Vinoteca Caprichos

Nacho, recién jubilado, y su hijo Juan, en plenitud de logros, idearon hace tres lustros estos Caprichos –hoy toca el de Oviedo– que nos podemos dar a cualquier hora del día para alivio de fames y –lo principal– agasajo del gusto mediante un triple maridaje: el de hamburguesería estilosa, el de gastrotapería y el de fonda tradicional. Tres contenidos en un único espacio, el de sus interiores sosegados, elegantes, oscuros, con tapizado, barra, mesas altas y comedor posterior; por adorno botelleros, damajuanas, cerámicas, jarrones, flores, sillas sesenteras y toques tipo Avenida o Mayerling, lo que aporta un cordial acogimiento a quienes poseemos recuerdos de muchas décadas atrás. Tal cordialidad la refrendan los dueños y el personal, que saben de gracia comunicativa y distancia respetuosa.

Todo comenzó cuando ambos Acinas, viniendo de profesiones muy diferentes –distribuciones varias y gerencia de empresas informáticas– decidieron poner por castrilloneses un bar en Piedras Blancas, primer Caprichos abierto, y un Festival de la Cerveza les hizo pensar: «¿Qué tal ofrecer bebida y hamburguesas de calidad?». Y las hamburguesas multiplicaron nombres e ingredientes: buey con pepinillos (o no), huevos (o no), pimientos, jamón de mangalica, césar, kobe, bugre, barbacoa, cachopo y un largo etcétera, salsas caseras incluidas, entre pan de cristal. También revueltos de huevos, gracias de mar y monte, menús con purrusalda, salmonetes, berenjenas rellenas, carne guisada, ensaladas o (¡redoble!) fabada y cebollas rellenas.

Lo dicho, una fraternidad entre los USA, el concejo de Caso, las delicias orientales y el Cantábrico.

Premio a la Mejor Hamburgesa de Asturias el pasado y presente año, la Sexy Burguer y la longaniza de Avilés pueden compartir comanda, que variedad y seriedad compatibilizan en Caprichos.

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