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Tres punto cero
GIJÓN

Tres punto cero

Un multiposibilidades moderno y cuidadoso que satisface amplias demandas desde el desayuno tempranero a la cena tardía

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Jueves, 15 de febrero 2018, 17:16

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Se encuentra en una esquina especialmente lucida del Pumarín gijonés, ante la plaza del Centro Municipal Gijón-Sur por un lado y, por otro, ante uno de los laterales de El Corte Inglés. La cultura y el comercio no son mala compañía en esta zona renovada que baja rápidamente hacia el nuevo cuño de Montevil por avenidas anchas y tránsitos densos. A un vecindario joven se unen oficinas, empresas, trabajadores de guante grueso y de puño blanco, compradores, usuarios cotidianos de las autovías, deportistas; en resumen, una extensa muestra de la sociedad gijonesa que encuentra aquí un rincón para la tregua, la charla, el trago y la restauración, palabra esta última contemplada por la Real Academia como reparar, renovar y poner en estimación.

¿Qué mejor definición de lo que se propone el Tres Punto Cero ordenando partes de barra y banquetas, de mesas altas, de comedor americano, y un piso inferior, el Tres Bajo Cero de salón cóctel (el lounge que los hispanos llaman musicalmente reposera) y de espacio para eventos privados?Porque los desayunos, tentempiés y meriendas están contemplados y concurridos:hay café de calidad, té de variedad, chocolate de densidad, vinos de selección, cervezas que incluyen la de bodega con sus depósitos de acero, y pastelería casera.

Tres punto cero

  • Dirección: Ramón Areces, 3. Gijón

  • Teléfono: 985 09 82 85

  • Gerente: Javier Laíns, ‘Javi’

  • Chef: Juan Enrique García

  • Sala: Verónica Vázquez y Talita Ribeiro

  • Apertura: Junio de 2012

  • Descanso: Ningún día

  • Menú semanal: 10. 50 euros

  • Medio menú: 8 euros

  • Media a la carta: 20 euros

«Varios conceptos englobados en uno solo», que así lo define Laíns, o Javi, el autor y promotor de un espacio claro, limpio, profesional y de cocina vista –entrando ya en el tema que nos importa–, pues las amplias alternativas pasan en forma de pinchos, minitapas, tapas, raciones, platos y menús a través de un chef de amplio registro, Enrique, gijonés de la Escuela de Begoña, que anduvo por Las Delicias de Nieves, por El Puerto de Miguel (¡qué dos cumbres!)por el Gallery de Urrutia –aquella gloriosa ensoñación de las vacas gordas excesiva hasta para Manhattan– y por otros de importancia como segundo de dichos maestros, y ahora como primero de sí mismo. Dotado de preparación y técnica, su obra presenta todos los formatos y libertades sin que falte lo propio y próximo, que aquí mismo, ante arquitecturas vanguardistas, pastiaben vaques y focicaben gochos entre praos, balagares y hórreos no hace demasiadas décadas.

Podemos comenzar con una ensalada de cecina con medallón de queso de cabra a la plancha, uvas pasas, crujiente de puerro y vinagreta de frutos rojos; o con unas croquetas melosas de ibérico, o con unas empanadillas de carne al estilo criollo. Las verduritas salteadas con langostinos al estilo oriental y el tataki de atún rojo con mayonesa de ajo negro, lagrima de wasabi y sus tostitas de aceite de sésamo traen vientos del Este, mientras que la milhojas de foie, queso de cabra, cebolla pochada y manzana caramelizada, y también el magret de pato con salsa de oporto e higos, ponen su punto francés. La cocina cantábrica llega con la cazuela de bacalao, langostinos y verduritas en salsa marinera y el entrecot de buey Txogitxu con caramelo de piquillos; la mestiza con el meloso de secreto ibérico, espuma de jengibre y crujiente oriental.

Las hamburguesas, especialmente cuidadas bajo el sello ‘street food’, comida de calle, de carricoche, de furgoneta, estilo oficinistas de Wall Street, pero sin colas ni escaleras por asiento, en pleno confort, dan para elegir carnes y compangos –ternera, buey, pollo, rabo de toro, panceta, quesos, cebolla caramelizada, huevo a la plancha, chutney de tomate o de manzana– igual que fajitas o cocas abiertas.

¿Dos dulces finales?El crumble de manzana con helado de limón y jengibre o el coulant de chocolate con helado del chef.

«Nací en Gijón y me crié en El Llano», comenta Javier. «Tras el bachillerato me hice topógrafo de obras, mientras aumentaba mi atracción por la hostelería y la cocina, lo contrario a la aspereza del cemento. Consumada la crisis del ladrillo, debía reinventarme o emigrar, y vi el local. O el local me vio y sedujo, antigua mueblería que decoré con líneas actuales. Y tras conseguir el equipo humano adecuado para la diversidad deseada, del copa y pincho al banquete privado, cumpliremos en pocos meses seis años de feliz brega».

Que siga; y para mí, otro cañón de cerveza bodeguera y un par de minitapas.

¿Qué visitar?

Geometrías integradas en varios pabellones ensamblados, con un frente completamente acristalado y creciente bajo salientes cornisas. Blancura interrumpida por grandes ventanales. Su aislamiento, aumentado por el zócalo que vence la inclinación del suelo, da lugar a una vestíbulo en plaza por el que accedemos a los grandes espacios interiores, con teatro, salas de exposiciones, gimnasios, polideportivo, salas de estudio, piscina, biblioteca y otras mil posibilidades. Obra del arquitecto José Luis Quidiello, fue inaugurado en el año 2002.

Cazuela de bacalao con verduritas

Ingredientes para 4 comesales

-4 lomos de bacalao

-1 zanahoria

-1 cebolla

-1 cebollino

-1 pimiento verde

-1 pimiento rojo

-1 vaso de vino blanco

-1 Tomate

-1 vaso de caldo de pescado

-Flores de coliflor

-Flores de brócoli

-1 ramín de perejil.

-4 dientes de ajo

-1 guindilla

-4 espárragos trigeros

-8 langostinos

-Aceite de oliva virgen.

-Sal

Elaboración:

1. Una vez desalado, metemos cada lomo de bacalao en una bolsa de vacio con un chorrito de aceite, la guindilla y medio diente de ajo.

2. Ya envasado al vacio lo colocamos al horno en baja temperatura (no más de 65ºC, durante 8 minutos.

3. Sacamos, abatimos (bajada rápida de temperatura en un abatidor o máquina especial para evitar bacterias)y reservamos.

4. Hacemos una marinera picando la cebolla y dos dientes de ajo que ponemos a pochar.

5. Tierno el pochado le añadimos el tomate cortado en dados, el vino blanco, el perejil y caldo de pescado;que todo cueza unos minutos.

6. Trituramos y rectificamos de sal.

7. Por otro lado salteamos en una sarten con oliva a fuego vivo, durante tres o cuatro minutos, todas las verduras citadas, previamente hechas en el horno de vapor según cada cual precise, y convenientemente troceadas.

8. A continuacion añadimos la salsa y el lomo de bacalao y reducimos durante cuatro minutos; transcurridos dos añadimos los langostinos

9. Servimos en cazuelas de hierro individuales con un poco de cebollino y perejil picados.

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