Merendero de Anzó
Si se porta mejor que abril, ahora, recién estrenado mayo, mes de sol y florecimientos, hay que disfrutar de este merendero entre peñas, presas, bosques y desfiladeros
Anzó es, al mismo tiempo, aldea mínima, merendero, restaurante, asador de corderos a la estaca, balcón sobre bosques y sierras, intermedio entre los lagos embalsados de Tanes y Rioseco y uno de los centros (entre los múltiples centros) que el Paraíso Natural depara. El día de la visita, los cuatro elementos de Empédocles, origen de todas las cosas, agua, tierra, fuego y aire, se unían con evidencia palpable: agua formando espacios lacustres, tierra fértil, alta y pujante, fuego guisando lentamente corderos a la estaca, y aire claro, diáfano, aromático, salutífero, que baja de las sierras altas, quebradas y magníficamente desorientadas de Sobrescobio.
Merendero de Anzó
-
Dirección: Lugar de Anzó (Sobrescobio)
-
Teléfono: 985 60 92 15
-
Propietarios, sala y cocina: Sergio Sánchez Fonseca y Paula Cantalapiedra Lantero
-
Web: https://www.facebook.com/elmerenderodeanzo
Sobre praderías ceñidas por un muro que se abre para darnos paso, el restaurante merendero extiende mesas y sombrillas ante su panera, hórreo, local de juegos, galería acristalada, galería soportalada, guisadero, fuente, enramadas y setos florales. Y un resto de sierras filosas y gargantas angostas.
Sergio y Paula, que lo trabajan con entusiasmo comprensible, relatan su razón y creación. Cuenta Sergio que «Juan y Lucía, mis padres, minero él, maestra ella, tenían un fin de semana aquí y hará treinta y tres años compraron el terreno, antiguos laboratorios de las presas. Luego montaron un amplio merendero donde el cordero a la estaca se convirtiera en especialidad». Y así permanece jueves, sábados y domingos.
Cabritu guisau con patatinos y pimientos
Ingredientes:
4 trozos grandes y jugosos de pierna y costilla. 1 diente de ajo. 2 cebollas.1 pimiento rojo. 1 pimiento verde. 1 ajo puerro, 1 zanahoria, 1 ramín de perejil, 1 hoja de laurel, tomillo, pimienta negra molida. vino blanco, brandy, fino y ½ kilo de patatinos.
Doramos los trozos de cabrito en el aceite de oliva muy caliente y los retiramos a una tartera. En el aceite de la fritura, con el fuego ya al mínimo y rebajada la temperatura, sofreímos el ajo, las cebollas, los pimientos rojo y verde y la zanahoria, todo muy menudo y picadino. A continuación, añadimos el perejil igualmente picado. Luego, rehogamos bastante y especiamos con tomillo, laurel y pimienta negra. Volvemos a rehogar y esperamos que la salsa unifique y densifique. Seguidamente, la pasamos por el pasapurés y devolvemos a la tartera. Distribuimos en ella los trozos de cabrito, los regamos con un vaso de vino blanco, una copa de brandy y un chorro de fino. Entonces, dejamos que se haga muy lentamente durante una hora y media o dos horas. Servimos en compañía de los patatinos, primero fritos en aceite a fuego bajo para que queden tiernos por dentro y dándoles al final un buen golpe de calor que los deje con el exterior crujiente. Y adornamos con pimiento rojo.
Sergio lo vivió y lo ayudó desde los catorce años. La sucesión, pues, se preparó larga y lentamente y tuvo en Higinio un maestro asador necesario. Y con Paula el futuro quedó asegurado. Y no hablamos sólo de estacas, también de guisos sobre chapa como las croquetas, la fabada, el pote, el cabritu, las carnes de jabalí o venado, el cachopo, los chorizos a la sidra, los callos, la merluza, el bacalao, el lenguado y los cortes de vacuno más apetitosos.
'Si marzo mayea, mayo marcea'. No ha sido el caso. Se anuncia pues un mayo espléndido que Anzó magnifica. Y si no, mantengamos la esperanza: refrán arraigado en el concejo es que 'Mayo nublado y Junio claro, / sacan la cosecha de todo el año'. Da igual, el merendero de Anzó disfruta de cosecha perpetua.