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RamónCoalla (a la derecha) junto a dos productores en los que confía: Roberto Oliván, un joven viticultor de bodegas Tentenublo, una novedad en Coalla, y María Cardín, de El Gaitero, de los que disponen desde hace décadas de su amplia gama de productos.

Sesenta años de una tienda icónica

Coalla, uno de los establecimientos gourmet más reconocidos, cumple seis décadas con la mirada puesta en la internacionalización

Miguel Llano

Jueves, 17 de diciembre 2015, 01:48

Una de las tiendas icónicas en lo gastronómico en Asturias es Coalla. Afincada en Gijon y ahora también en Oviedo, recibe cada día cientos de visitas que buscan aquí algo más. Pueden ser amantes de los vinos o gourmets que quieren disfrutar de productos que se encuentran en pocos lugares. Hasta llegar hasta aquí, con tiendas donde se puede probar el vino, pedir unos trozos de un queso que uno ha visto en la cámara o abrirse una botella de champagne y compartir, han pasado muchos años:cuarenta.

Fue en 1975 cuando José Coalla, habría su propio negocio en Gijón, después de haber trabajado y aprendido en casa de su tío, José Cimavilla. Era una tienda clásica, «de las de toda la vida», donde se apuntaba y se vendía hasta «la pasta de dientes a granel», cuentan como anécdota. Fue un negocio próspero, «a base de mucho trabajo», de José Coalla y su mujer, Elisa Bango. Un negocio que con el paso de los años supo evolucionar.

El actual propietario, Ramón Coalla, hijo de los fundadores, tenía inquietudes y decidió que los vinos serían importantes en el negocio. Se asoció con Javier Zaeta y, «a base de equivocarse», fueron creando una distribuidora de vinos que hoy opera en todo el territorio nacional y más de veinte países. Por aquel entonces, con el relevo generacional en marcha, Coalla decidió dejar de vender productos que ya incorporaban los supermercados y buscar aquellos productos que a ellos les gustaban:«Pequeños productores que hacen las cosas muy bien y que tienen realmente una gran relación entre calidad y precio».

Al principio, como todos los principios, fue duro:«Comprábamos un palé de vinos y no lo vendíamos. Llamamos a muchas puertas y fuimos, poco a poco, haciéndonos un nombre». Buscábamos los vinos que nos interesaban para distribuirlos y poco a poco determinadas bodegas comenzaron a querer que nosotros distribuyéramos sus vinos».

Ahora, en sus tiendas se pueden degustar sus productos:«No es una novedad; hace 30 años ya se hacía. Lo importante sigue siendo el producto, cuidarlo y ofrecer siempre el mejor y en su mejor momento». Su objetivo es el mismo: seguir evolucionando: «Hay que ir con los tiempos; queremos continuar con la internacionalización, exportar vinos cada vez a más países, crecer en internet y ofrecer cada vez un mejor servicio».

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