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Rosa Méndez, propietaria, y Rocío Fernández, jefa de sala, en el restaurante. JUAN CARLOS ROMÁN
CARRIO (LAVIANA)

Las Tenaes de Carrio

Las Tenaes de Carrio alberga el arte de Rosa, crecido y madurado en el ámbito familiar de este lugar de Laviana

Viernes, 29 de noviembre 2019, 17:49

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En las afueras de la capital lavianiega, donde la naturaleza va cubriendo las arqueologías mineras, entre hórreos y ablanos, allí donde la fértil vega del Nalón va poniendo sus primeras cuestas hacia Campu Caso, viven los cordobeyos, gentes de una aldea plácida y sosegada que se rodea de cordales. Peña Mayor corona un lado, Peña Mea el otro, la primera con cresta de paquidermo dormido, la otra totémica, picuda y vigilante «col so güeyu güey» o enome y redondo furacu cumbrero donde braman vientos de las dos cuencas.

Las Tenaes de Carrio

  • Dirección: Carrio (Laviana). Carrio, 37. (A 1,5 km de Pola de Laviana)

  • Tenéfono: 985 61 09 46

  • Cocina: Rosa Méndez Pescador

  • Sala: Rocío Fernández Gutiérrez

  • Apertura: 2008

  • Descanso: lunes

  • Menú laborables y sábados: 14 euros

  • Menú domingos: 27 euros

  • Tarjetas: se aceptan

Los cordobeyos son de Carrio. Les quedó el mote por bromear con los forasteros sobre sus artes de pesca. Les convencían que bastaba poner una cesta a la vera del río, y cuando pasaban salmones, truchas, anguilas o reos bastaba gritarles «cordobeyu a la guaxa», y obediente, el bicho saltaba de la corriente a la cesta. Luego les dejaban probar mientras se reían de tanta credulidad.

Aquí, mirando al camino, al valle, a los frutales y huertas, a las quintanas, a los bosques y sierras, en puertas de Redes y en pleno Paisaje Protegido, está el restaurante de Rosa llamado les Tenáes porque tenáes fueron antes de rehacerse como bajo de cocina y comedorín, y alto de comedor luminoso.

Orden, sencillez, objetos antiguos, alacenas, botelleros, un carro del país convertido en aplique, la vieja radio de la Señorita Francis, mantelinos a cuadros y el calor del hogar de la güela reconducido con intención profesional por alguien nacido en el poblado minero de Barredos, casi enfrente, y al otro lado del río, que el paseante salva cruzando el modesto puentín peatonal bajo el de Rimoria, superviviente y poderosa estructura metálica que llevara camionetas de carbón del pozu Carrio a Barredos, la localidad natal y vivencial de Rosa, nuestra protagonista.

«¿Porqué elegí la cocina? Mi padre Guillermo, que falleció siendo yo niña, era cocinero, y Teresa, mi madre, guisaba estupendamente. Cuando me casé con Quique, muy joven, acudimos a profesión tan próxima para aumentar los ingresos familiares», cuenta.

Corrían los años noventa y compraron la casa vecina. Después montaron el restaurante, uniendo la saliente solana con el torneado corredor, y creando los espacios donde sirven lo que aporta el día a día, un menú fresco, de temporada y mercado local, y unas pocas sugerencias.

Hay que disfrutar del buen afán cotidiano, «aquello de lo que puedo encargarme personalmente», recalca Rosa. Tal vez tortos con ibérico, tostas de queso de cabra y confitura de pimientos, ensaladas de verdura y fruta, pastel de morcilla con cebolla caramelizada, sopa de gallina con fideos, fréjoles con tomate y patatines, cocottes de lombarda, huevos con langostinos, fabada, pote, cocido de nabos, callos densos y alegres, cebolles rellenes a lo Conda, pixín a la plancha, lomos de bacalao sobre panaderas, entrecot con pimientos y patatas, rabo de toro, cabritu de la comarca y unos postres: volcán de chocolate con sorbete de mandarina, tarta de queso, tarta milhoja, arroz con leche, buñuelos de crema, peras al vino rellenas de helado de vainilla, helado de avellana y chocolate. Es decir, el adecuado broche de oro junto con el café de pota y el orujo.

Les Tenáes de Carrio alberga la cocina de Rosa, arte crecido y madurado en el ámbito familiar, los libros, los estudios de Gestión de Empresas en Langreo y de Hostelería en Valnalón...

¿Tendrá continuidad? Una de sus hijas, Sindy, con habilidades guisanderas, ejerce de economista. La otra, Iris, adora la repostería y trabaja de criminóloga.

Difícil parece pero nunca se sabe, que la vida da muchas vueltas. Rosa, además, es joven, y sus Tenáes van a seguir recibiéndonos gustosamente ahora y en un dilatado futuro.

Codillo a la naranja les Tenaes

Ingredientes:

- 2 codillos

- 3 cebollas

- 6 dientes de ajos

- Aceite de oliva extravirgen

- 2 naranjas (su zumo)

- 1 naranja en rodajas

- 1 cucharada de miel

- 1 guindilla

- Sal

Elaboración:

1. Ponemos a calentar aceite de oliva extravirgen en una sartén.

2. Cuando esté bien caliente, marcamos los codillos por todas sus partes.

3. Mientras, en cazuela aparte e igualmente con un chorro de oliva extravirgen, añadimos bien picadino, las cebollas y el ajo.

4. Dejamos que poche bajando el fuego al mínimo y ponemos el punto de sal.

5. Cuando esté a punto el pochado (sobre quince minutos) lo trituramos en la batidora.

6. Ya convertido en salsa, lo retornamos a la cazuela.

7. Añadimos los codillos.

8. Vertemos el zumo de naranja y la cucharada de miel,

9. Esperamos que cueza todo a fuego lento hasta que quede muy tierno (entre 45 minutos y media hora añadiendo chorrinos de agua que no rompan el hervor).

10. Durante la cocción, ponemos las rodajas de naranja a confitar con agua y licor de naranja (las utilizamos después para presentar el plato).

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