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La taberna de Arni
OVIEDO

La taberna de Arni

Cuando tanta gente te habla bien de una taberna de barrio reciente, hay que comprobar el porqué. Y se comprueba fácil

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Jueves, 8 de marzo 2018, 12:50

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Divertida, alegre y utilitaria, vive momentos de chateos y cañas que producen ‘overbookings’ de taburetes y pie de barra, y también partidos de Liga a pasión compartida y plena de estadio televisivo.

Para encontrarlo dimos un paseo por La Florida, barrio carbayón cuyo porcentaje de gente joven, profesionales y familias recientes tirando de cochecito podría justificar un hermanamiento con el Montevil gijonés.

La taberna de Arni

  • Dirección: Calle Mateo Llana, 6. Oviedo

  • Teléfono: 985 23 57 56

  • Propietario: Argelio Suárez Méndez, ‘Arni’

  • Cocina: Nacho Santos

  • Sala: José Escandón

  • Apertura: septiembre 2008

  • Menú laborables: 10 euros

  • Descanso: lunes

  • Tarjetas:

De hecho se nota alrededor ese cierto júbilo de adolescencia urbana que debe hacer historia poco a poco, libres sus vecinos aún del ‘aquí de siempre’, si bien permanece no muy lejos alguna casuca del pasado y el armonioso ensamblaje con la Argañosa precisa de mejorías:los peores años de la crisis del ladrillo se dejaron sentir con crudeza.

Pero no hay mal que cien años dure y lo mejor siempre nos espera después. O eso dicen...

Lo ya valorable del adelante:por fondo y límite, admiramos el inmediato el Naranco y su festón de parques; por regular línea de cielo, los alineados bloques; por radio organizador, el ancho paseo principal con sus medianeras verdes y su título local de mayor vía urbana tras desbancar a Uría: eso sí, hubo que esperar ciento cincuenta años para superar la largura que unió el viejo centro y la estación de ferrocarril.

Pero nos toca hablar de La Taberna de Arni, de ‘Arni’ o Argelio y de la comida que nos ofrece para tapear y para servir directamente de la sopera al plato, desde la magistral fabada, al pote abundante y florido por llevar todo lo rico del cerdo; de los tortos con picadillo y huevo, al fantástico pulpo a la brasa sobre panaderas; de los callos pequeños y densos, a los fritos de merluza del pinchu; de los calamares en su tinta entre arroz y patatas fritas, a los bocartinos con jamón, los mejillones picantones y el cachopo de cecina, y de la paletilla de lechazo al el chuletón de buey. Aparte de tostas, revueltos, ensaladas templadas, milhojas de crema con chocolate caliente y otras tentaciones de peso o de ligereza que siempre podremos acompañar con un vino de denominación y ley.

¿Problema? El atractivo menú, la abundancia de las raciones y el moderado precio aconsejan reservar, que el local, profundo, de colores claros y precedido si el tiempo lo permite de una pequeña terraza acristalada, se llena fácilmente. Y los ‘finde’, regularmente.

Párrafo importante y diferencial: los madrugadores ya pueden tomar su primer café y bollo, a las seis y media de la mañana; los noctámbulos la espuela a las dos o dos y media de la mañana siguiente (o anterior). Y sea la hora que sea, ‘Arni’ nos cortará queso, embutido y otros caprichos propios de fames inoportunas y desubicadas.

‘Arni’, o Argelio, que parece nombre de notario, es un chico joven y simpático de la valdesana Tablizo, y lo sabe todo de cocina y barra por nacer en la tienda-chigre del pueblo, entre botellas de chatos, potes humeantes, chanclas, escobas, conservas y lo que se terciara. Se llamaba Casa Juan, la de sus padres Juan Manuel y Serafina, que además poseían ganado y tierra. Ya aprendido y entrenado en servir, escardar y catar, llegó a Oviedo y pasó por la cervecería La Imprenta, del Rosal; luego asumió responsabilidades dieciséis años en La Cava de Floro.

Finalmente, encontró su perfecto sitio en el mundo, haciendo amigos de los parroquianos y apadrinando equipos de fútbol modestos que, por cantera, base, honradez, pasión y servicio, se le parecen.

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