Secciones
Servicios
Destacamos
Luis Antonio Alías
Lunes, 26 de enero 2015, 18:56
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Poco antes de que la calle Cervantes e Independencia confluyan, está la Taberna del Zurdo, nombre que enuncia dos verdades del barquero: la de taberna, aunque en versión moderna por decoración y contenidos, y la de zurdo, que su propietario y cocinero se maneja mejor con la izquierda que con la diestra.
Un local moderno, y más en una parte de Oviedo la del cine Ayala que ejerció de Piccadilly ovetense allá por la década de los años sesenta y sembró vanguardias sus alrededores, debe ofrecer un ambiente ecléctico, desahogado, pero con detalles personales identificativos, y también marcar un perfecto equilibrio entre la informalidad y la seriedad.
En esa línea, igual cuidado y merecimiento reciben el vino y la tapina del Ángelus, que la comida a media luz con champagne en la cubitera.
El resultado es evidente. La zona de taburetes y repisas, la bodega acristalada, los paneles con ocas y gochu (proveedores habituales de la casa), los comedores intimistas y las demás materialidades y comodidades, sirven para un objetivo: servir junto a vinos adecuados raciones medidas, variadas e intercambiables. Una cocina cabe decirlo aunque suene a ONG sin fronteras y de kilómetro cero, donde la cebolla, el tomate, la patata, el xatu o el pixín gastan madreña mientras bailan perfectamente con el jengibre, la soja, la tempura o el guacamole; los nachos pueden hundirse provechosamente en crema de afuegal pitu y la carbayonísima carne gobernada reciclarse como bocadillo crujiente y frutal.
Yal mencionar la carne gobernada, recordar que recibió el Vetusta de Oro del actual 2014, precedido por el primer premio del Campeonato de Pinchos de Asturias, y así una colección de galardones locales, naciones e internacionales que nunca deben poner ni quitar nada a la hora del juicio y el disfrute comensal, pero que indudablemente animan, allanan y popularizan.
Describiendo arte y parte de guisos para bocados que buscan halagar por igual instantes de vista, golpes de olfato y persistencias de gusto también sensaciones de tacto que presentaciones hay óptimas para dedos el lingote de oro aumenta sus quilates combinando bajo la dorada superficie los kilates del foie y el chocolate blanco en una combinación densa, golosa y persistente. Y si bien casi todo merece prueba y momento, el arroz con verduritas y afuegal pitu, o el risotto con boletus y parmesano poseen el punto impecable y reconocible de quien respiró y cocinó bastantes temporadas ante el Mediterráneo.
Carnes como el solomillo de ternera asturiana y queso La Peral, el roast beef acompañado de su canónico y apimentado puré cremoso de patata o las brochetas de xatu teriyaki siguen la misma línea de enlazar la garantía kilómetro 0, predilección por consumir lo que el entorno natural brinda, y las anchas universalidades de la globalidad. Puede comprobarse con la Ensalada César al estilo propio, con la asturianía concertada del salpicón de bugre, langostinos y manzana fresca, con el brownie, con la tarta helada de queso y frambuesa y con la caramelizada crema de arroz con leche.
Se debe leer la carta, que suelen contener poesía lírica, y preguntar y atender las sugerencias a viva voz, que suelen sonar igualmente a poesía lírica y las aporta el día, el mercado y la puntual, aunque crónica, inspiración .
Rodrigo, carbayón sin precedentes hosteleros formado en la escuela de San Pol del Mar (la villa costera de doña Carmen Ruscalleda) y posteriormente profesionalizado al integrar los equipos de Arzak y Adriá, prepara ocurrencias para cada jornada, lo que multiplica la posibilidad de paladear una amplia, diversa y colorida escala de impresiones.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.