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Alejandra Venegas y Emilio Rubio. JORGE PETEIRO
GIJÓN

Sidrería Parrilla Ramón

Con medio siglo encima, y un lustro en nuevas y expertas manos, es un imprescindible para sus parroquianos. Y para los de otras parroquias. .

Jueves, 17 de octubre 2019

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Nos toca contar una historia de El Coto de San Nicolás en la que intervienen una moza, un mozu y el amor: él, de profesión transportista, tomaba por vecindad sus aperitivos y cafés en el bar Alejandría, que era de ella. La relación pasó de profesional a personal, y una vez formalizados sentimientos, él, Emilio, decidió dejar las rutas largas y las noches incómodas en ruta, por los días largos y los descansos breves en sala y cocina: así podrían circular juntos.

Y, así, decidieron encargarse de un histórico del barrio, la sidrería Ramón, que lleva medio siglo sirviendo potes, carnes, mariscos y pescados según los dictados de nuestra idiosincrasia culinaria, sabrosa y abierta identidad nacionaliega que no genera discusiones o enfrentamientos, sólo fraternidades.

Sidrería Parrilla Ramón

  • Dirección: Manuel Junquera, 15 - Gijón

  • Tenéfono: 985 36 95 42

  • Propietaria: Alejandra Venegas Betancourt

  • Ayudantes: Mónica Moreira e Ismael Acuña

  • Parrillero: Awais

  • Menú laborables: 10 euros

  • Menú cachopo: 15 euros

  • Descanso: ningún día

  • Sidra: Acebal y Carrascu

Si al principio la acompañante sedujo a Emilio para hacerse chigrero, pronto éste encontró en tal conversión su razón y pasión laboral, y acabó cogiendo la conocida Montera Picona, mientras Alejandra cuida el que aquí nos ocupa.

Y cuidar significa, según sus propias palabras, «cultivar una cocina de grandes y cercanas materias primas, mimar a la clientela y mantener la limpieza para que brasas y grasas nunca salgan del mínimo rincón que les corresponde. El aroma de un plato importa mucho, y debe llegar sin mezclas ni interferencias al olfato del comensal».

Cierto. El aroma de las generosas parrilladas de mariscos, o de los gruesos y mórbidos chuletones de angus merecen su disfrute inicial y la posterior caricia bocado a bocado. Igual que las parrillas de entrecot, churrasco, tira de xata, costilla de gochín y criollo. O que los garbanzos amariscados, el jabalí guisado, la chopa a la sidra, los cachopos crujientes de relleno variado y los frixuelos marineros.

En esquina, salvando suaves escalones, el desnivel de la antaño colina que da pendiente al barrio, roja de gijonesismo, con barra decorada por murales de paisajes y pipas, zona paralela de tapeo y comedor posterior, el buen trago y el buen bocado dan pie a la mejor tertulia.

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