acuerdos con agricultores en ecológico de Aragón, Cantabria, País Vasco y las dos castillas. En total, trabajamos entre 600 y 700 hectáreas, lo que supone unas 1.200 toneladas, aunque casi el 50% es cascarilla. Eso sí, se aprovecha absolutamente todo para abono y pienso.
–¿Qué pedirá cuando sople la vela del cumpleaños?
–Seguimos trabajando en la constitución de una IGP de la harina de escanda asturiana y fomentando el consumo a nivel nacional e internacional. Ya empezamos a exportar a Europa, a algún país árabe y a Uruguay.
–¿La IGP amparará lo que traigan de fuera de Asturias?
–Primero peleamos por una DOP que salió fallida porque se solicitó que contemplara grano, harina y pan, y Europa la rechazó diciendo que no se podía dar a varios productos distintos. Ahora vamos por la IGP, que puede contemplar las semillas de escanda asturiana que se produzcan fuera de Asturias siempre que sea semilla de aquí y que la fabricación de la harina sea regional. Aquí, por desgracia, hay pocas molinerías. Sería similar al chosco, que los cerdos con los que se elabora pueden haberse criado fuera del Principado.
