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Mario Drind, Liliana Drind, Florin Iacob y Elio Toral. PALOMA UCHA.
Sidrería Cuba
GIJÓN

Sidrería Cuba

Lleva por nombre el de la perla de las Antillas, pero funciona con el trabajo y la seriedad de un matrimonio nacido en la orilla de Danubio

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Jueves, 3 de mayo 2018, 12:06

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Quienes eligen nuestra región para trabajar, hacen precisamente eso, trabajar, igual que ahora españoles por Suecia o Irlanda. Y en una región como la nuestra, que no está para tirar cohetes, cuesta arriesgar ahorros y préstamos montando pequeños negocios, más aún cuando se añaden clichés intolerables por falsos al gentilicio rumano.

Por contra, ofrecer calidad, seriedad y economía sigue dando buenos resultados, y el creciente número de familias provenientes del viejo país dacio que abren chigres, suelen obtener grandes aceptaciones.

Cuidan el detalle. Y aunque hablan con acento, cocinan en asturiano con una fidelidad a la tradición no siempre recordada por los hijos de quienes llevaron boina y madreñes. Y ponen un empeño que siempre proporciona excelentes resultados a la hora de escanciar sidra, seleccionar fabes y compangu o pasar pescados por la plancha; todo debe saber igual o mejor que lo aprendido de la guisandera maestra o de los chigres de renombre catados.

Sidrería Cuba

  • Dirección: Calle Cuba, 15. Gijón.

  • Teléfono: 984 39 27 33.

  • Cocina: Liliana Drind.

  • Sala: Marius Alín Drind.

  • Ayudantes: Florín Iacob y Elio Toral.

  • Apertura: mayo 2016.

  • Menú laborables: 8,50 euros; sábados: 11; domingos: 13,50.

  • Sidra: Riestra.

Marius, nacido en Severín, villa del Danubio que mira a Serbia en la otra orilla, acabó derecho con honores en la universidad de Timisoara. Casado con Liliana y padres de un niño, sin demasiado futuro en la abogacía de su país natal, se fiaron de las posibilidades que compatriotas ya instalados en Gijón les comentaron e iniciaron una aventura que discurrió por las Terrazas del Peri, la sidrería Cabranes o El Asador.

«Empecé ocupándome de los hornos, y como no sabía español –dice en su perfecto castellano actual– me mandaban meter la mano dentro diciéndome '¡quema!'; tras la dolorosa broma, buscaba la palabra en un dicionario. Con anécdotas así aprendí el idioma», recuerda Marius.

¿Y la cocina? «Tuve excelentes maestras, y por otra parte, además de parecerse mucho el paisaje y el clima, también se parece la gastronomía alrededor del cerdo, la vaca, el cordero, la manzana, las legumbres y los pescados», dice Liliana.

Y nos pensamos qué elegir entre arroz con rabo de toro, arroz con carne, parrilladas de carnes o mariscos, chipirones afogáos, cachopo de setas, carrilleras, mano de gochu, pulpo o pixín amariscados, tortilla de merluza, tortilla de bacalao, bacalao con pisto y otras tentaciones, mirando nostálgicamente los oricios que ya se fueron y con ilusión el bonito cercano, cuya preparación incluye rollo, ventresca o ajillo.

¿Ycoger la antaño ya veterana Casa Martín de La Calzada, luego rebautizada Cuba por un posterior propietario?«Los trabajos en lugares diferentes y con horarios diferentes no nos permitían tener vida familiar», comentan al unísono.

El menú del día, espléndido por selección, calidad y fartuque.

Finalmente, entre otras cosas, optamos por patatines guisadas con costilla y xatin tierno y jugoso;luego aclaramos que Yantar elige sus sitios aleatoriamente, siempre abona la cuenta de forma tajante y nunca exige favor alguno a cambio.

«Siento haber tenido recelos, pero créame, somos víctimas de muchos engaños», se disculpa Marius.

Claro que le creo; nos engañan a los indígenas, no van a engañar a quienes comienzan sin apenas respaldo.

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