Trigo o avena, ¿qué cereal es más saludable?

La elección a menudo implica renuncia pero ambos cereales pueden complementarse en la dieta

Viernes, 31 de octubre 2025

Durante mucho tiempo, el trigo ha sido rey indiscutible de la despensa. Panes, pastas y galletas que parten de su harina forman parte de la dieta cotidiana. Su cetro es indiscutible pero, en los últimos años, un nuevo protagonista se ha ganado un lugar privilegiado en la repostería, desayunos o incluso los batidos, ocupando un hueco propio en la despensa.

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La avena pisa fuerte, elevado a emblema de la alimentación consciente y sostenible y a símbolo del bienestar moderno, de lo natural y de lo saludable. No es raro encontrarla en los desayunos de deportistas, influencers y personas que buscan un estilo de vida más equilibrado.

Pero, ¿realmente mejor que el trigo? Responder a la pregunta requiere, en primera instancia, un análisis de su perfil nutricional. El cereal contiene proteínas de buena calidad, grasas saludables y una fibra especial llamada beta-glucano, conocida por ayudar a reducir el colesterol y mantener los niveles de azúcar en sangre estables. Además, produce una sensación de saciedad duradera, punto favorable para quienes buscan controlar el apetito o cuidar su peso.

El trigo, por su parte, tiene una historia milenaria y sigue siendo la base de la alimentación en gran parte del mundo. En su forma integral, es una fuente valiosa de fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el selenio y el manganeso. Su fibra, de tipo insoluble, favorece el tránsito intestinal y ayuda a mantener una digestión regular.

El problema aparece cuando el trigo se refina, como ocurre con la harina blanca, la más común. Durante el proceso pierde buena parte de sus nutrientes y su fibra, quedando como una fuente rápida de energía, pero poco duradera y menos saludable.

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La avena es también más digestiva. Contiene una proteína similar al gluten, la avenina, pero la mayoría de las personas con sensibilidad leve la tolera bien. El trigo, en cambio, es alimento prohibido para la población celíaca y puede causar hinchazón o sensación de pesadez, especialmente cuando se consume en exceso o en productos ultraprocesados.

Desde el punto de vista nutricional, ambos cereales aportan, pues, energía y nutrientes, pero de formas distintas. La avena libera la energía de manera más lenta, lo que la convierte en un aliado perfecto para quienes necesitan mantenerse activos durante la mañana o evitar picos de azúcar. El trigo integral es excelente para mantener la salud intestinal gracias a su alto contenido de fibra insoluble.

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Avena: colesterol, glucosa y más saciante

¿Cuál es mejor? Depende. Si el objetivo es reducir el colesterol, controlar la glucosa o permanecer saciado durante más tiempo, la avena es la opción ideal.

Trigo: tránsito intestinal y masas tradicionales

Si lo que necesitas es mejorar tu tránsito intestinal o preparar panes y masas tradicionales, el trigo integral sigue siendo insustituible.

Avena y trigo pueden complementarse. La primera representa la energía estable y el corazón sano; el segundo, la tradición y la fibra que mantiene al cuerpo en movimiento aunque al refinarse pierde gran parte de sus beneficios. Lo importante es elegir, en la medida de los posible, sus versiones más naturales e integrales.

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