Los motivos que han llevado a Kiko Hernández a abandonar 'Sálvame'

Desde que una conocida revista publicara unas imágenes suyas, en lo que se entendía como una actitud cariñosa con un amigo, comenzaban los rumores que el propio Kiko Hernández se encargaba de zanjar el tema a su regreso a 'Sálvame'. Tras dos meses apartado de las cámaras, tiempo en el que ha aprovechado tanto para descansar como para renovar su imagen, sometiéndose a un injerto de pelo, el colaborador volvía dispuesto a desmentir las informaciones publicadas y aclarar la relación existente entre él y el misterioso hombre, que aseguró que se trataba de algo meramente profesional.

Una situación que Kiko Hernández afrontó con la entereza que lo caracteriza, algo que no sucedió el jueves, cuando hicieron su aparición en escena sus hijas. A pesar de que las niñas tenían el rostro pixelado, como exige la ley de protección del menor, el colaborador de 'Sálvame' no pudo ocultar su enfado. Una reacción que se ha producido después de que el equipo del programa haya tratado de mostrar las contradicciones de este, que a pesar de exigir privacidad ha protagonizado diversas portadas con sus hijas.

Para él, ha sido la gota que ha colmado el vaso y ha acabado por abandonar el plató. A pesar de los esfuerzos de Jorge Javier Vázquez y Kiko Matamoros para hacerlo regresar a su silla, ha rechazado volver después de haber visto a sus hijas en las pantallas: «Ese deseo lo sabe la dirección y el productor no hay nada más que decir. He entrado en todo, no es complicado para nada, creo que he sido generoso todo los días he hablado que podía haber dicho no hablo si se toca un tema que me duele, digo: Hasta aquí, se acabó».

Y es que ni los esfuerzos de Jorge Javier Vázquez para que volviese al plató, asegurándole que habían sido cautelosos con lo que se mostraba han surtido efecto, pues Kiko Hernández se ha mostrado muy contundente en este sentido: «Hay errores que se cometen en la vida, una de ellas fue la portada de mis hijas, creo que estaba tan contento que quería enseñárselas a todo el mundo. Al cabo de unos meses, me decía todos los días que me había equivocado y no quiero que aquí, donde me cuidan, ver ese error».

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