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Lunes, 6 de agosto 2018, 04:46
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En muchas ocasiones, cuando acudimos a comer a un restaurante, queremos saber si las croquetas o las natillas que nos están sirviendo son caseras. También muchas de esas veces la respuesta de los camareros es «sí, por supuesto». No te fies, ya que pueden estar haciendo uso de la quinta gama, una práctica que, tal y como explica el crítico gastronómico del periódico ABC Carlos Maribona, consiste en ofrecer platos como caseros, cuando en realidad son precocinados.
Según Maribona, la quinta gama se extiende como la pólvora en múltiples restaurantes y uno de los ejemplos más sonados son las croquetas, ofrecidas como caseras cuando no lo son, a pesar de que puedan ser de calidad.
Los experos ofrecen algunos consejos para no dejarte engañar y detectar la mentira. Por ejemplo, cuando carnes y pescados se ofrecen siempre con salsas, o cuando el producto principal llega ya mezclado con la salsa y la guarnición pueden constituir detalles en los que la quinta gama entra en juego.
Las cartas kilométricas, con productos de cualquier temporada y platos de nombres sofisticados, son otro indicio. Hay que tener cuidado con lo «tradicional». Las lentejas estofadas o las albóndigas con tomate también pueden ser de quinta gama.
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