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Pedro Iván Castrillo 'Peyo', en el restaurante. Hugo Álvarez
El Solanu
ALDEA DEL SOLANU (NAVA)

El Solanu

Tras una cuesta y varias campas, encontramos una aldea en solanera y un restaurante que luce, sabe y se agradece

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Viernes, 13 de julio 2018, 18:19

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Llegar tiene su pequeño intríngulis, aunque de fácil solución. Por las afueras de la parroquia del Remedio, que «ye caminín p'a embaxu», al paso de Nacional, viniendo de Pola y entre unas cuantas viejas casonas alineadas, nada más avistar la gasolinera tomaremos un camino asfaltado que sube empinado y casi por sorpresa. Pondremos la primera, al menos en automóviles casi treintañeros, y recorreremos laderas y curvas entre vacas y pomaradas, mientras el arroyo Solanu labra el valle fértil y profundo. Repetimos en plan Barrio Sésamo:a la derecha si venimos de Pola, a la izquierda de abordarlo por Nava y el occidente. Demoraremos poco, unos cuantos minutos, antes de llegar, vuelta y reviravuelta, a la aldea del Solanu, que es entera y verdadera no obstante las remodelaciones y modernizaciones de las viviendas. Yque 'sota'l horru' hay tractores amarillos, no carros del país, y en vez de balagares, cubos de heno. Nuestro destino es una casa pintada de verde y vecina de otra intensamente azul: los colores orientan. Tal vez en tiempos fuera hogar de muchas madreñas, tal vez cuadra o tenada; sus gruesos muros de piedra y alguna ventanita enmarcada de sillares hablan de tiempo y reconstrucciones.

El Solanu

  • Dirección: El Solanu, 10. El Solanu-El Remedio (Nava)

  • Teléfono: 985 71 80 62

  • PROPIETARIO: Ramón Díaz Velasco

  • COCINA: Pedro Iván Castrillo Nuño, Peyo

  • aYUNDANTE: Alberto Espina

  • SALA: Borja Díaz Augusto

  • DESCANSO: lunes, martes y miércoles

  • MENÚ LABORABLES: de 10 a 12 euros

  • MENÚ FINDE: 15 (s.) y 22 (d.)

  • SIDRA: Viuda de Angelón

Una de las entradas pone de dosel medio tonel, el frente abre una amplia terraza temporalmente cubierta,el interior combina piedra madera y ladrillo en su comedor de piso bajo, su comedor de piso superior y su comedorín privado para grupín:en resumen, ni grande ni pequeño, aparte de complejo, completo y recoleto.

Redondeando un paisaje adecuado a lo que anuncia, la parrilla y el horno de leña ocupan su sitio. Y el cerco metálico donde se doran, abiertos en cruz y con lentitudes de horas, los corderos a la estaca.

He aquí el escenario de contenidos. El escenario de entorno y fondo lo ponen praos en lomas, árboles con las frondas propias de San Xuan, y la sagrada sierra de Peñamayor, que guarda pozos de martirio y aguas santas, y en cuyo dominio de jabalíes y corzos nos encontramos. Eso puertas afuera.

Puertas adentro estamos en el dominio de Ramón, Moncho para los amigos que son todos, un allerano de Moreda que tras unos cuantos variados trabajos se dio cuenta que la hostelería era lo suyo, y pronto pasó de servir cafés y cañas a regentar cervecerías y cafeterías: queden El Coyote de Cerdeño y el ovetense café Buenafuente dando buen testimonio.

Y dado que el restaurante formaba parte de la evolución personal, acabó llegando. Y lo hizo con la ayuda filial y servicial de Borja y la culinaria de Peyo, que guisa platos con las tres ces: claros, clásicos y caseros. Pruébense sus deliciosas fabes con calamares, o sus cachopos de bonito, empanado de finos lomos boniteros que guardan jamón y queso suave.

«Hijo de un ingeniero de Ensidesa, se suponía que por ahí deberían ir mis pasos; de hecho empecé a trabajar en montajes de Duro y luego conduje camiones». Pero la cocina le rondaba: «Algunos amigos chefs me dejaban que les ayudara sólo para aprender, y acabé encontrando en mi suegra la mejor aliada, tanto que abandoné el resto de las ocupaciones y puse mi primer restaurante: El Patio de Peyo». Allí comenzó a guisar en serio. «Y a crear». Jubilada la suegra, e «incapaz de mantener el ritmo», pasó a dirigir fogones ajenos por Mieres, Cenera, Lugones y Siero «hasta que Moncho me ofreció acompañarle», nos dice quien además cuenta con Alberto de ayudante, de la Cuenca pasado por Suiza.

El cachopo lleva criollo, foie y cebolla caramelizada, les fayueles rellenes de mariscu mareas de delicadeza, las parrilladas justa compostura y placer digital, la tarta de afuega'l pitu pertinencia... Y El Solanu, si hay solanera, que el Nuberu últimamente pasa de volverse a Egipto, sol en plenitud para la mesa, la sobremesa, la siesta y la fresca.

Bacalao a nuestra manera

Ingredientes:

-1 lomo completo de bacalao.

- 1 pimiento verde.

- 1 pimiento rojo.

- 2 cebollas.

- 4 tomates.

- 1 patata.

- Pimientos del piquillo.

- Aceite de oliva extravirgen.

Elaboración:

1. Una vez desalado con sus horas de remojo al frío y los cambios de agua pertinentes, retiramos cuidadosamente la piel al lomo del bacalao.

2. Lo cortamos en tacos regulares que reservamos antes de cocinar.

3. Echamos en una sartén un chorrín de oliva extravirgen.

4. Cortamos finamente las cebollas y los pimientos.

5. Hacemos un pisto sofriéndolos suave y lentamente hasta que queden muy tiernos y totalmente pochadinos, con la cebolla transparente.

6. Aparte habremos triturado y sofrito los tomates unos quince minutos antes de incorporarlos al pisto de cebolla y pimiento.

7. Dejamos que todo se haga conjuntamente unos diez minutos más cuidando siempre que no queme y dándole continuas vueltas.

8. Finalmente echamos los tacos de bacalao, y dejamos que se hagan otros quince minutos revolviendo y evitando que puedan pegarse (el fuego ha de estar muy suave).

9. Emplatamos el resultado, que podemos acompañar con patas paja y pimientos del piquillo.

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